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SOLEMNIDAD DE «CORPUS CHRISTI»

HOMILÍA DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II

Atrio de la Basílica de San Juan de Letrán
Jueves 2 de junio de 1994

 

1. «Ave verum Corpus, natum de Maria Virgine...».

Cuando termine la santa misa; la asamblea se dirigirá hacia la basílica de Santa María la Mayor, hacia el santuario de la Madre de Jesús. La solemnidad del Corpus Christi está unida estrechísimamente al misterio de la Encarnación. El Verbo se hizo carne en el seno de la Virgen por obra del Espíritu Santo, y así María dio a luz al Hijo de Dios, que se hizo verdadero hombre. De la Madre de Dios el Verbo, tomó un cuerpo humano. Por eso, la procesión anual del Corpus Christi suele concluir en el atrio de la basílica liberiana, el santuario mariano más antiguo de Occidente.

2. En cambio, el punto de partida está aquí, en la basílica de San Juan de Letrán. Y esto tiene una profunda razón de ser. «Ave verum Corpus, natum de Maria Virgine. Vere passum, immolatum in cruce pro homine...». El misterio de la Redención, que se realizó en la cruz, fue anunciado de modo conciso e incisivo por san Juan Bautista, quien, al ver que Jesús de Nazaret se acercaba al Jordán, lo señaló con las palabras: «He ahí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo» (Jn 1, 29). En otras palabras, dijo precisamente esto: Vere passum, immolatum in cruce pro homine.

Cristo, como subraya el autor de la carta a los Hebreos, «penetró en el santuario una vez para siempre [...] con su sangre» (Hb 9, 12). No se puede separar el cuerpo de la sangre: de aquí que, con razón, se adore y se celebre el único misterio del santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo.

En especial, lo adoramos y celebramos en esta basílica, mater omnium ecclesiarum. En efecto, aquí, además de las solemnes celebraciones eucarísticas, desde hace veinte años, gracias a la solicitud constante de las Misioneras de la Eucaristía, tiene lugar la adoración eucarística diaria. Ante el Santísimo Sacramento, expuesto solemnemente, los fieles se detienen para meditar en el misterio de la Redención, en el misterio de la muerte y la resurrección de Cristo.

3. «Esto nobis praegustatum mortis in examine...».

La procesión del «Corpus Christi» es un típico acto de culto eucarístico. En efecto, nos hace conscientes de que recorremos el camino de la vida gracias al alimento divino, gracias al Cuerpo y la Sangre del Señor. Deseamos que, cuando nuestra peregrinación humana de la existencia terrena llegue a su fin, Cristo sea nuestro alimento por toda la eternidad. «Esto nobis praegustatum mortis in examine...».

4. El jueves santo, aquí, en esta basílica, el Obispo de Roma celebra la solemne liturgia de la Cena del Señor, sugestiva conmemoración de la institución del sacramento en que se hace presente el sacrificio de Cristo: «Anunciáis la muerte del Señor, hasta que venga» (1 Co 11, 26). Hoy, en cambio, la Iglesia desea adorar. Después de la santa misa, empezará la procesión de adoración.

«Adoro te devote latens deitas, quae sub his figuris vera latitas». Santo Tomás de Aquino, teólogo excelso en la historia de la Iglesia, fue también un poeta eucarístico inspirado. En la liturgia cantamos: Pange lingua gloriosi corporis mysterium, y también Adoro te devote, que es, quizá, el himno eucarístico más conocido. En él repetimos: «Tibi se cor meum totum subicit, quia te contemplans totum deficit». Ésta es la adoración; ésta es la procesión eucarística de Corpus Christi.

5. En esta procesión participa Roma, la Roma de todas las basílicas, iglesias y capillas, de todas las parroquias y comunidades religiosas, la Roma antigua y moderna. Roma eucarística. El próximo domingo, en cambio, la cita es en Siena, donde la Iglesia italiana vivirá su Congreso eucarístico nacional. Deseamos que este jueves de la Eucaristía en Roma preceda y anuncie la jornada eucarística de toda Italia. Quisiéramos que ambas citas fueran una etapa de la gran oración de Italia y por Italia, que comenzó el 15 de marzo pasado. ¿Hay oración más elevada que la Eucaristía? El Concilio recuerda que es la cumbre y la fuente de todo culto en la Iglesia (cf. Sacrosanctum concilium, 10). ¿De qué otra cosa se han alimentado Roma y la Italia cristiana sino de la Eucaristía? He aquí razones y motivos para adorar, dar gracias, pedir perdón e implorar.

Ave verum Corpus, natum de Maria Virgine.



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