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JUAN PABLO II

AUDIENCIA GENERAL

Miércoles 24 de mayo de 1995

 

1. Hoy deseo dedicar la habitual catequesis del miércoles a la visita pastoral que he realizado del 20 al 22 de mayo a Praga y Olomouc, en la República Checa, y a Skoczów, Bielsko-Biala y Zywiec, en Polonia. Como se ve, me he detenido en Bohemia y Moravia, y la última ciudad que visité desde la que volví a Roma, fue Ostrava, en Moravia. Creo que la importancia de este viaje se comprende a la luz del documento "Tertio millennio adveniente".

La Iglesia, mientras se prepara para el jubileo del año 2000, vuelve en cierto sentido a los diferentes caminos por los que Cristo entró en la vida de la gran familia humana, en los diversos continentes y en cada uno de los países. Uno de esos caminos para la Europa central pasa, de modo particular, por la Puerta de Moravia. Allí el cristianismo llegó muy pronto, echando raíces en el siglo noveno entre los eslavos del reino de la gran Moravia. Fue precisamente el príncipe de ese Estado quien invitó a los santos Cirilo y Metodio, que procedían de Bizancio, a evangelizar a su pueblo. Esa evangelización ha producido frutos especialmente en el territorio en que se realizó la visita papal. Centro de la visita que pude llevar a cabo en 1990 después de la caída del régimen comunista, fue la ciudad de Velehrad en Moravia, en el territorio de la actual archidiócesis de Olomouc.

El nombre Puerta de Moravia es muy sugestivo. Nos recuerda ante todo que como dice el Evangelio, Cristo es la puerta de las ovejas (cf. Jn 10, 7). Al mismo tiempo indica una realidad histórica y geográfica determinada. Las vastas llanuras de Moravia constituían, desde el punto de vista geográfico, un territorio fértil para el desarrollo de la civilización humana desde el sur hacia el norte. Partiendo de allí, el cristianismo llegó a Polonia según la tradición, ya en el siglo IX, hasta el territorio del sur en las cercanías de Cracovia y, según los datos históricos, en el siglo X a Gniezno y Poznań-Gniezno que entonces era la capital del Estado de Piast, que se estaba organizando.

2. Teniendo muy en cuenta esas referencias históricas, quisiera decir que el motivo principal de la visita fue la canonización de los beatos Jan Sarkander y Zdislava. Zdislava está vinculada a la historia de la Iglesia en Bohemia y Jan Sarkander a la historia de la Iglesia en Moravia. Zdislava era esposa y madre de familia, terciaria de la orden dominicana. Su nombre es conocido y con frecuencia se da, con ocasión del bautismo, tanto a niños como a niñas. Se trata de una santa que, desde el siglo XIII, vive en el recuerdo de la Iglesia no sólo en Bohemia, sino también en Polonia y en los países vecinos.

El domingo 21 de mayo fue elevada al honor de los altares, junto a Jan Sarkander, cuya vida está vinculada ante todo a Olomouc, en Moravia. Sarkander nació en Skoczów, en la Silesia de Cieszyn. Por este motivo, la visita papal ha incluido también el lugar de su nacimiento, situado en Polonia. Jan Sarkander era párroco en el período en que el cristianismo vivió el drama de la Reforma. Fue arrestado por permanecer fiel a la Iglesia católica y sometido a crueles torturas por los gobernantes de Olomouc, que eran protestantes. El principio "cuius regio, eius religio" autorizaba entonces a cuantos ostentaban el poder, tanto protestantes como católicos, imponer su pertenencia religiosa a los respectivos súbditos. En nombre de ese principio católicos y protestantes perpetraron en Bohemia y en Moravia numerosos actos de violencia. Jan Sarkander es sólo una de las muchas víctimas de esa situación.

Los signos de la divina Providencia muestran que alcanzó una santidad heroica. Así pues, era justo que fuera elevado al honor de los altares. La Iglesia que está en Bohemia y en Moravia deseaba que esta canonización tuviera lugar precisamente en Olomouc. Acepté la propuesta, porque vi en ella una oportunidad providencial para expresar, en un lugar muy significativo, una valoración critica con respecto a las guerras de religión que han provocado tantas víctimas tanto entre los católicos como entre los protestantes. Espero que ese acontecimiento constituya para todos un fuerte estímulo para comprometerse a fin de que nunca más se repitan esos pecados contra el mandamiento cristiano del amor.

En la tarde del mismo día de la canonización, se realizó, ante el santuario mariano de Svatý Kopeček el encuentro con la juventud, que quisiera definir como uno de los encuentros más bellos y originales que he tenido yo con los jóvenes. En esa ocasión quise entregar a los jóvenes la oración del Señor, el Padre nuestro, como para marcar la etapa de un catecumenado de la juventud de ese país. En efecto sólo Cristo puede dar a los jóvenes lo que tanto anhelan, es decir, el sentido pleno y gozoso de la vida. Como sucedió con el vino en las bodas de Caná, a menudo se nota la falta de ese sentido de la vida. Y María, la madre de Jesús, acompañó con su presencia espiritual ese memorable encuentro, en el que resonaron precisamente las palabras que pronunció en Caná: "Haced lo que él os diga" (Jn 2, 5). Ella sigue repitiendo hoy esas palabras, de modo especial a los jóvenes que quieren vivir su vida con autenticidad.

3. Deseo expresar mi gratitud a la comunidad cristiana de Skoczów, que ha mostrado una notable comprensión de las tareas ecuménicas, a las que quería contribuir la canonización de Jan Sarkander. La localidad de Skoczów está situada en la región de la Silesia de Cieszyn, en el territorio que hasta hace pocos años pertenecía a la diócesis de Katowice. Fue la diócesis de Katowice junto con la de Olomouc, la que promovió la causa de canonización de Jan Sarkander. Por ello era justo que, el primer día después de la solemne celebración de la canonización en Olomouc me dirigiera a Skoczów para agradecer a Dios el don del nuevo santo. Este, como muchos otros antes y después de él, se ha convertido en elemento de acercamiento entre las Iglesias y entre los cristianos en Bohemia, en Moravia y en Polonia. La celebración solemne en Skoczów, con gran participación de fieles, demostró cuan profundamente la historia de la Iglesia se inscribe en la historia de los pueblos y de los Estados. Desde hace un milenio, Silesia es tierra de frontera, en donde se han encontrado dos grandes Iglesias, fundadas precisamente en el año 1000: la archidiócesis de Cracovia y la de Breslavia. Durante este milenio han realizado una valiosa misión evangelizadora, teniendo como punto de referencia a dos santos mártires: san Adalberto y san Estanislao, que la Iglesia de Polonia venera como principales patronos, junto con la Virgen de Jasna Góra.

La visita del lunes a Skoczów a Bielsko-Biala y Zywiec puso de relieve la existencia y la vitalidad de una nueva diócesis, creada hace pocos años con la finalidad de anunciar el Evangelio en la región de la Silesia de Cieszyn y en la cuenca del río Sola, hasta Oswiecim (Auschwitz). Se trata de una tierra muy cercana a mi corazón y que conozco muy bien, dado que fui metropolita de Cracovia. Además, mi familia proviene de esa zona. Esta visita tuvo, por tanto, un matiz autobiográfico particular. Para mí fue una gran alegría, en este tiempo pascual, volver a ver a muchas de las comunidades cristianas que visité siendo arzobispo, y admirar las colinas por las que a menudo realicé largos paseos.

4. Deseo dar las gracias a todos los que han contribuido al éxito de esta visita pastoral: tanto por la invitación, como por la esmerada preparación, cuyos frutos han sido muy visibles desde la primera etapa, en Praga, y luego en Olomouc, Skoczów, Bielsko-Biala y Zywiec. Además de las grandes asambleas litúrgicas, vinculadas a la canonización de santa Zdislava y de san Jan Sarkander, en las que participaron tantos fieles, merecen un grato recuerdo, junto con el encuentro de oración con la población de Bohemia, los encuentros ecuménicos en Praga y Skoczów. Espero que sirvan para promover el acercamiento ecuménico de los cristianos que es uno de los desafíos del gran jubileo.

La fecha del año 2000 no sólo constituye un punto de referencia importante para el cristianismo y para la Iglesia. También es importante para Europa especialmente en esta época. En efecto, después del derrumbe de los sistemas totalitarios Europa trata de convertirse cada vez más en una gran patria de las patrias. Ojalá que el recuerdo de la histórica Puerta de Moravia nos muestre a Cristo, que es para todos nosotros la Puerta en el camino hacia la vida eterna.


Saludos

Amadísimos hermanos y hermanas:

Deseo saludar cordialmente a los visitantes de lengua española, de modo particular a los Religiosos y Religiosas, a las Comunidades Neocatecumenales españolas, a los miembros de la Sociedad de ayuda mutua entre los sordos de Cataluña, al grupo parroquial de Motril y al de la Obra Social Marta Bernal.

Saludo asimismo a los diversos peregrinos de México, Guatemala, Ecuador, Bolivia y Argentina.

Al agradecer a todos las oraciones ofrecidas al Señor por mi ministerio de Sucesor de Pedro, imparto con afecto mi bendición.



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