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MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO
CON MOTIVO DE LA SEXTA JORNADA DE LOS JÓVENES 
DE LITUANIA CELEBRADA EN KAUNAS
[28-30 DE JUNIO DE 2013]
 

"Os he llamado amigos" (Jn 15,15)

 

Queridos jóvenes lituanos:

Me complace en verdad hacerme presente espiritualmente entre vosotros y dirigiros mi afectuoso saludo con ocasión de la «Sexta Jornada de los jóvenes», que os ve reunidos tan numerosos en Kaunas. Dirijo un pensamiento particular a quienes entre vosotros están recorriendo el camino de la entrega plena a Dios en el sacerdocio y en la vida consagrada, como también a todos aquellos que están comprometidos en el servicio a los últimos a través de las múltiples formas de voluntariado. Saludo y agradezco a vuestros pastores, quienes han programado estas jornadas especiales de oración y reflexión, centradas en el tema «Os he llamado amigos» (Jn 15, 15). Precisamente partiendo de esta palabra del Señor, quisiera ofreceros algunas breves reflexiones para vuestro crecimiento espiritual y vuestra misión en el seno de la Iglesia y en el mundo. Jesús quiere ser vuestro amigo, vuestro hermano, maestro de verdad y de vida que os revela el camino a recorrer para llegar a la felicidad, a la realización de vosotros mismos según el plan de Dios para cada uno de vosotros. Y esta amistad que os ofrece Jesús, que nos trae la misericordia, el amor de Dios, es «gratuidad», puro don. Él no os pide nada a cambio, os pide sólo acogerla. Jesús quiere amaros por lo que sois, también en vuestra fragilidad y debilidad, para que, tocados por su amor, podáis ser renovados.

El encuentro con el amor de Dios en la amistad de Cristo es posible sobre todo en los sacramentos, en particular la Eucaristía y la Reconciliación. En la santa misa nosotros celebramos el memorial del sacrificio del Señor, su entrega total por nuestra salvación: también hoy Él dona realmente su cuerpo por nosotros y derrama su sangre para redimir los pecados de la humanidad y hacernos entrar en comunión con Él. En la Penitencia, Jesús nos acoge con todas nuestras limitaciones, nos trae la misericordia del Padre que nos perdona, y transforma nuestro corazón, convirtiéndolo en un corazón nuevo, capaz de amar como Él, que amó a los suyos hasta el extremo (cf. Jn 13, 1). Y este amor se manifiesta en su misericordia. Jesús siempre nos perdona.

Otro camino privilegiado para crecer en la amistad con Cristo es la escucha de su Palabra. El Señor nos habla en la intimidad de nuestra conciencia, nos habla a través de la Sagrada Escritura, nos habla en la oración. Aprended a permanecer en silencio ante Él, a leer y meditar la Biblia, especialmente los Evangelios, a dialogar con Él cada día para sentir su presencia de amistad y de amor. Y aquí quisiera subrayar la belleza de una oración contemplativa sencilla, accesible a todos, grandes y pequeños, cultos o poco instruidos; es la oración del santo rosario. En el rosario nosotros nos dirigimos a la Virgen María para que nos guíe hacia una unión cada vez más estrecha con su Hijo Jesús para identificarnos con Él, tener sus sentimientos, actuar como Él. En el rosario, de hecho, repitiendo el Ave, María, nosotros meditamos los misterios, los hechos de la vida de Cristo para conocerle y amarle cada vez más. El rosario es un instrumento eficaz para abrirnos a Dios, para que nos ayude a vencer el egoísmo y llevar paz a los corazones, a las familias, a la sociedad y al mundo.

Queridos jóvenes, el amor de Cristo y su amistad no son un espejismo —Jesús en la Cruz muestra cuán concretos son— ni están reservados a pocos. Vosotros encontraréis esta amistad y experimentaréis toda la fecundidad y la belleza si le buscáis con sinceridad, os abrís con confianza a Él y cultiváis con empeño vuestra vida espiritual acercándoos a los sacramentos, meditando la Sagrada Escritura, orando con constancia y viviendo intensamente en la comunidad cristiana. Sentíos parte viva de la Iglesia, comprometidos en la evangelización, en unión con los hermanos en la fe y en comunión con vuestros pastores. ¡No tengáis miedo de vivir la fe! Sed testigos de Cristo en vuestros ambientes cotidianos, con sencillez y valentía. A quienes encontréis, a vuestros coetáneos, sabed mostrar sobre todo el Rostro de la misericordia y del amor de Dios, que siempre perdona, alienta, dona esperanza. Estad siempre atentos a los demás, especialmente a las personas más pobres y más débiles, viviendo y testimoniando el amor fraterno, contra todo egoísmo y cerrazón. Que vuestro patrono san Casimiro os ayude a buscar y a llevar a Cristo sin cansaros jamás. Que os sostenga en ese camino la presencia maternal de María y os acompañe mi bendición, que de corazón os imparto a todos vosotros, extendiéndola a toda Lituania.

Ciudad del Vaticano, 21 de junio de 2013

 

Francisco

 


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