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VIDEOMENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO
CON MOTIVO DE LA INAUGURACIÓN EN BANGUI, REPÚBLICA CENTROAFRICANA,
DEL NUEVO CENTRO DE SALUD DEL HOSPITAL BAMBINO GESÙ

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Queridos amigos del Hospital Pediátrico de Bangui:

Saludo con alegría a todos en la feliz ocasión de la inauguración de la nueva estructura sanitaria dedicada a los niños de la República Centroafricana. Esta sede nace con el apoyo del Hospital Pediátrico “Bambino Gesù”, que desde la primavera de 2016 se ha dedicado a la formación del personal médico y no solamente a ello. Espero que se convierta en un centro de excelencia, donde los niños encuentren respuestas y alivio a sus sufrimientos, con ternura y amor. ¡No me olvido! Guardo en mi corazón la mirada de dolor de los muchos niños desnutridos que encontré durante mi breve visita al hospital con motivo del viaje a vuestro país.

Y recuerdo también las palabras de la doctora que estaba a mi lado: “En su mayoría morirán, porque tienen malaria, fuerte, y están desnutridos”. Yo lo escuché. ¡No, ¡esto ya no debe suceder! El sufrimiento de los niños es, sin duda, el más difícil de aceptar. El gran Dostoievski se preguntaba: “¿Por qué sufren los niños?”. Tantas veces me pregunto lo mismo: ¿Por qué sufren los niños? Y no puedo encontrar una explicación. Solo miro al Crucificado e invoco el amor misericordioso del Padre por tanto sufrimiento.

Esta estructura que se inaugura hoy es un signo concreto de misericordia, que tiene su origen en el Año Santo que quise abrir con antelación —el 29 de noviembre de 2015—, precisamente en Bangui. La primera puerta de una catedral que se abrió fue la de Bangui, no la de San Pedro. Fue un gesto inspirado por el Señor. Al cruzar la Puerta Santa de la catedral, dije: «Bangui se convierte en la capital espiritual de la oración por la misericordia del Padre. Todos pedimos paz, misericordia, reconciliación, perdón, amor». Me gusta pensar que la Puerta Santa todavía está abierta y que el río de la misericordia da linfa vital a este Hospital Pediátrico y a todos los que trabajan en él. Recordad siempre que «existen tantos signos concretos de bondad y ternura dirigidos a los más pequeños e indefensos, a los que están más solos y abandonados. Existen personas que encarnan realmente la caridad y que llevan continuamente la solidaridad a los más pobres e infelices» (Carta ap. Misericordia et Misera,17).

Por lo tanto, os animo a todos a llevar a cabo vuestra tarea de cuidar a los niños, impulsados ​​por la caridad, pensando siempre en el «Buen Samaritano» del Evangelio: estad atentos a las necesidades de vuestros pequeños pacientes, inclinaos con ternura sobre sus fragilidades y ved en ellos al Señor. Quien sirve a los enfermos con amor, sirve a Jesús que nos abre el reino de los cielos. Este hospital nos recuerda a todos que lo que estamos viviendo que «es el tiempo de la misericordia, para que los débiles e indefensos, los que están lejos y solos sientan la presencia de hermanos y hermanas que los sostienen en sus necesidades» (ibíd., 21).

Queridos hermanos y hermanas, al ejercer vuestra profesión médica, ¡sed artesanos de misericordia!

Un saludo deferente al Sr. presidente Faustin-Archange Touadéra. También saludo al nuncio apostólico, Mons. Santiago De Wit Guzmán y a la presidenta del Hospital Bambino Gesù, la Sra. Mariella Enoc, que se ha entregado tanto a esta obra. Y un saludo al cardenal Konrad [Krajewski], que hace presente en el mundo la caridad del Papa. El que cuida de los pequeños está del lado de Dios. No lo olvidéis: ¡El que cuida de los pequeños está del lado de Dios y vence la cultura del descarte! Ojalá este nuevo hospital se convierta en modelo y punto de referencia para todo el país. Acordaos: en el enfermo está Cristo y en el amor del que se inclina sobre sus heridas está el camino para encontrarlo.

Os bendigo. Y por favor, no os olvidéis de rezar por mí. Gracias.


Boletín de la Oficina de Prensa e la Santa Sede, 2 de marzo de 2019.

 



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