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ALOCUCIÓN DEL PAPA PABLO VI
A UN GRUPO DE FIELES DE ALTO VOLTA


Sala del Consistorio
Lunes 26 de junio de 1978

 

Venerado hermano, queridos hijos, cristianos de Alto Volta: desde que hemos sabido vuestra intención de deteneros en Roma, en la ruta de regreso de Tierra Santa, hemos pensado: debemos recibir este grupo, es necesario que esta peregrinación se corone con el encuentro con el Papa, debemos manifestarles nuestro afecto y animarlos. Nos sentimos muy dichoso al acogeros esta mañana.

Nos parece, al veros junto a nosotros, que vuestras miradas brillan con un fulgor particular, con una especie de luz interior. No es extraño: venís de hacer la experiencia más profunda y la más rica que puede hacer un cristiano, siguiendo los pasos de Jesús en los lugares mismos donde vivió.

Son muy pocos, hasta hoy, los compatriotas vuestros que han tenido esta dicha. Hay para vosotros como una invitación especial de Cristo a ser, ahora, mejores discípulos y a dar testimonio de todo lo que habéis visto y oído (cf. 1 Jn 1, 1). ¡No olvidéis nunca esta llamada! Es el deseo que formulamos, esperando también que vuestro breve paso por Roma fortifique vuestro amor a la Iglesia y vuestro deseo de servirla, con todas vuestras fuerzas, junto con vuestros hermanos de Alto Volta a quienes bendecimos, así como a vosotros, de todo corazón.

 

 



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