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CARTA DE SU SANTIDAD PABLO VI
A LA COMISIÓN EPISCOPAL
PARA LA OBRA DE COOPERACIÓN SACERDOTAL HISPANOAMERICANA

 

Desde los comienzos de nuestro pontificado quisimos dar prueba de la particular solicitud con que seguimos obras e iniciativas encaminadas a vigorizar la vida católica de las amadas naciones de América latina. Y al examinar el noble concierto de instituciones establecidas a tal fin, nos fijamos con vivo consuelo de nuestra alma en la Obra de Cooperación Sacerdotal Hispanoamericana, cuyos notables esfuerzos van dando tantos y tan consoladores resultados.

A las ya fecundas realizaciones que testimonian la seriedad y el celo que la comisión episcopal de la obra pone en aportar eficazmente su constante y preciosa colaboración se añade ahora una etapa más, que culmina con la inauguración en Madrid del colegio sacerdotal Vasco de Quiroga y de un nuevo pabellón del Seminario Teológico, construido gracias a la generosidad de España y a la munificencia de la jerarquía y la de los fieles de Alemania, cuya digna representación lleva el señor cardenal Julio Doepfner, arzobispo de Munich.

Nuestro espíritu se inunda de gozo al saber que con estas ampliaciones se resuelve en parte el angustioso problema que planteaban las numerosas vocaciones, las cuales, de hoy en adelante, encontrarán un ambiente propicio para completar su formación en conformidad con las exigencias del futuro ministerio e incrementar el contingente de sacerdotes que, guiados de abnegado fervor, trabajan en el Nuevo Continente, donde el desarrollo espiritual, civil, cultural y demográfico está engrandeciendo a esos países para afianzar en el mundo y en la Iglesia la parte decisiva que les corresponde.

Esta circunstancia inaugural nos brinda la oportunidad de expresar a nuestros hijos y hermanos del episcopado español la más profunda gratitud por la ayuda tan fiel y magnánima hasta el presente dada, a la vez que, con ínfima ansia apostólica, deseamos acercarnos al corazón de ellos y de sus sacerdotes para reiterarles el llamamiento de Su Santidad Juan XXIII, de venerada memoria, a fin de ver terminado gloriosamente el orgánico y coordinado plan trienal, ya en vías de feliz ejecución. A este respecto esperamos confiadamente que la cristianísima España siga prestando, con la vitalidad y entusiasmo de cada diócesis, aquel apoyo colectivo que une y potencia en orden a lograr las grandes metas que, con nuestra complacencia, se ha propuesto el episcopado de esa dilecta nación.

Con tales ardientes deseos, y mientras pedimos a Dios derrame copiosos dones sobre los directores, profesores y alumnos de los centros de la Obra de Cooperación, otorgamos gustosamente a los señores cardenales y a los venerables prelados de España, en particular al benemérito arzobispo de Zaragoza, presidente de la Comisión de la obra, y a los preclaros miembros de la misma, a los sacerdotes y seminaristas incorporados a tan insigne institución, así como a sus bienhechores, una especial bendición apostólica.

Del Vaticano, fiesta de la Inmaculada de 1963.

PABLO PP VI

 


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