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VISITA PASTORAL A LORETO [1]

JUAN PABLO II

REGINA COELI

Jueves, 11 de abril de 1985

 

En cierto sentido toda la Iglesia que está en Italia se encuentra trabajando aquí, en esta casa en la que el Verbo se hizo carne. Y en esta casa y durante toda la asamblea volvemos a leer el Magisterio del Concilio Vaticano II, leemos de nuevo la Lumen gentium, concretamente el capítulo VIII de esta Constitución dogmática sobre la Iglesia. Es el capítulo de que nos habla este santuario, esta casa. La casa nos habla de la presencia de María, y también el capítulo VIII de la Lumen gentium nos habla de la presencia maternal de la Virgen Santísima en el misterio de Cristo y en el misterio de la Iglesia.

Hemos venido a reunirnos aquí los representantes de todas las diócesis italianas, de todos los Movimientos y Asociaciones, de la Acción Católica. Todos los obispos junto con el Papa están aquí para palpar tu presencia maternal en el misterio de la Iglesia: misterio de Cristo y misterio de la Iglesia, y especialmente en el misterio de esta Iglesia que está presente aquí, en Italia, desde los tiempos apostólicos de San Pedro y San Pablo.

Traemos aquí todas nuestras buenas intenciones, las reuniones, todo el trabajo de esta asamblea, a Ti, oh Madre de la Iglesia. Todo lo ponemos bajo tu mirada maternal, bajo tu cuidado maternal. Muestra “te esse Matrem”; necesitamos tu maternidad cuando tratamos de estudiar y profundizar en el tema de la reconciliación y de la comunidad de los hombres aquí, en Italia; necesitamos tu mirada materna, “Sedes sapientiae”; necesitamos tu amor, tu presencia: permanece entre nosotros. Produzca esta asamblea los frutos debidos, fijados y necesarios para la reconciliación, para la comunidad de los hombres, es decir, para el pueblo italiano de hoy y de mañana, y para cuantos constituimos la Iglesia que está en Italia.

Con estas intenciones, con este espíritu, con esta responsabilidad y con este trabajo hemos venido aquí en peregrinación a Ti, Madre Santísima, a Ti, a tu casa, a Loreto, y nos hemos congregado en torno a tu santuario para celebrar la Eucaristía y participar en ella. Juntos te traemos a Ti esta exhortación pascual de la Iglesia a la alegría.


[1] Antes de comenzar la concelebración eucarística en la plaza del santuario de Loreto, al mediodía del jueves 11 de abril, Juan Pablo II rezó el Regina caeli y, hablando espontáneamente a los presentes, dirigió estas palabras.

 



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