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ALOCUCIÓN DEL PAPA JUAN XXIII
A LA SECCIÓN FEMENINA
DE LA FEDERACIÓN NACIONAL DE LOS PATRONATOS BELGAS
*

Palacio pontificio de Castelgandolfo
Martes 24 de julio de 1962

 

Queridas hijas, miembros de la sección femenina de la Federación Nacional de los Patronatos Belgas.

Acabáis de celebrar en vuestro país el centenario del primer patronato parroquial, de estos "patros", como los llamáis familiarmente, a los cuales debéis lo mejor de vuestra formación moral y religiosa.

Y para coronar este glorioso aniversario habéis venido en gran número a Roma, para orar ante la tumba de los apóstoles y recibir la bendición del Padre Común de los fieles. De todo corazón os damos la bienvenida.

¡Dos mil quinientas jóvenes, que representan a una federación que cuenta con cuarenta y cinco mil miembros y un millar de patronatos! ¡Y todo bajo la amable y paternal dirección de vuestros obispos, que, todos a una, con  unanimidad significativa, estuvieron presentes en Namur, en la misa de apertura de vuestro centenario! Por esto en verdad se regocija el corazón del Papa que hoy os acoge. El Papa, lo sabéis, confía gustoso en la juventud, y sus pensamientos están, corno los vuestros, decididamente puestos en el futuro.

Pues vosotras, queridas hijas, sois la esperanza de la Iglesia para el día de mañana; vosotras y vuestras camaradas le daréis, por un lado, las almas consagradas, y por otro, las buenas madres de familia de las que ella tiene necesidad para continuar llenando al mundo de espíritu cristiano, este mundo moderno que, a pesar de su inmensa transformación, no se sustrae, sin embargo, a la acción misteriosa de la providencia.

Lo que motiva Nuestra confianza,  al cruzarse nuestras miradas, es el conocer la buena formación que se os da en vuestros "patros".

Queremos ahora felicitar a los consiliarios y a las religiosas que se entregan al cuidado de vuestras almas, de los cuales unos cuantos os acompañan en esta peregrinación. ¡Que se sientan felicitados y alentados! ¡Que continúen con entusiasmo su sublime misión de la formación de las almas juveniles, lo que San Juan Crisóstomo no duda en llamar la tarea más alta: "Quid majus quam animis moderari, quam adolescentulorum fingere mores?" (¿Hay algo mayor que la dirección de las almas, que la formación de los jóvenes?). (Cf. Breviario Romano en la fiesta de San José de Calasanz, 26 de agosto, lección 9ª)

Pero también os felicitarnos, a vosotras queridas hijas, pues conocemos vuestro entusiasmo en aprovecharos de esta formación. Un gran número de vosotras es fiel no solamente a la frecuencia de los Sacramentos, sino también a la oración diaria, a la lectura de tipo religioso, a la dirección espiritual, al retiro anual de tres días: bases de una vida interior seria, que puede florecer en un buen apostolado, para contento de la Iglesia y de las almas.

Continuad, queridas hijas, y tratad de aprovechar el mayor tiempo y lo más profundamente posible los medios puestos a vuestra disposición. La educación plantea siempre problemas tan complejos, que no se les puede  abordar y solucionar, si no es con una formación espiritual sólida. Esta formación, es preciso decirlo, no la pueden dar con frecuencia, ni la familia ni la escuela, en toda su perfección. Se requieren obras educativas complementarias de la una y de la otra, y éste es precisamente el magnífico papel de vuestros amados "patros". ¡Sed fieles e incondicionales a ellos y atraed al mayor número posible de vuestras compañeras!

¡Que vuestra federación se desarrolle y crezca sin cesar por el bien de la Iglesia y de Bélgica, vuestra noble patria!

Estos son los votos que formulamos por vosotras ante Dios, y que acompañamos con la más paternal de Nuestras Bendiciones para vosotras, vuestra entregada presidenta, los dirigentes y todos los miembros de la federación, sus consiliarios y religiosas, y para todos aquellos que tenéis presentes en estos momentos en vuestro espíritu y en vuestro corazón.


* Discorsi-Messaggi-Colloqui del Santo Padre Giovanni XXIII, vol. IV, pp. 437-439.

 

 

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