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VIAJE APOSTÓLICO A ESPAÑA

JUAN PABLO II

ÁNGELUS

Sevilla, domingo 13 de junio de 1993

 

Ave verum corpus natum de Maria Virgine.

1. En esta hora del Ángelus, cuando el pueblo de Dios recuerda la Anunciación de la Virgen María y el misterio de la Encarnación, la fe y la piedad de la Iglesia se concentran hoy ante Cristo, Hijo de la Virgen María, luz de los pueblos, presente en el Santísimo Sacramento de la Eucaristía ofrecido al Padre como víctima gloriosa de reconciliación en el sacrificio de la nueva y eterna alianza, y entregado a nosotros como pan de vida.

San Juan ha querido unir en su evangelio la revelación del misterio eucarístico y la evocación de la Encarnación. Jesús es el pan vivo bajado del cielo para la vida del mundo (cf. Jn 6, 51). El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros. Esto nos lleva hasta la Anunciación cuando el ángel del Señor comunicó la gran nueva a María y, por su consentimiento libre y amoroso, ella concibió en su seno al Verbo, por obra del Espíritu Santo.

2. Existe, pues, un vínculo estrechísimo entre la Eucaristía y la Virgen María, que la piedad medieval acuñó en la expresión caro Christi, caro Mariae: la carne de Cristo en la Eucaristía es, sacramentalmente, la carne asumida de la Virgen María. Por eso, he querido poner de relieve en la encíclica Redemptoris Mater que «María guía a los fieles a la Eucaristía» (n. 44).

Sevilla, ciudad eucarística y mariana por excelencia, tiene como timbre de gloria de su fe católica dos grandes amores: la Eucaristía y María. Dos misterios que se reflejan en la exaltación de la presencia real de Jesús en el Corpus Christi sevillano y en la acendrada devoción a la Inmaculada Concepción de la Virgen. Dos misterios insertados en la más entrañable religiosidad popular, en las Hermandades y Cofradías, en el baile de los Seises, reservado a dos fiestas del año: el Corpus Christi y la Inmaculada Concepción.

Ave verum corpus natum de Maria Virgine... Ave Maria, gratia plena...

3. La Eucaristía y María, el Corpus y la Inmaculada. Dos faros de luz de la fe católica de Sevilla, dos fuentes de renovación espiritual y social para todos los sevillanos. Dos mensajes y dos regalos que la Iglesia de España llevó con su evangelización a tierras de América donde se arraigó la fe en la Eucaristía y la devoción filial a la Virgen.

Desde esta Statio orbis de Sevilla, deseo anunciar que el próximo Congreso eucarístico internacional se celebrará en la ciudad de Wroclaw (Polonia), en 1997. Agradeciendo a Dios que tan significativo acontecimiento eclesial pueda volver a celebrarse en aquella parte de Europa, que tras una dura prueba ha renacido a la libertad, confío a la maternal protección de Nuestra Señora de Czestochowa la preparación y desarrollo de aquel futuro encuentro en torno a Jesús Sacramentado, con el cual se quiere dar un renovado impulso a la acción de la Iglesia, particularmente en los países de Europa central.

4. Nuestra acción de gracias al Padre por todos sus beneficios se hace también agradecimiento filial a María, la humilde esclava del Señor, la llena de gracia, la Inmaculada, que, acogiendo al Verbo en sus entrañas, hizo posible el misterio de la Eucaristía, y pedimos al Verbo que se hizo carne, que siga habitando en nuestros corazones, sea presencia y compañía, viático para nuestro camino y luz para todos los pueblos.

 



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