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MENSAJE DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
PARA LOS JUEGOS OLÍMPICOS INVERNALES DE VANCOUVER

 

A monseñor J. Michael Miller
arzobispo de Vancouver

Me alegra conocer la noticia de que del 12 al 28 de febrero de 2010 se van a celebrar en la archidiócesis de Vancouver y en la diócesis de Kamloops los XXI Juegos olímpicos de invierno y los X Juegos paralímpicos de invierno. Con esta ocasión, Excelencia, le envío mis más cordiales saludos a usted y al obispo David Monroe, y mis mejores deseos para los atletas, los organizadores y los numerosos voluntarios de la comunidad que colaboran generosamente en la celebración de este significativo evento internacional.

Este acontecimiento tan importante para los atletas y para los espectadores me permite recordar que el deporte "puede dar una valiosa aportación al entendimiento pacífico entre los pueblos y contribuir a que se consolide en el mundo la nueva civilización del amor" (Juan Pablo II, Homilía, 29 de octubre de 2000, n. 2:  L'Osservatore Romano, edición en lengua española, 3 de noviembre de 2000, p. 5). A esta luz, el deporte ha de ser siempre un elemento esencial para la construcción de la paz y la amistad entre los pueblos y las naciones. Subrayo también la iniciativa ecuménica More Than Gold, orientada a ofrecer asistencia espiritual y material a los visitantes, a los participantes y a los voluntarios. Pido para que todos los que reciban este servicio se vean confirmados en su amor a Dios y al prójimo.

Con estos sentimientos, invoco de corazón abundantes bendiciones de Dios nuestro Señor para todas las personas que participen en la celebración de los XXI Juegos olímpicos de invierno y los X Juegos paralímpicos de invierno.

Vaticano, 30 de diciembre de 2009

BENEDICTO XVI



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