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VIAJE APOSTÓLICO DEL SANTO PADRE FRANCISCO
A CUBA, ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA
Y VISITA A LA SEDE DE LA ORGANIZACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS

(19-28 DE SEPTIEMBRE DE 2015)

RUEDA DE PRENSA
DURANTE EL VUELO DE SANTIAGO DE CUBA A WASHINGTON D.C.

Martes 22 de septiembre de 2015

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(Padre Lombardi)

Santo Padre, gracias por estar aquí con nosotros en este vuelo intermedio. Así tenemos una conversación con usted para reflexionar un poco sobre esta primera etapa del viaje a Cuba, que ha sido muy bella y comprometida.

Tenemos una lista de los colegas que han preparado algunas preguntas. Se harán en español o en italiano, y le piden que responda en español a nuestra amiga cubana, que será la primera en intervenir; pero hay otros que pedían si era posible usar también el italiano, porque, en general, lo entienden mejor […] Esta vez, el guaraní lo dejamos…

La primera pregunta la hace nuestra amiga Rosa Miriam Elizalde, del Cubadebate:

(Rosa Miriam Elizalde)

Gracias, Santidad: Ha sido verdaderamente un honor y un placer acompañarle en este viaje, y también una gran alegría. Creo que mi pregunta es un poco previsible: Me gustaría saber sus criterios sobre el embargo de los Estados Unidos a Cuba, y si hablará de esto ante el Congreso de los Estados Unidos.

(Papa Francisco)

El problema del bloqueo es parte de las negociaciones. Esto es público, ¿no es cierto? Ambos presidentes se han referido a eso, o sea, que es una cosa pública que va en camino de las buenas relaciones que se están buscando. Mi deseo es que se llegue a buen término en eso, que se llegue a un acuerdo que satisfaga las partes. Un acuerdo, ¿cierto?. Respecto a la postura de la Santa Sede sobre los bloqueos, los Papas anteriores han hablado de eso. No sólo de este. De otros casos de bloqueo. O sea, hay doctrina social de la Iglesia al respecto. Yo me refiero a esa, que es bien precisa y bien justa. Y respecto al Congreso de los Estados Unidos, el discurso lo tengo hecho. Así que no puedo decir… Pero estoy pensando bien lo que voy a decir al respecto. Pero no específicamente de ese tema, más bien, en general, el tema de los acuerdos binacionales o multinacionales, como signos de progreso en la convivencia, va por ese lado. Pero el tema en concreto –y ustedes tienen la memoria, no quiero decir “macanas”–, pero el tema en concreto no está mencionado, casi seguro que no.

(Padre Lombardi)

Ahora damos la palabra a otra Rosa: hemos comenzado con dos señoras que se llaman Rosa: es una buena señal. Rosa Flores, de la CNN: a usted la palabra. ¿Puede hacerla en italiano, posiblemente? O en español..., el Papa responde en italiano:

(Rosa Flores)

Santo Padre, buenas tardes. Soy Rosa Flores de la CNN. Hemos oído que más de 50 disidentes han sido arrestados fuera de la Nunciatura porque trataban de tener un encuentro con usted. La primera pregunta es: ¿Le gustaría encontrarse con los disidentes? Y si tuviera lugar dicho encuentro, ¿qué les diría?

(Papa Francisco)

Primero, no tengo noticias de que haya sucedido eso. No tengo ninguna noticia, lo cual quiere decir, ¿sí?, ¿no?, no sé. Directamente, no sé. Y sus dos preguntas son futuribles. ¿Me gustaría… qué sucediera? A mí me gusta encontrarme con toda la gente porque considero que, primero, toda persona es hijo de Dios, tiene derecho. Y segundo, siempre un trato con otra persona enriquece. O sea, que al futurible lo respondo así. Me gustaría encontrar con todo eso. Si usted quiere que hable algo más de los disidentes, le puedo decir algo, sí, bien concreto: de la Nunciatura, primero, estaba bien claro que yo no iba a dar audiencia, porque se pidieron audiencias, no sólo los disidentes, sino también audiencias de otros sectores, incluso de algún Jefe de Estado distinto. Yo estoy en una visita en un país y solamente a eso. O sea que no había prevista ninguna audiencia ni con los disidentes ni con otros. Y, segundo, de la Nunciatura se hicieron llamados telefónicos a algunas personas que están en esos grupos disidentes. El encargo del Nuncio era comunicarles que yo, con gusto, cuando llegara a la Catedral para el encuentro con los consagrados, saludaría a los que estaban allí. Un saludo. Eso sí existió. Ahora bien, como ninguno se identificó en el saludo, yo no sé si estaban o no estaban. Yo saludé sobre todo a los enfermos, a los que iban en silla de ruedas… Pero ninguno se ha identificado como disidente. Desde la Nunciatura se han hecho algunas llamadas para invitarles a un saludo de pasada…

(Rosa Flores)

Pero, ¿qué les diría?…

(Papa Francisco)

Ah, hija, no sé lo que les diría. Les desearía cosas buenas a todo el mundo, pero lo que uno dice le viene en el momento.

(Padre Lombardi)

Ahora tenemos a Silvia Poggioli, de la National Public Radio de los Estados Unidos, que es una gran radio de los Estados Unidos.

(Silvia Poggioli)

Perdone, quisiera preguntarle: En los decenios en que Fidel Castro ha estado en el poder, la Iglesia católica en Cuba ha sufrido mucho. Usted, en su encuentro con Fidel, ¿ha tenido la sensación de que él tal vez estaba un poco arrepentido?

(Papa Francisco)

El arrepentimiento es algo muy íntimo, una cuestión de conciencia. En el encuentro con Fidel he hablado de historias de los jesuitas conocidos, porque le he llevado como regalo también un libro del padre Llorente, muy amigo suyo, un jesuita, y también un CD con las conferencias del padre Llorente; y le he regalado también dos libros del padre Pronzato, que seguramente él apreciará. Hemos hablado de estas cosas. Hemos hablado mucho de la encíclica Laudato si’, porque él está muy interesado en este tema de la ecología. Ha sido un encuentro no tanto formal, sino espontáneo; estaba presente también la familia, mis acompañantes, mi chófer; pero nosotros estábamos un poco separados, con la mujer y él, y los otros no podían escuchar, pero estaban en el mismo ambiente. Hemos hablado de estas cosas. Mucho sobre la encíclica, porque él está muy preocupado por esto. No hemos hablado del pasado. Algo del pasado sí: del colegio de los jesuitas, de cómo eran los jesuitas, de cómo le hacían trabajar, de todo esto sí.

(Padre Lombardi)

Ahora damos la palabra a Gian Guido Vecchi, que creo que usted conoce, del Corriere della Sera, italiano:

(Gian Guido Vecchi)

Santidad, sus reflexiones, y también sus denuncias, sobre la iniquidad del sistema económico mundial, el riesgo de autodestrucción del planeta, el tráfico de armas, son también denuncias incómodas, en el sentido de que afectan a intereses muy fuertes. En la vigilia de este viaje se han hecho consideraciones bastante extravagantes –que han sido recogidas por medios muy importantes en el mundo– de sectores de la sociedad americana también, que llegaban a preguntarse si el Papa era católico… Y había habido discusiones de los que hablaban del “Papa comunista”; ahora, nada menos que si “el Papa es católico”. Ante estas consideraciones, ¿qué piensa usted?

(Papa Francisco)

Un amigo cardenal me ha contado que una señora, muy preocupada, muy católica, un poco rígida la señora, pero buena, buena, católica, fue a preguntarle si era verdad que en la Biblia se habla de un anticristo. Y él le explicó: “Está también en el Apocalipsis, ¿no?” Y siguió preguntando si era verdad que se habla de un antipapa... “Pero ¿por qué me pregunta eso?, dijo el cardenal. “Porque yo estoy segura de que el Papa Francisco es el antipapa”. “Y por qué –preguntó él–, por qué tiene esa idea? “Eh, porque no usa los zapatos rojos”. Es así, histórico… Los motivos para pensar si uno es comunista o no es comunista... Yo estoy seguro de que no he dicho una palabra más de lo que está en la Doctrina social de la Iglesia. En el otro vuelo [de retorno del viaje a América Latina], una colega suya –no sé si está aquí, me corrija– me dijo, a propósito de cuando fui a hablar a los Movimientos populares, dijo: “Usted ha tendido la mano a este Movimiento popular –así decía más o menos–, pero la Iglesia, ¿le seguirá?” Y yo le dije: “Soy yo quien sigue a la Iglesia”, y en esto creo que no me equivoco, creo que no he dicho nada que no esté en la Doctrina social de la Iglesia. Las cosas se pueden explicar. Tal vez una explicación ha dado la impresión de ser un poco más “izquierdosa”, pero sería un error de explicación. No. Mi doctrina sobre todo esto, sobre la Laudato si’, sobre el imperialismo económico y todo eso, es la de la Doctrina social de la Iglesia. Y si es necesario que yo recite el Credo, estoy dispuesto a hacerlo.

(Padre Lombardi)

Damos la palabra a Jean-Louis de la Vaissiere, de la agencia “France Presse”:

(Jean-Louis de la Vaissiere)

Buenas tardes, Santo Padre. Gracias por este viaje, siempre interesante. En el último viaje a América Latina ha criticado duramente el sistema capitalista liberal. En Cuba parece que sus críticas del sistema comunista no han sido tan severas, eran mucho más soft. ¿Por qué estas diferencias?

(Papa Francisco)

En los discursos que he pronunciado en Cuba, siempre he aludido a la Doctrina social de la Iglesia. Las cosas que se han de corregir las he dicho claramente, no “perfumadamente”, “soft”. Pero respecto a la primera parte de su pregunta: no he dicho más de lo que he escrito duramente, de lo que he escrito en la Encíclica, y también en la Evangelii gaudium, sobre el capitalismo salvaje o liberal: todo está escrito allí. No recuerdo haber dicho nada más que eso. No sé si usted se acuerda, me lo recuerde… He dicho aquello que he escrito, que es bastante, es bastante, es bastante. Y, además, es casi lo mismo que he dicho a su colega: todo esto está en la Doctrina. Pero aquí, en Cuba –esto aclarará tal vez un poco su pregunta– el viaje ha sido un viaje muy pastoral con la comunidad católica, con los cristianos, también con los hombres de buena voluntad, y por eso mis intervenciones han sido homilías... También con los jóvenes –que eran jóvenes creyentes y no creyentes y, entre los creyentes, de diversas religiones– ha sido un discurso de esperanza y también de ánimo al diálogo entre ellos, a caminar juntos, a buscar aquello que nos acomuna y no lo que nos divide, a construir puentes… Ha sido un lenguaje más pastoral. Sin embargo, en la Encíclica se debían tratar cuestiones más técnicas, incluidas las que usted ha mencionado. Pero si usted recuerda algo que dije en el otro viaje, ánimo, dígamelo, porque verdaderamente no me acuerdo.

(Padre Lombardi)

Ahora damos la palabra a un viejo conocido, Nelson Castro, de “Radio Continental”, que viene de Argentina…

(Papa Francisco)

…y que es un buen médico…

(Nelson Castro)

Buenas tardes, Santo Padre. La pregunta vuelve sobre el tema de la disidencia, en dos aspectos: ¿Por qué se ha decidido no recibir a los disidentes? Y segundo: Ha habido uno que se le ha acercado y que ha sido apartado y arrestado… La pregunta es: ¿Desempeñará la Iglesia católica un papel en la búsqueda de una apertura a las libertades políticas, visto el papel desempeñado en el restablecimiento de las relaciones entre Cuba y los Estados Unidos? Este tema de las libertades, que es un problema para quienes piensan diversamente en Cuba, ¿será un una tarea en la que la Santa Sede piensa para la Iglesia católica en el futuro de Cuba?

(Papa Francesco)

Primero, “los”, no “recibirlos”. No, no recibí ninguna audiencia privada. Eso para todos. Y hubo una de un Jefe de Estado y se le dijo que no, y no tenía nada que ver con los disidentes. O sea, el trato con los disidentes fue el que expliqué. La Iglesia acá, la Iglesia de Cuba, hizo un trabajo de listas de indultos. Fueron indultados 3.500 por ahí –la cifra me la dijo el Presidente de la Conferencia Episcopal–… sí, más de tres mil. Y todavía hay casos en estudio. Y la Iglesia aquí, en Cuba, está trabajando para conseguir indultos. Por ejemplo, alguno me ha dicho: “Sería bonito terminar con la prisión de por vida, la cadena perpetua”. Hablando claramente, la cadena perpetua es casi una pena de muerte disimulada. Esto lo he dicho públicamente en un discurso a los juristas europeos. Tú estás ahí, muriendo cada día sin esperanza de liberación. Es una hipótesis. Otra hipótesis es que se otorguen indultos generales cada uno o dos años… Pero la Iglesia está trabajando, ha trabajado… No digo que estos más de tres mil hayan sido liberados por las listas de la Iglesia, no. La Iglesia ha elaborado una lista –no sé de cuantas personas–, ha pedido oficialmente indultos y seguirá haciéndolo.

 

(Padre Lombardi)

El último de nuestra lista para esta conferencia es Rogelio Mora, de “Telemundo”:

(Rogelio Mora)

Santo Padre, un médico visita a un enfermo, no a uno sano: en menos de 20 años, tres Papas han visitado Cuba. Cuba, ¿tiene algún mal?

(Papa Francisco)

No entiendo la pregunta.

(Rogelio Mora)

Si la visita de tres Papas en menos de 20 años a la isla de Cuba se puede interpretar como si hubiera una enfermedad en la isla, que la isla sufre por alguna causa…

(Papa Francisco)

Ah, ahora te entiendo. No, no. El primero fue san Juan Pablo II –histórica primera visita–, lo que era normal: él visitó muchos países, incluso países agresivos contra la Iglesia, ¿no? El segundo fue el Papa Benedicto. También estaría dentro de lo normal. Y la mía fue un poco casual porque yo pensaba entrar en los Estados Unidos por México. Al principio, la primera idea, era por Ciudad Juárez, o sea, el límite. Pero ir a México sin ir a la Guadalupana hubiera sido una bofetada, ¿no? Pero eso ya pasó. Fue una cosa que pasó. El 17 de diciembre pasado se anunció lo que estaba más o menos reservado, un proceso de casi un año. Y entonces, dije: “Voy a entrar a Estados Unidos por Cuba”. Y la elegí por este motivo. Pero no porque tenga un mal especial que no tengan otros países, no. O sea que yo no interpretaría así las tres visitas. Más aún, hay varios países que los dos Papas anteriores han visitado –incluso yo he visitado algunos–, Brasil, por ejemplo: Juan Pablo II la visitó tres o cuatro veces, y en Brasil no había un mal especial, ¿no? Estoy contento de haber encontrado al pueblo cubano, a la comunidad cristiana cubanas, hoy el encuentro con las familias fue muy lindo, fue muy hermoso. Les agradezco por el trabajo que los espera, que será intenso, porque tres ciudades… Eran veinticuatro discursos, y en Cuba he pronunciado ocho… Gracias por su trabajo. Y recen por mí.

(Padre Lombardi)

Muchas gracias, Santidad, de verdad. Y le deseamos lo mejor, porque si nosotros tenemos que trabajar, usted tiene más trabajo que nosotros. Le expresamos los mejores deseos  y continuaremos a colaborar como comunicadores para que lo que usted dice sirva verdaderamente para toda la humanidad y para la paz, como usted dijo al comienzo. Gracias

 



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