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JUAN PABLO II

ÁNGELUS

Domingo 15 de junio de 1986

 

1. Reunidos para el Ángelus, recordamos hoy las palabras del Profeta Isaías, que se refieren al futuro Mesías, es decir Cristo.

El Profeta dice:

"Sobre él se posará el espíritu del Señor, / espíritu de ciencia y discernimiento, / espíritu de consejo y valor, / espíritu de piedad y temor del Señor. / Le llenará el Espíritu de temor del Señor" (Is 11, 23).

Estas palabras se han cumplido en Jesús de Nazaret, a quien el Padre ha ungido y ha mandado al mundo. Así, pues, Él ha venido lleno del Espíritu Santo y de poderío.

Después de la resurrección Cristo "exhaló" este Espíritu Santo sobre los Apóstoles diciendo: "Recibid el Espíritu Santo" (Jn 20, 22).

2. Hoy en la basílica de San Pedro un grupo de Jóvenes ha recibido el sacramento de la confirmación.

Al administrarles este sacramento, he extendido la mano sobre ellos pronunciando las siguientes palabras:

"Dios todopoderoso, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que regeneraste por el agua y el Espíritu Santo a estos siervos tuyos y los libraste del pecado: escucha nuestra oración y envía sobre ellos el Espíritu Santo Paráclito; llénalos de espíritu de sabiduría y de inteligencia, de espíritu de consejo y de fortaleza, de espíritu de ciencia y de piedad; y cólmalos del espíritu de tu santo temor".

La misma plegaria ―haciendo referencia a las palabras de Isaías― la pronuncian los obispos de todo el mundo, en diversas lenguas cuando administran a los bautizados el sacramento de la confirmación.

3. Mediante esta plegaria perseveramos ―de generación en generación― en una unión ininterrumpida con el Cenáculo, donde Cristo Resucitado "exhaló" sobre los Apóstoles y dijo: "Recibid el Espíritu Santo".

Mediante esta plegaria, a partir del día de Pentecostés, la Iglesia "toma" el Espíritu Santo de Cristo crucificado y resucitado. Lo "toma" por así decirlo de este Corazón, en que "habita toda la plenitud" del Espíritu Santo para todas las generaciones de la humanidad, para todo hombre.

Con esta plenitud del Espíritu Santo, Cristo ha venido al mundo, se ha revelado a sus contemporáneos. Con esta plenitud permanece, glorificado, a la derecha del Padre: Él, soberano y centro de todos los corazones.

4. Proclamemos en el mes de junio las palabras de las letanías:

Corazón de Jesús, en quien habita toda 1a plenitud de la divinidad...

Corazón de Jesús, de cuya plenitud todos hemos recibido...

Nos unimos en esta oración con María, que conoce mejor que nadie esta "plenitud" y sabe tomar de ella más plenamente.



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