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CARTA DEL CARD. JEAN VILLOT,
EN NOMBRE DEL SANTO PADRE PABLO VI,
AL II CONGRESO NACIONAL DEL MOVIMIENTO CRISTIANO
DE TRABAJADORES (NÁPOLES, 8-11 DE DICIEMBRE DE 1977)

 

Al señor cardenal Corrado Ursi,
arzobispo de Nápoles

Señor cardenal:

Durante los días 8-11 de diciembre se celebrará en esa noble ciudad de Nápoles el II Congreso nacional del Movimiento Cristiano de Trabajadores, cuya sesión de apertura culminará con la celebración de la Santa Misa y la homilía de Vuestra Eminencia Reverendísima.

Cumplo, pues, el honroso encargo de rogar a Vuestra Eminencia que se haga intérprete, ante cuantos participen en dicho congreso, de los sentimientos de complacencia y estímulo del Santo Padre, tanto para que el tema estudiado en el congreso encuentre a los trabajadores cristianos dispuestos a ofrecer la respuesta oportuna y eficaz a las exigencias diarias de la sociedad, como para que se comporten con la fidelidad constante y la adhesión al Magisterio que siempre han distinguido a ese Movimiento.

"Respuesta de los trabajadores cristianos  a la crisis del Estado democrático". Tema difícil pero de gran actualidad.

Naturalmente la respuesta de los trabajadores cristianos no será simplista limitándose a los actuales problemas socio-económicos del país, sino algo mucho más profundo y por ello mucho más válido que, dejando aparte ideologías superadas ya en muchos aspectos o en crisis, sepa dar contenido a la visión cristiana de la sociedad, y a la vez dentro del contexto de reformas eficaces y necesarias permita al Movimiento Cristiano de Trabajadores inserirse con su propia identidad en la construcción de un Estado verdaderamente democrático, es decir, plenamente respetuoso de los valores de la justicia y de la libertad.

Será útil recordar lo que Su Santidad Pablo VI dijo a los representantes del Movimiento mundial de Trabajadores cristianos con ocasión de los 75 años de la  Rerum novarum (22 de mayo de 1966): no hay necesidad de afiliarse a Movimientos sociales, ideológicos y políticos que habiendo nacido y tomado su fuerza del marxismo han conservado sus principios y métodos negativos.

Por otra parte, un Movimiento como éste no dejará caer en el vacío ninguna de las peticiones del mundo del trabajo, que en la actualidad tiene una voz mucho más fuerte que en el pasado; peticiones encaminadas a la justicia y al progreso en pro de la realización y crecimiento de líneas nuevas que conduzcan a un auténtico Estado democrático.

Con estos deseos, el Santo Padre complacido, por medio de Vuestra Eminencia imparte a los dirigentes y a todos los miembros del Movimiento Cristiano de Trabajadores, ocupados activamente en el difícil trabajo del congreso, la implorada bendición apostólica propiciadora de abundantes favores celestiales.

Aprovecho esta ocasión para confirmarme, con sentimientos de profunda veneración, de Vuestra Reverencia devotísimo en el Señor.

Cardenal Jean VILLOT

 

 


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