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DISCURSO DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
A LOS NIÑOS DE LA ACCIÓN CATÓLICA ITALIANA

Sala del Consistorio
Sábado 19 de diciembre de 2009

 

Queridos muchachos de la Acción Católica:

Os saludo con gran afecto. Para mí siempre es muy grato encontrarme con vosotros en esta cita pre-navideña, tan esperada y deseada por todos vosotros y también por mí. Saludo cordialmente al presidente nacional de la Acción católica italiana, doctor Franco Miano, y al consiliario general, monseñor Domenico Sigalini. A través de ellos, expreso mi agradecimiento a cuantos trabajan generosamente por vuestra educación religiosa y humana, dedicando tiempo y recursos personales a vuestra benemérita asociación.

Sé que este año estáis comprometidos particularmente en el tema "Estamos en onda" para poneros en comunicación con Jesús y con los demás, teniendo como referencia la imagen bíblica de Zaqueo, que se encontró con el Señor y lo acogió con alegría. También vosotros sois pequeños como Zaqueo, que se subió a un árbol porque quería ver a Jesús, pero el Señor, alzando la mirada, se dio cuenta de él en seguida, en medio de la multitud. Jesús os ve y os escucha aunque seáis pequeños, aunque a veces los adultos no os consideren como quisierais. Jesús no sólo os ve, sino que sintoniza vuestra onda, quiere quedarse con vosotros, estar con vosotros, entablar con cada uno de vosotros una fuerte amistad. Esto lo hizo naciendo en Belén y haciéndose cercano a los muchachos y a los hombres de todos los tiempos, también a cada uno de nosotros.

Queridos amigos, ante Jesús, imitad siempre el ejemplo de Zaqueo, que bajó en seguida del árbol, lo acogió lleno de alegría en su casa y ya no dejó de festejarlo. Acogedlo en vuestra vida todos los días, entre los juegos y las tareas, en las oraciones, cuando pide vuestra amistad y vuestra generosidad, cuando sois felices y cuando tenéis miedo. En Navidad, una vez más, el amigo Jesús os sale al encuentro y os llama. Es al Hijo de Dios, es al Señor a quien veis cada día en las imágenes presentes en las iglesias, en las calles, en las casas. Él os habla siempre del amor "más grande", capaz de entregarse sin límites, de traer paz y perdón.

Sólo la presencia de Jesús en vuestra vida da alegría plena, porque él es capaz de hacer siempre nuevas y bellas todas las cosas. Él no os olvida nunca. Si le decís cada día que "estáis en onda", esperad seguramente que él os llame para enviaros un mensaje de amistad y afecto. Lo hace cuando participáis en la santa misa, cuando os dedicáis al estudio, a vuestras tareas cotidianas, y cuando sabéis realizar gestos de comunión, de solidaridad, de generosidad y de amor hacia los demás. Así podréis decir a vuestros amigos, a vuestros padres, a vuestros animadores, a vuestros educadores, que habéis logrado poneros en onda con Jesús en vuestra oración, al cumplir vuestros deberes y cuando sois capaces de estar al lado de tantos muchachos y muchachas que sufren, especialmente a los que vienen de países lejanos y a menudo están abandonados, sin padres y sin amigos.

Queridos muchachos, con estos sentimientos os deseo una feliz y santa Navidad. Extiendo mi felicitación a vuestras familias y a toda la Acción católica y, encomendándoos a la protección de la Madre de Jesús, os bendigo de corazón a todos.



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