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ALOCUCIÓN DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II
A LA ASOCIACIÓN «PRO PETRI SEDE» DEL BENELUX


Sábado 28 de noviembre de 1998

 

Señor limosnero general;
queridos miembros de la asociación «Pro Petri Sede»:

1. Fieles a una tradición ya bien consolidada, venís a encontraros con el Sucesor de Pedro, para entregarle el fruto de la colecta organizada por vosotros en el Benelux. Os agradezco este gesto, que me conmueve, ya que expresa vuestra devoción a la persona y a la misión del Papa. Además de vuestra generosa oferta, me habéis regalado un bellísimo libro de arte, así como la colección del periódico que presenta las actividades de vuestra asociación.

Conocéis los consejos que san Pablo da a los Corintios: «Cada cual dé según el dictamen de su corazón, (...) pues Dios ama al que da con alegría» (2 Co 9, 7). Me alegra comprobar vuestro deseo de vivir según las palabras del Apóstol. La conciencia de la comunión entre los hermanos es un testimonio importante que hay que dar a los hombres, para que todos desarrollen su sentido de la solidaridad.

2. Como indica el nombre de vuestra asociación, os preocupáis «por» ayudar a la «Sede de Pedro» a cumplir su misión de caridad en todo el mundo. Al afirmar vuestra voluntad de apoyar a la Sede de Pedro, participáis en la solicitud de la Iglesia por los que necesitan nuestra ayuda, y os adherís con mayor fuerza a la persona de Cristo. Que vuestra fe en Cristo y vuestro deseo de contribuir a establecer su reino consoliden vuestra obra y hagan de vosotros hombres y mujeres de acción y contemplación.

3. Queridos amigos de la asociación «Pro Petri Sede», estad seguros de la oración del Sucesor de Pedro. Que esta estancia en Roma os permita volver a vuestro país fortalecidos en la fe, en la esperanza y en el amor. Una vez más habéis podido palpar la universalidad de la Iglesia y apreciar el itinerario de miles de peregrinos que vienen a orar al lugar donde el apóstol Pedro dio el testimonio supremo de Cristo, su Maestro y Señor. Habéis dado a su Sucesor el testimonio de vuestra generosidad. Que el Señor os guarde todos los días. Encomendando a la intercesión de Nuestra Señora a cada uno de vosotros, a vuestras familias y a todos los que en Bélgica, los Países Bajos y Luxemburgo han dado su contribución a vuestra colecta, os imparto de todo corazón la bendición apostólica.



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