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MENSAJE DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
CON OCASIÓN DE LA ENTRONIZACIÓN
DE SU SANTIDAD EL PAPA TAWADROS II,
PATRIARCA DE LA IGLESIA COPTA ORTODOXA

 

A Su Santidad Tawadros II
Papa de Alejandría
Patriarca de la Sede de San Marcos

«Gracia y paz de parte de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo» (Gál 1, 3).

Es con alegría fraterna que envío a usted, Santidad, estos saludos con ocasión de su entronización como Papa de Alejandría y Patriarca de la Sede de San Marcos. A mi venerable hermano el cardenal Kurt Koch, presidente del Consejo pontificio para la promoción de la unidad de los cristianos, he encomendado la tarea de transmitirle estos saludos, junto a la seguridad de mi cercanía en la oración cuando asume el alto oficio de supremo pastor de la Iglesia copta ortodoxa. Que Dios Omnipotente le conceda, Santidad, abundantes dones espirituales para fortalecerlo en su nuevo ministerio, mientras guía al clero y a los laicos por caminos de santidad, para el bien de su pueblo y la paz y la armonía de toda la sociedad.

Mi pensamiento se dirige en este momento a su venerable predecesor, Su Santidad el Papa Shenouda III, cuyo largo y devoto servicio al Señor ciertamente seguirá inspirando a usted y a todos los fieles. Su preocupación de mejorar las relaciones con las demás Iglesias cristianas refuerza nuestra esperanza de que un día todos los seguidores de Cristo se unan en el amor y la reconciliación que el Señor tan profundamente desea (cf. Jn 17, 21).

Santidad: oro para que el Espíritu Santo le sostenga en su ministerio, a fin de que la grey encomendada a su solicitud conozca la enseñanza del Buen Pastor. Que todo ello sea bendecido con la serenidad, para dar su preciosa contribución al bien de la sociedad y al bienestar de todos sus conciudadanos.

Ruego asimismo para que las relaciones entre la Iglesia católica y la Iglesia copta ortodoxa continúen estrechándose cada vez más, no sólo en un espíritu fraterno de colaboración, sino también a través de la profundización del diálogo teológico que nos permita crecer en la comunión y dar testimonio al mundo de la verdad salvífica del Evangelio.

Consciente de los grandes desafíos que acompañan el ministerio espiritual y pastoral que usted, Santidad, se apresta a iniciar, le garantizo mis oraciones y mi buenos deseos. Con estima y afecto fraterno, invoco las bendiciones de Dios sobre usted y sobre todos los fieles encomendados a su cuidado.

Vaticano, 14 de noviembre de 2012

 

BENEDICTUS PP XVI



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