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JUAN PABLO II

ÁNGELUS

Domingo 5 de febrero de 1989

 

Queridísimos hermanos y hermanas:

1. En el momento de la plegaria mariana, es obligado recordar hoy, que por iniciativa de la Conferencia Episcopal Italiana, se celebra en todas las diócesis la "Jornada por la vida", que este año tiene como tema: "Solidario con la vida por el futuro del hombre".

Este futuro está amenazado, en algunas naciones, por el descenso de la natalidad, el envejecimiento demográfico, el difundido recurso al aborto y otras mil formas de egoísmo (cf. Gaudium et spes, 27). Se necesita una nueva cultura de la solidaridad. La vida de cada uno, también la que pide nacer, la enferma o débil, la que declina, es un bien absoluto e intangible. Es un bien de todos y para todos.

Con fraterna participación hago mío el mensaje de los obispos de Italia, que invitan a los católicos y a todos los hombres de buena voluntad a "unir las fuerzas para favorecer y sostener la acogida de la vida, la ayuda a las existencias difíciles, la prevención del miedo y del rechazo".

2. También la diócesis de Roma ha organizado hoy iniciativas especiales para subrayar el valor fundamental de la vida. Ha llegado ahora a esta plaza, para unirse a la oración, una manifestación presidida por el cardenal Vicario Ugo Poletti.

Con él saludo y doy las gracias a los obispos auxiliares y a todos los participantes en esta significativa manifestación, con la que los fieles romanos han tratado de apoyar la acogida a la vida.

En este caminar del pueblo por las calles de la ciudad, en sus motivaciones y modalidades, veo expresarse el sentido y la finalidad del Sínodo pastoral que nuestra diócesis está preparando. Diversas vías se encuentran: comunidades parroquiales, asociaciones y movimientos caminan juntos, unidos a sus Pastores, para ofrecer a la ciudad ―a cada uno de los ciudadanos y a las instituciones públicas― un renovado anuncio del Evangelio: hoy, en particular, el anuncio del Evangelio de la vida.

3. De esta forma, queridos hermanos y hermanas, ponéis en práctica lo que he escrito en la reciente Exhortación Apostólica Christifideles laici: "Corresponde a los fieles laicos que más directamente o por vocación o profesión están implicados en acoger la vida el hacer concreto y eficaz el 'sí' de la Iglesia a la vida humana" (n. 38).

Que vuestra intervención de hoy contribuya también a acrecentar la conciencia y corresponsabilidad común en uno de los problemas más dramáticos de nuestra época. La Virgen Santísima, que con el "fiat" de la Anunciación se ofreció totalmente a la sublime misión de ser Madre del Verbo encarnado, sostenga este empeño fundamental de hoy y lo haga fructuoso para el porvenir.



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