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DISCURSO DEL PAPA JUAN PABLO II
A LOS DIRIGENTES Y JUGADORES DEL «FÚTBOL CLUB BARCELONA»

Jueves 19 de febrero de 1987

 

Queridos hermanos y hermanas:

1. Deseo expresar mi agradecimiento al Señor Presidente por sus amables palabras, a las que correspondo cordialmente con un afectuoso saludo, a los miembros de su familia, así como a los demás dirigentes, técnicos, jugadores, socios y amigos de este gran Club Deportivo que, con sus once secciones, componen la gran familia del Barça.

Me alegro mucho de tener este encuentro. Ello me ofrece una buena ocasión para reiterar mi gratitud a la Dirección de este Club ya casi centenario, que haciendo honor a su tradicional generosidad, puso a disposición del hermoso “ Nou Camp ” para la celebración eucarística, en aquella memorable jornada de mi estancia en tierras catalanas, durante mi visita apostólica.

2. Por otra parte, no quiero ocultaros mi admiración por la gran trayectoria deportiva que atesora vuestro Club, habiendo dado continuas pruebas de alto nivel en las más variadas disciplinas del deporte activo. A celebrar y a extender en la común estima la afición por vuestros colores contribuye sin duda ese convencimiento íntimo de que el Fútbol Club Barcelona no es una institución anquilosada en el pasado, sino que vibra y se rejuvenece continuamente en sintonía con el entusiasmo de las nuevas generaciones.

E1 Barça –lo decís con sano y legítimo orgullo– es algo “ más que un Club ”. Y en esta especie de lema que quiere condensar vuestras mejores ilusiones, se descubre también la voluntad no sólo de conseguir nuevos triunfos deportivos, sino también de mejorar la calidad humana de vuestro entorno, de orientación genuinamente cristiana, que os alienta a ennoblecer en todo momento vuestra existencia, cultivando en ella los valores del espíritu. Bien sabéis que éstos no están reñidos en ningún modo con el ejercicio del deporte, al contrario exigen también continua ascesis y dominio de las propias inclinaciones. Ojalá la fama, el éxito o el fracaso no sean nunca motivo de retroceso en el crecimiento de la formación personal, en el campo de la virtud, o en las exigencias de la propia fe. A este respecto es digno de encomio la importancia que concede el Club a la formación integral de sus miembros, en particular de los más jóvenes, procurándoles asistencia religiosa y atención espiritual, en cuidadosa armonía con las orientaciones de la Iglesia y del Pastor diocesano.

3. Que vuestro comportamiento, sobre todo si corresponde a hombres de fe cristiana, trasluzca siempre un estilo de vida que os convierta en embajadores de Cristo, mensajeros suyos de paz y de fraternidad. A ello os impulse también el hecho de que representáis a Barcelona designada Ciudad Olímpica para 1992. Que la preparación del magno acontecimiento y su feliz celebración, sean, de verdad, un gran momento de comunicación y de hermandad entre los pueblos, sin olvidar que el supremo valor de la persona humana, creada a imagen y semejanza de Dios, es el motivo inspirador de todos los trabajos y competiciones.

Que la Mare de Deu de la Mercè, Patrona de Barcelona i Santa María de Montserrat, a qui teniu per costum oferir els vostres trofeus, os animi a no defallir i a progressar en el cami de la noblesa i de la virtut.

Os ruego que seáis portadores de mi recuerdo cordial a vuestras familias y amigos, a los jugadores y personal auxiliar que no ha podido venir, a toda la ciudad de Barcelona y en especial a la comunidad cristiana tan diligentemente regida por nuestro venerable hermano en el Episcopado, el Emmo. Señor Cardenal Narciso Jubany.

Os aliente la Bendición Apostólica que de corazón imparto a vosotros, a vuestros seres queridos y a todos los deportistas de España.



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