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CONCIERTO OFRECIDO POR LA CÁRITAS DE RATISBONA

DISCURSO DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI

Patio del Palacio Pontificio de Castelgandolfo
Sábado 11 de agosto de 2012

 

Reverendos hermanos en el episcopado,
queridos amigos:

Al final de este hermoso «panorama» de músicas vocales e instrumentales, sólo me queda decir de corazón a los músicos un «Vergelt’s Gott» [que el Señor os recompense]. Con el programa de esta velada nos habéis ofrecido una idea de la multiplicidad de la creatividad musical y de la amplitud de la armonía. La música no es una sucesión de sonidos; tiene un ritmo y, al mismo tiempo, es cohesión y armonía; tiene su estructura y su profundidad. Hemos podido gustar todo esto de modo maravilloso no sólo en los corales de varias voces, ejecutados con fuerza expresiva por el grupo vocal Cantico dirigido por la señora Edeltraut Appl, sino también en las estupendas piezas instrumentales que hemos podido escuchar en la ejecución del señor Thomas Beckmann, de su esposa Kayoko y de la señora Kasahara. Todos hemos escuchado asombrados —como habréis notado— el sonido cálido y la gran plenitud de timbres del violonchelo. La música es expresión del espíritu, de un lugar interior de la persona, creado para todo lo que es verdadero, bueno y bello. No es casualidad que a menudo la música acompañe nuestra oración. La música hace resonar nuestros sentidos y nuestro espíritu cuando, en la oración, nos encontramos con Dios.

Hoy, en la liturgia, hacemos memoria de santa Clara. En un himno a la Santa se lee: «De la claridad de Dios has recibido la luz. Tú le has dado espacio, ella ha crecido en ti, y se ha difundido en el mundo; ilumina nuestros corazones».

Esta es la actitud de fondo que colma al hombre y le da la paz: la apertura a la claritas divina, la esplendorosa belleza y fuerza vital del Creador, que nos anima y nos hace superarnos a nosotros mismos. Hoy hemos encontrado esta claritas de modo maravilloso, y ella nos ha iluminado. Así, sólo es una consecuencia que los artistas, partiendo de su profunda experiencia de la belleza, se comprometan por el bien y ofrezcan a su vez ayuda y apoyo a los necesitados. Los artistas transmiten el bien que han recibido como un don, y este se difunde en el mundo. Así el ser humano crece, se hace transparente y consciente de la presencia y de la acción de su Creador. Seguramente, esto nos lo podrán confirmar el señor Beckmann y todos los que juntamente con él están comprometidos en la obra caritativa «Gemeinsam gegen die Kälte» [«Juntos contra el frío»]. Hemos comprendido que este «Gemeinsam gegen die Kälte» no responde a una finalidad impuesta desde fuera, sino que viene de lo profundo, de esta música que supera el frío que hay dentro de nosotros y abre el corazón. A todos os deseo de corazón el éxito en vuestro esfuerzo musical durante muchos años, así como la abundante bendición de Dios para vuestro compromiso caritativo. A todos los intérpretes, una vez más, un gracias de corazón por esta hermosa velada. Pongamos todo bajo la bendición de Dios. Os imparto a todos mi bendición apostólica. ¡Gracias de corazón! ¡Buenas noches!



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