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DISCURSO DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II
A LOS PEREGRINOS QUE ASISTIERON A LAS BEATIFICACIONES

Lunes 11 de octubre de 1993

 

Queridos hermanos en el episcopado,
dignísimas autoridades,
amadísimos hijos e hijas:

1. Me complace tener este encuentro con todos vosotros, que ayer habéis participado en la solemne Beatificación de dos Obispos y de siete Hermanos de las Escuelas Cristianas, todos ellos martirizados en Almería, al comienzo de la guerra civil española.

En esta circunstancia quiero saludar de modo especial al grupo de Obispos españoles, sobre todo a las peregrinaciones de Almería y Guadix, diócesis regidas por los nuevos Beatos. En sus biografías resalta de manera singular su infatigable entrega apostólica, fortaleciendo y reavivando la fe de sus diocesanos en unos momentos de crisis y tensiones políticas, lo cual les llevó hasta el gesto heroico de dar la vida, como se desprende de los testimonios recibidos.

Un cordial saludo quiero dirigir también a los Hermanos de La Salle, acompañados por un numeroso grupo de alumnos y exalumnos, presentes en la Beatificación de estos siete mártires del Colegio San José de Almería.

2. Como acabo de exponer en la encíclica Veritatis Splendor, «el martirio es un signo preclaro de la santidad de la Iglesia: la fidelidad a la ley santa de Dios, atestiguada con la muerte, es anuncio solemne y compromiso misionero “usque ad sanguinem” para que el esplendor de la verdad moral no sea ofuscado en las costumbres y en la mentalidad de las personas y de la sociedad. Semejante testimonio tiene un valor extraordinario a fin de que no sólo en la sociedad civil sino incluso dentro de las mismas comunidades eclesiales no se caiga en la crisis más peligrosa que puede afectar al hombre: la confusión del bien y del mal, que hace imposible construir y conservar el orden moral de los individuos y de las comunidades” (Veritatis Splendor, 93).

3. Una característica común de los nuevos Beatos fue su dedicación a la enseñanza. Los dos Obispos, estuvieron al frente, sucesivamente, de las “ Escuelas del Ave María ” de Don Andrés Manjón. La labor docente de los Hermanos de las Escuelas Cristianas estuvo iluminada por su vida de íntima unión con Dios y también por su amor a los alumnos. No cabe duda de que su labor, dedicada a la enseñanza, sobre todo en momentos difíciles, es un ejemplo y estímulo para todos vosotros, educadores cristianos, en una época marcada por el indiferentismo religioso y el secularismo.

En este momento quiero dirigirme también a los padres y madres de familia, como primeros y principales responsables de la educación de los hijos. Es un deber irrenunciable el colaborar y participar de manera activa en la marcha de los centros de la Iglesia, a fin de que la juventud reciba en ellos una formación integral basada en sólidos principios cristianos y humanos y preparándolos para su futura inserción en la vida profesional y social.

Con la ferviente esperanza de que la sociedad española siga manteniendo encendida la antorcha de la fe, por la cual sufrieron el martirio estos Beatos, imploro sobre todos su protección, especialmente sobre las diócesis de Almería y Guadix, y sobre los colegios de La Salle.

4. Il mio pensiero si rivolge ora ai pellegrini convenuti in occasione della Beatificazione di Maria Crocifissa Satellico, Clarissa, e di Maria Francesca di Gesù, Fondatrice delle Suore Terziarie Cappuccine di Loano.

Carissimi Fratelli e Sorelle, l’inno di lode e di ringraziamento che in questi giorni sale al Signore per gli esempi di santità e di virtù, donati da queste due figlie spirituali di Francesco e Chiara, è un rinnovato invito all’impegno per imitarne la vita evangelica e la testimonianza di carità, di cui fu intessuta la loro esistenza.

La chiamata di Dio alla consacrazione religiosa raggiunse Anna Maria Rubatto negli ultimi anni del secolo scorso, quando era ormai trentanovenne, dopo aver trascorso una significativa esperienza di lavoro e di solidarietà. Fin dagli umili inizi della prima fondazione a Loano, sotto la guida spirituale dei Frati Cappuccini, l’infaticabile servizio per i poveri fu il costante impegno della nuova Congregazione ed il segno più eloquente del grande amore per il Cristo povero e crocifisso.

La vocazione missionaria, che caratterizzò l’ultimo periodo della vita della nuova Beata, rimane ancora oggi una delle scelte fondamentali della Congregazione, che si esprime nell’attività apostolica ed assistenziale svolta sia in America Latina sia in Etiopia.

5. Anche Maria Crocifissa Satellico, vissuta nella prima metà del Settecento, ci offre un messaggio che non ha perduto nulla della sua attualità: ella ci parla della necessità del raccoglimento, della preghiera, della penitenza per una vita cristiana radicata negli autentici valori del Vangelo.

La Beata Maria Crocifissa, sia come semplice religiosa sia come Abbadessa del suo monastero, seppe vivere sempre in piena sintonia con i Pastori della comunità cristiana, lasciando che fosse Dio stesso, mediante la voce della Chiesa, ad indicarle la via della perfezione. Il silenzio e la pace della clausura non limitarono il suo amore per gli uomini, ma furono i custodi dell’intensità della sua esperienza spirituale.

Il suo esempio ripropone con efficacia il valore della vocazione alla vita claustrale e, in particolare, della tradizione francescana delle Clarisse, le quali ricordano proprio quest’anno l’VIII centenario della nascita di santa Chiara.

6. Carissimi Fratelli e Sorelle, la Chiesa oggi esulta per la proclamazione di questo nuovo gruppo di Beati. Ritornando alle vostre terre di origine porterete con voi il ricordo delle solenni celebrazioni a cui avete partecipato in questi giorni. Vi sostenga nel vostro cammino la celeste intercessione dei testimoni della fede e del Vangelo, ora elevati all’onore degli altari. Vi accompagni la materna protezione di Maria, Regina dei Martiri e delle Vergini e, con essa, la mia Apostolica Benedizione.



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