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DISCURSO DE SU SANTIDAD PABLO VI
AL GRAN MAESTRE Y A LOS MIEMBROS DE LA ORDEN MALTA

Lunes 11 de julio de 1976

 

Nos saludamos con verdadero afecto al gran Maestre y a los Consejeros de la Orden Hospitalaria de San Juan de Jerusalén, de Rodas y de Malta. Nos estamos alegro acogeros hoy en esta audiencia, que vosotros habéis deseado tanto, considerándola como la prolongación de la fiesta litúrgica del "Bautista", vuestro celeste patrón, tan querido también por Nos del cual desde el bautismo Nos llevamos su nombre.

Nos os estamos reconocido por este nuevo testimonio de filial amor hacia el humilde Sucesor de Pedro y por vuestra renovada adhesión a la Sede Apostólica, que tan noblemente manifestáis, y con igual benevolencia extendernos nuestra gratitud a todos los caballeros y a las respectivas familias que se han asociado a este deferente homenaje.

Varias veces, en el curso de Nuestros encuentros, Nos hemos tenido la oportunidad de manifestar Nuestro estímulo para las diferentes formas de actividad benéfica que vuestra institución desarrolla, como es sabido, desde hace siglos con celo sensible a la gravedad de los problemas y de los acontecimientos que provocan esas iniciativas en favor de determinadas necesidades de la comunidad eclesial y social.

Nos sabemos, al decir esto, que Nos entramos en el corazón de vuestra histórica institución, casi para escuchar el primer latido vital, más aún, para honrar ese carácter esencial de beneficencia social que ha constituido su próvida y gloriosa razón de ser, y del que le ha derivado esa inexhausta y evangélica fecundidad para ayuda de las humanas desventuras y de las siempre renovadas necesidades sociales que han enriquecido el camino de tantas fecundas iniciativas y de tantos testimonios concretos de pródiga y vigilante caridad.

Tuvimos Nos mismo una prueba por la que Nos somos feliz de expresaros nuestra complacencia y reconocimiento: el asiduo servicio que la Orden de Malta ha querido ofrecer con diligente y eficaz trabajo durante el Año Santo, precisamente en la Plaza de .San Pedro – incomparable foro de los peregrinos – a las personas necesitadas de socorro médico o de asistencia sanitaria, asociándose así a la celebración del Jubileo de la manera que le es propia de silenciosa y solícita bondad.

Al confirmaros Nuestra satisfacción, Nos quisiéramos exhortaros a continuar el trabajo hospitalario y asistencial propios de vuestro carácter evangélico; no os faltan ciertamente múltiples compromisos; la situación social, como todos saben, tiene siempre nuevas necesidades de intervenciones benéficas de todo género. Con tal deseo Nos invocamos de la divina Bondad, con la intercesión de San Juan Bautista, los especiales dones de toda espiritual consolación que sean estímulo para un siempre cada vez más generoso testimonio cristiano, mientras con mucho gusto impartimos a vosotros y a todos los miembros de la gloriosa Orden de Malta, la especial propiciatoria bendición que extendemos a vuestros familiares y a todas las personas ligadas con la propia Orden.


*L'Osservatore Romano, edición en lengua española, n. 34, p.2.



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