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JUAN PABLO II

AUDIENCIA GENERAL

Miércoles 26 de febrero de 1986

 

1. También esta vez quiero dar gracias a la Divina Providencia por haber guiado los caminos de mi servicio pastoral en India. El viaje, o mejor, la peregrinación, que tuvo lugar del 1 al 10 de este mes de febrero, fue una respuesta a las concordes invitaciones del Gobierno y del Episcopado. Agradezco cordialmente esta invitación, así como todo lo que se ha hecho para la preparación de este servicio del Papa a India y para facilitar su desarrollo.

Deseo manifestar esta gratitud a las numerosas personas y a las amplias esferas de la sociedad que (prescindiendo de su pertenencia a una determinada confesión) me han demostrado mucha atención y benevolencia durante los recorridos a lo largo de los caminos. Si se tiene en cuenta que los católicos en India son un pequeño porcentaje de aquella gigantesca sociedad (unos 12 millones y medio, 1,7 por ciento), esta circunstancia es muy significativa.

2. La peregrinación papal ha sido un ir al encuentro del pasado histórico, grande y muy diferenciado, de India, que se remonta al tercer milenio antes de Cristo. Este pasado no es sólo una historia en el sentido étnico, o una manifestación de las diversas formas de sistemas socio-políticos. Ante todo, es un gran patrimonio de valor espiritual, en el sentido religioso, moral y cultural. Para un cristiano el encuentro con este patrimonio cultural es importante sobre todo porque guarda relación con el reconocimiento del primado del espíritu en la vida humana y de las exigencias de naturaleza moral.

Esta realidad cultural y moral ha quedado muy confirmada de nuevo en la historia moderna de India, particularmente por medio de la figura y la obra del Mahatma Gandhi, que está considerado como padre de la nación. El fue el jefe del movimiento por la independencia de India y estimuló a superar la sujeción colonial con el método de la lucha moral, sin recurrir a la violencia. El método de Gandhi fue la fidelidad a la verdad y —en el nombre de la verdad— el compromiso de proponer las justas exigencias respecto, tanto de la propia gente, como de las autoridades coloniales. Hay que añadir que Mahatma Gandhi se imponía estas exigencias ante todo a sí mismo. Y aun cuando este método de conducta le procurara también enemigos —baste recordar que murió asesinado por un extremista indio en los umbrales de la independencia—, sin embargo, el camino que mostró merece un alto reconocimiento por motivos éticos. No resulta difícil notar que precisamente este camino en la lucha por la justicia demuestra un gran acercamiento a los fundamentales principios evangélicos. El Padre de la independencia de India indica el camino a todos los que —por los más nobles ideales— tratan de separar la lucha por la justicia de toda forma de odio.

3. El servicio papal vinculado al viaje a India ha tenido, en grado menor, el carácter de un diálogo institucional con las religiones profesadas por la mayoría de los indios (hindúes, 83 por ciento, y musulmanes, 11 por ciento); este diálogo ha tenido lugar ante todo en el terreno de los principios y de los valores que son comunes, es decir, que unen al cristianismo y a la Iglesia con las religiones de India de manera espontánea, por decirlo así.

No obstante, no han faltado los encuentros que tuvieron carácter de diálogo en el sentido más estricto de la palabra. Los recuerdo con simpatía profunda.

El homenaje al monumento fúnebre del Mahatma Gandhi en el "Rag Ghat", la visita del Dalai Lama, el encuentro en el estadio "Indira Gandhi" con los representantes de la cultura y de las tradiciones religiosas indias: hindúes, musulmanes, sikh, budistas, jainistas, parsos y cristianos de las diversas confesiones.

En Calcuta el encuentro con los exponentes de las comunidades cristianas; y luego con los representantes de las diversas religiones y del mundo cultural y académico. Igualmente en Madrás.

En Cochín visité al Catholicós de la Iglesia malancar jacobita siro-ortodoxa, y en Kottayam me encontré con el Catholicós de la Iglesia malancar siro-ortodoxa.

En Cochin tuve además un coloquio con los responsables de la "Church of South India" y con los exponentes no cristianos de Kerala. Finalmente, en Bombay tuve un encuentro con el Primado de la Iglesia anglicana, Doctor Robert Runcie.

Así, pues, la peregrinación a India ha sido también una providencial ocasión para continuar el diálogo con todos los que creen en Dios y procuran orientar su vida en la perspectiva de la trascendencia. La búsqueda del Absoluto y el anhelo por la paz son muy evidentes en la espiritualidad de las diversas religiones que hay en India y están bien expresadas en el pensamiento y en las poesías de muchas personalidades célebres.

Se ha tratado solamente de encuentros breves y fugaces, pero este diálogo se lleva adelante de manera constante y sistemática por los respectivos organismos del Episcopado indio.

4. Aunque el número de los católicos en India no sea grande (con relación al número global de la población), sin embargo, el Episcopado indio es uno de los más numerosos de la Iglesia. Cuenta con 122 obispos. Hay 18 provincias eclesiásticas, con 89 diócesis sufragáneas. Esto se explica a causa del enorme territorio, con gran densidad de población, donde están esparcidos cada uno de los grupos eclesiásticos, diversos también en número.

Como es sabido, los católicos en India están agrupados —desde el punto de vista eclesiástico— en tres comunidades: la Iglesia latina. la Iglesia oriental de rito siro-malabar, y la de rito siro-malancar.

5. Todos los católicos, mejor, todos los cristianos en India vinculan el comienzo de su Iglesia al período apostólico, y en particular a la misión de Santo Tomás. A él se remiten también las Iglesias ortodoxas en India. El lugar del martirio del Apóstol está señalado en las cercanías de Madrás. El nuevo impulso de la evangelización tuvo lugar después de todo un milenio, con la llegada a India de San Francisco Javier y de los nuevos misioneros en el siglo XVI. El punto central de esta evangelización se halla en Goa (donde se encuentran los restos de San Francisco Javier)

De este modo se explica la duplicidad del catolicismo en India: el rito oriental ligado a la evangelización más antigua, y el rito latino como fruto de la evangelización sucesiva (sobre todo desde el siglo XVI).

El problema ecuménico existe en India no sólo con relación a la ortodoxia oriental (Iglesia malancar jacobita e Iglesia malancar siro-ortodoxa), sino también con relación a las comunidades que han surgido después de la reforma, las cuales aparecieron en los tiempos modernos (particularmente a raíz de la presencia de los ingleses).

6. El programa de la visita de diez días se desarrolló a través de los principales núcleos locales de la Iglesia católica en India.

Comenzando por Delhi (la capital del Estado, al Norte del país, con un pequeño porcentaje de católicos, pero en esta oportunidad hubo también la participación de las diócesis cercanas), el camino de la peregrinación se dirigió a Oriente, hacia Calcuta, donde el porcentaje de los católicos es muy modesto. Sin embargo, al Oeste de Calcula, en Ranchi, hay una comunidad relativamente numerosa de la Iglesia; y al Norte de Calcuta se encuentra un amplio territorio cuyo centro está formado por la ciudad de Shillong. En ambos territorios se nota un regular y dinámico desarrollo de la Iglesia entre la población indígena.

Desde aquí el itinerario de la visita se dirigió al Sur. Primero en el Sudeste llegó a Madrás. Aquí, en la Santa Misa, participó una muchedumbre de quizá un millón de personas. Y en el Suroeste llegó al Estado de Kerala, donde los católicos son un porcentaje relativamente mayor de los habitantes de esta región con gran densidad de población. En dicha región se distingue más claramente aún la duplicidad de los ritos, prevaleciendo el oriental: siro-malabar y siro-malancar. La visita se hizo a través de los principales centros: Trichur, Ernakulam, Kottayam, Trivandrum.

La visita en la región de Kerala estuvo precedida por el encuentro con los fieles en Goa y en Mangalore, al Sur de Goa.

Como última etapa quedó la ciudad de Bombay. Los encuentros principales tuvieron lugar en tres sitios: Vasai (la comunidad cristiana más antigua en la región), luego la misma Bombay (con algunos encuentros centrales) y Puna, el centro los seminarios, noviciados y estudios para la región Occidental de India.

7. Es difícil contar los detalles. En cada una de las etapas el punto central ha sido la Eucaristía o (excepcionalmente) la liturgia de la Palabra de Dios con homilía.

Cada uno de los encuentros fue cuidadosamente preparado y contó con participación muy numerosa. Algunos elementos de la cultura nativa india encontraron su puesto en la liturgia renovada.

Hay que constatar que la actividad apostólica y social de la Iglesia en India es mucho más importante de lo que podría indicar la situación numérica de la Iglesia misma. De ello dan testimonio una amplia red de escuelas católicas de diverso grado, de hospitales y de otros centros de servicio social, de los que hoy goza en su mayoría la población no católica.

8. En India existe todavía, por desgracia, el fenómeno muy amplio de la pobreza, e incluso de la miseria. Ciertamente éste es uno de los problemas más graves para el Gobierno y para todo el sistema democrático de India. Las iniciativas por parte de la Iglesia y de la comunidad católica están limitadas a las posibilidades de esta porción, más bien modesta, de la Iglesia que está en India. Un acontecimiento de importancia particular, por encima de lo corriente, es la obra de madre Teresa en Calcuta y en otras varias localidades del país. Madre Teresa llega no sólo a los pobres, sino realmente a los más pobres entre los pobres, dando un testimonio que, con su elocuencia, repercute ampliamente en el mundo contemporáneo. Pero también otras instituciones eclesiales y religiosas son muy beneméritas por todo lo que hacen en favor de los pobres.

9. Quiero expresar mi gran alegría por el servicio papal que he podido realizar con relación a la Iglesia en India. Una expresión particular de este gozo ha sido la beatificación del Siervo de Dios Kuriakose Elias Chavara, fundador de la congregación de los Carmelitas de María Inmaculada, y la de Sor Alphonsa Muttathupantutu.

Además, la visita ha contribuido a reforzar los vínculos colegiales con el Episcopado y los vínculos de unidad de toda la Iglesia de India con la Sede de San Pedro. A esto han servido todos los encuentros, y en particular los mantenidos con el clero diocesano, con los religiosos y con los laicos comprometidos en el apostolado, y finalmente el maravilloso encuentro con la juventud en Bombay. Esta unidad, en medio de la multiplicidad y diversidad, es el camino por el que Cristo mismo, Buen Pastor, conduce a la Iglesia, sacramento universal de salvación, arraigada desde los tiempos apostólicos en tierra india. Y Él no cesa de ser para todos Príncipe del siglo futuro.


Saludos

Con particular afecto saludo a los peregrinos de lengua castellana, venidos de España y de América Latina. De modo especial me complace saludar a los distintos grupos de estudiantes llegados de Madrid, Barcelona y Lérida, así como a los participantes en un curso de informática y a los peregrinos de Guatemala. Que vuestra visita a la tumba del Apóstol Pedro os ayude a vivir y a dar testimonio siempre de la universalidad de la Iglesia de Cristo.

Os imparto de corazón mi Bendición Apostólica.



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