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CARTA DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II 
AL CARDENAL EDMUND SZOKA 
PRESIDENTE DE LA COMISIÓN PONTIFICIA 
PARA EL ESTADO DE LA CIUDAD DEL VATICANO

 

A mi venerado hermano
Cardenal EDMUND CASIMIR SZOKA
Presidente de la Comisión pontificia
para el Estado de la Ciudad del Vaticano

Mientras se dispone a viajar a los Estados Unidos de América para la solemne inauguración del Centro cultural "Papa Juan Pablo II", en Washington, le ruego que transmita mis saludos y mis mejores deseos a todos los que se reúnan en esa feliz ocasión. Envío una palabra especial de aprecio al cardenal Adam Maida y a los miembros del consejo, a las distinguidas autoridades religiosas y civiles presentes, y a quienes han contribuido a que esa significativa iniciativa pastoral sea una realidad.

Al proclamar el Evangelio, la Iglesia siempre se ha comprometido en el diálogo con las culturas, que constituyen una expresión histórica de las aspiraciones más profundas del hombre a la verdad, a la libertad y a la realización. En un mundo caracterizado por un pluralismo religioso y cultural cada vez mayor, este diálogo representa una fuente esencial de enriquecimiento auténtico porque lleva a comunicar a las realidades del nuevo milenio los tesoros de reflexión y experiencia que entraña la tradición bimilenaria de la Iglesia. El Centro cultural "Papa Juan Pablo II" se inspira en la convicción de que sólo el misterio de Jesucristo ilumina plenamente el misterio del hombre y puede proporcionar un fundamento sólido para el auténtico progreso de la familia humana en un clima de justicia, paz y solidaridad. En efecto, el Hijo encarnado del Padre manifiesta plenamente el hombre al propio hombre y le descubre la grandeza de su vocación en el plan salvífico de Dios (cf. Gaudium et spes, 22).

Desde el comienzo de mi pontificado he procurado fomentar un diálogo fecundo y creativo entre la fe y la cultura. Por eso, me complace que el nuevo Centro haya sido concebido como un medio para introducir a sus visitantes en la vida cultural católica, y como un lugar de estudio y reflexión sobre temas relativos a la misión religiosa y humanitaria que la Iglesia está llamada a cumplir en el alba del tercer milenio. Ruego a Dios que la actividad intelectual, artística y cultural del Centro muestre la fuerza que tiene la fe para iluminar la historia y la experiencia humanas, ayudando a muchos a descubrir más plenamente la belleza de la visión evangélica del hombre y de su destino trascendente. Ojalá que quienes visiten el Centro experimenten la esperanza gozosa que es el don del Espíritu de Dios y el apoyo de todos los que tratan de construir un mundo cada vez más digno de la familia humana.

Con estos sentimientos, me congratulo con los que han hecho posible el Centro cultural "Papa Juan Pablo II", y encomiendo a la protección amorosa de María Inmaculada, patrona de los Estados Unidos de América, sus programas y actividades. A todos los presentes en la ceremonia de inauguración les imparto cordialmente mi bendición apostólica como prenda de alegría y paz en el Señor.

Vaticano, 8 de febrero de 2001

JUAN PABLO II



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