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DISCURSO DEL SANTO PADRE FRANCISCO
A LOS GANADORES DEL PREMIO RATZINGER 2016

Sala Clementina
Sábado 26 de noviembre de 2016

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Me alegra encontrarme con vosotros en esta ocasión tan importante en el contexto de los fines y actividades de la Fundación Joseph Ratzinger - Benedicto XVI. Para mí es también una manera de expresar una vez más nuestro afecto y nuestro reconocimiento por el Papa emérito Benedicto XVI, que sigue acompañándonos con su oración.

Me congratulo por el éxito del Simposio Internacional sobre el tema de la Escatología - Análisis y Perspectivas, que ha tenido lugar hace pocos días en la Universidad de la Santa Cruz y ha concluido esta mañana en el «Agustinianum» con la lección del cardenal Ravasi. Sabemos que el tema de la escatología ha ocupado un lugar muy importante en el trabajo teológico del profesor Joseph Ratzinger, en su actividad como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, y finalmente también en su magisterio durante el pontificado. No podemos olvidar sus profundas consideraciones acerca de la vida eterna y la esperanza en la Encíclica Spe Salvi. El tema de la escatología es esencial en la reflexión sobre el sentido de nuestra vida y de nuestra historia para no encerrarnos en un enfoque materialista o de otra forma puramente mundana.

El Jubileo de la Misericordia, que acaba de finalizar, nos ha recordado muchas veces que la misericordia está en el corazón del «protocolo» sobre el que Jesús dice que seremos juzgados: «Tuve hambre y me diste de comer, tuve sed y me diste de beber». La profundidad del pensamiento de Joseph Ratzinger, sólidamente basado en la Escritura y en los Padres, y siempre alimentado por la fe y la oración, nos ayuda a permanecer abiertos al horizonte de la eternidad, dando sentido también a nuestras esperanzas y a nuestros esfuerzos humanos. El suyo es un pensamiento y un magisterio fecundo, que ha sabido concentrarse en las referencias fundamentales de nuestra vida cristiana, la persona de Jesucristo, la caridad, la esperanza y la fe. Y toda la Iglesia le estará siempre agradecida. Pero ya que en esta ocasión de esta reunión anual se otorga el Premio Ratzinger 2016, también he de felicitar a las ilustres personalidades a la que ha sido asignado por el Comité Científico de la Fundación. Por lo tanto, mis felicitaciones a Mons. Inos Biffi, que, como hemos escuchado, recibe el premio en reconocimiento de los méritos de toda una vida dedicada a los estudios teológicos en la Iglesia y en su servicio: un premio, por así decirlo, "a la carrera" de un gran teólogo; y al profesor más joven Ioannis Kourempeles, que recibe el premio en reconocimiento a la calidad de la labor teológica hasta ahora desarrollada, como prueba de aprecio por el interés dedicado al pensamiento de Joseph Ratzinger, y como estímulo para seguir sondeando la fecundidad del encuentro entre el pensamiento de Joseph Ratzinger y la teología ortodoxa.

Enhorabuena, pues, a los galardonados y mis mejores deseos por su trabajo teológico, y a la Fundación por llevar a cabo su tarea. El Señor os bendiga siempre y bendiga también vuestro servicio a su Reino. Y bendiga a todos vosotros, aquí presentes, y a vuestros seres queridos.

 



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