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MENSAJE DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II
CON MOTIVO DEL 50 ANIVERSARIO DE LA UNDA

 

Al Rvdo. P. Agnellus Andrew, ofm,
Presidente de la UNDA
.

En estos primeros días de nuestro ministerio de Sucesor de Pedro, nos complacemos en enviar un mensaje de felicitación y bendición a la Asociación Católica Internacional de Radio y Televisión y a sus representantes, reunidos en Colonia para celebrar el 50 aniversario de fundación de la Asociación.

Es tarea gustosa y la cumplimos con gran interés.

Después de haber seguido de cerca los acontecimientos de la Santa Sede en los dos últimos meses, tenemos fuerte conciencia del papel que desempeñan la radio y la televisión en la vida del mundo y de la Iglesia; y de la potencia de los medios de comunicación para unir a la gente en la celebración de acontecimientos que afectan hondamente a su vida.

Nos damos cuenta de la bondad de Dios que ha puesto a nuestra disposición estos dones tan extraordinarios.

Al mismo tiempo —y nos da alegría tener ocasión de decirlo— nos sentimos muy deudores a las muchas compañías de radio y televisión que han hecho posible en estos últimos días, a los hijos e hijas de la Iglesia, conocer el rostro y oír la voz de su nuevo Padre, Siervo y Pastor; y entrar en contacto con él personal e inmediatamente, como realmente sucedió. Llenos de gratitud damos las gracias a cada uno de los productores y técnicos que de algún modo han colaborado a hacernos posible hablar directamente a la Iglesia y al mundo, manifestándoles así que les amamos y que nos empeñamos en el servicio pastoral.

Con afecto y reconocimiento especiales felicitamos a la UNDA en las bodas de oro de su fundación, y nos gustaría que los representantes de 109 países reunidos en Colonia, invitados de nuestros queridos hermanos, el cardenal Joseph Höffner y los obispos de la Conferencia Alemana, supieran que el Papa está con ellos en esta conmemoración gozosa. Con ellos damos gracias a Dios Todopoderoso por los favores y dones de estos cincuenta años, y compartimos su agradecimiento a los obispos alemanes por la ayuda generosa y el aliento prestados a la UNDA desde la fundación, en 1928, precisamente en esa misma ciudad de Colonia.

Hago mías las palabras del Apocalipsis (Ap2, 19): «Conozco tus obras, tu caridad, tu fe, tu ministerio, tu paciencia y tus obras últimas, mayores que las primeras».

Bien sabemos que las palabras «tu paciencia y tus obras últimas» traerán a la memoria con dolor a muchos de los asociados que trabajan con gran valentía y entrega en situaciones de perplejidad, fatiga y dificultad. Estad seguros de que el Papa se os une en el interés por ellos, en la oración y en vuestro orgullo y admiración hacia ellos. Les dé fortaleza el recuerdo de que el signo de la cruz es la mejor señal posible de que su trabajo no queda sin provecho.

La lealtad y entrega fiel que la UNDA ha mostrado hacia la Sede de Pedro en estos cincuenta años, no se echan en olvido; han sido, en efecto, apoyo y consuelo reales para nuestros predecesores. Al manifestaros confianza en vuestra Asociación, nuestros predecesores no han vacilado en contar con el consejo experto de sus miembros en la preparación de decretos e instrucciones que orientan ahora a los operadores de la comunicación en los distintos sectores.

Con referencia a los estatutos de la UNDA, donde se indican los fines de la misma, hay dos palabras que pueden tomarse como punto de partida para el próximo medio siglo de actividad. Las palabras son "apostólico" y "profesional".

Este aniversario no es sólo ocasión de celebrar los logros del pasado: como podéis apreciar, es oportunidad para nueva entrega y entusiasmo de todos los miembros de la UNDA esparcidos por el mundo.

Es éste un momento de ahondar en las motivaciones. Y la motivación que sobre todo impulsa vuestro trabajo es la evangelización de la humanidad, que exige la proclamación clara y explícita de la salvación en Jesucristo, proclamación de sus enseñanzas, su vida, sus promesas, su reino y su ministerio como Hijo del Dios vivo e Hijo de María (cf. Evangelii nuntiandi, 22, 27).

Esta evangelización debe llevarse a cabo a través de la utilización competente y profesional de la radio, la televisión y los medios audiovisuales. Y a la evangelización está necesariamente vinculado el progreso de toda la raza humana, el desarrollo integral de todos los hombres y mujeres del mundo. Es éste un objetivo noble y profundamente cristiano, y el Papa participa con vosotros de la convicción de que sólo a través de una profesionalidad preparada no sin extremo cuidado, se puede perseguir dignamente. Ello lo exige la reverencia a la Palabra de Dios y el respeto a que tienen derecho los que reciben la comunicación.

Al inculcar esta reverencia y respeto entre vuestros asociados y al fomentar valientemente estas actitudes entre quienes están ligados a vosotros por compañerismo profesional dentro o fuera de vuestra Asociación, resulta que estáis trabajando por otra meta sumamente importante de la UNDA, es decir, la de impregnar de espíritu verdaderamente humano y cristiano las actividades de los medios de comunicación.

Tened la seguridad de que son imprescindibles en el mundo de hoy vuestros trabajos y afanes. La Iglesia os necesita, os estima, cuenta confiadamente con vosotros en el campo especializado de vuestro servicio a la fe católica. En esta ocasión del cincuentenario, el nuevo Pastor de la Iglesia os abraza, os da las gracias por el pasado y os reafirma con confianza y esperanza para el futuro. Os bendice en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Vaticano 25 de octubre de 1978.

 JOANNES PAULUS PP. II 

 



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