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VIAJE APOSTÓLICO A LOS ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA

DISCURSO DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II
AL CONSEJO SUPREMO DE LOS CABALLEROS DE COLÓN


Washington
Domingo 7 de octubre de 1979

 

Queridos Caballeros de Colón:

Me proporciona un grato placer poder estar con vosotros con ocasión de mi visita pastoral a los Estados Unidos. Os agradezco muy sinceramente el respeto y amor que me habéis manifestado como Sucesor de Pedro, Obispo de Roma y Pastor de la Iglesia universal.

En la persona del Caballero Mayor y de los miembros del Consejo Supremo, saludo a todos los Caballeros de Colón: a más de un millón trescientos mil católicos laicos que despliegan por todo el mundo un espíritu de profunda vinculación a su fe cristiana y de lealtad a la Sede Apostólica.

Muchas veces en el pasado, pero también ahora, habéis expresado vuestra solidaridad con la misión del Papa. Veo en vuestra ayuda una prueba más (si otra más fuera necesario esperar) de vuestra conciencia de que los Caballeros de Colón valoran altamente su vocación a participar en el esfuerzo evangelizador de la Iglesia. Me siento feliz de poder recordar aquí lo que mi venerado predecesor Pablo VI, dijo acerca de esta tarea en su Exhortación Apostólica Evangelii nuntiandi, al resaltar el papel específico del laicado: "El campo propio de actividad evangelizadora, es el mundo vasto y complejo de la política, de lo social, de la economía, y también de la cultura, de las ciencias y de las artes, de la vida internacional, de los medios de comunicación de masas, así como otras realidades abiertas a la evangelización como el amor, la familia, la educación de los niños y jóvenes, el trabajo profesional. el sufrimiento, etc." (núm. 70).

Estas palabras de quien nunca cesó de animaros indican con claridad el camino que debe seguir vuestra Asociación. Soy consciente de los muchos esfuerzos que desplegáis por promover el uso de los medios de comunicación en la propagación del Evangelio y en la amplia difusión de mis propios mensajes. Que el Señor os lo premie, y que, a través de vuestros esfuerzos, se cosechen abundantes frutos de evangelización en la Iglesia. Que, a su vez, vuestra entrega y actividad os ayuden a desarrollar en vosotros esas actividades interiores, de las que no podernos prescindir en una auténtica evangelización: confianza en el poder del Espíritu Santo, verdadera santidad de vida, profundo interés por la verdad y un creciente amor hacia todos los hijos de Dios.

Que el Señor os bendiga constantemente a vosotros, a vuestras familias y a todos los Caballeros de Colón.

 



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