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JUAN PABLO II

ÁNGELUS

Domingo 19 de diciembre de 1982

 

1. Escuchamos hoy, en el IV domingo de Adviento, las palabras del profeta Miqueas:

"Esto dice el Señor: / Pero tú, Belén de Efrata / pequeña entre las aldeas de Judá, / de ti saldrá el jefe de Israel. / Su origen es desde lo antiguo, / de tiempo inmemorial" (Miq 5, 1).

Estas palabras nos llevan a Belén, donde nacerá Cristo. Anuncian el cumplimiento del primer Adviento. Proclaman la alegría del nacimiento del Señor.

Quiero, pues, ya desde hoy desear esta alegría a todos los hombres y a todas las familias, en particular aquí, en Roma.

Deseo que esta alegría llegue sobre todo allí donde los hombres sufren, para que ella anuncie la salvación en Cristo a todos los que están afectados por una enfermedad o privados de la libertad, a todos los abandonados y abatidos por la vida.

2. Como es costumbre, este domingo, que precede a la Santa Navidad, muchos niños han venido a la plaza de San Pedro desde las parroquias romanas para hacer bendecir las pequeñas imágenes del Niño Jesús.

Os acojo de todo corazón, queridos niños. La fiesta de Navidad es vuestra fiesta. Porque la Navidad nos recuerda que Dios, el Hijo de Dios, se ha hecho niño como vosotros; Dios, Infinito, ha querido hacerse pequeño. Pero, de este modo, ¡que grandes ha hecho a los pequeños y a los niños!

Cerca de Jesús Niño, también vosotros podéis conocer a Dios, amarlo y hacerlo amar. Más aún, Jesús Niño, en Navidad, os invita a todos a que lo representéis, imitando con alegría su bondad en vuestras familias, ante vuestros padres y ante todos aquellos cuya vida tiene especial necesidad de ser iluminada por la alegría de Navidad, porque sufren o están tristes.

Queridos niños: En la fiesta de Navidad vosotros debéis ser también anunciadores de Jesús a los otros. Aprended así a ser alegría para los demás. Aprovechad la Navidad para conocer mejor a Jesús y para convertiros en apóstoles de aquel que por nuestra salvación eterna se ha hecho hombre, se hace niño en la noche de Belén. Gustosamente bendigo las pequeñas imágenes de Jesús Niño que habéis traído con vosotros.

3. Entre los obispos que han venido a la "visita ad Limina" este año que va a terminar, están mis hermanos en el Episcopado de Sudáfrica y de Namibia.

Envío mi saludo al cardenal Owen McCann, arzobispo de Ciudad del Cabo, a los 30 obispos de Sudáfrica, a los dos obispos vicarios capitulares de Namibia, a todos sus sacerdotes, religiosos y religiosas, a los diáconos permanentes y a los catequistas, recordando todo lo que dije al recibir a algunos de ellos el 28 del pasado mes de abril: "La voluntad de Jesucristo es el criterio supremo de toda acción pastoral".

Las Iglesias de la región sudafricana desarrollan una gran labor de evangelización y de caridad, y se afanan incesantemente a fin de que la libertad y la justicia conquisten espacios cada vez más amplios en aquellos países. Aliento encarecidamente su esfuerzo educativo, llevado a cabo en casi 600 escuelas de todo orden y grado, y el servicio asistencial en favor de los enfermos, pobres y oprimidos, ejercido en más de 400 centros de asistencia y beneficencia. Estos hermanos en el Episcopado han dado una gran alegría a la Iglesia romana con su visita.

Por ellos y por todos sus fieles elevemos ahora nuestra plegaria común a la virgen.



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