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VIAJE APOSTÓLICO A IRLANDA
(29 DE SEPTIEMBRE - 1 DE OCTUBRE)

DISCURSO DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II
A LOS REPRESENTANTES DE LOS MEDIOS
DE COMUNICACIÓN SOCIAL

Convento de los Dominicos
Sábado 29 de septiembre de 1979

 

Amigos míos de las comunicaciones sociales:

Durante mi visita a Irlanda, deseo dejar a todos vosotros un pensamiento particular, una palabra especial para cada uno, a fin de que en el futuro podáis recordar esto: el Papa durante su visita pastoral a Irlanda ha dicho muchas cosas a muchas personas, pero este mensaje me lo ha dirigido a mí.

El mensaje de que hablo es el segundo de los dos grandes mandamientos de Jesús: "Ama al prójimo como a ti mismo". Este mensaje y este mandato debería tener un significado especial para vosotros, porque vuestro trabajo os hace huéspedes de honor en millones de casas de todo el mundo.

Dondequiera se escuchen las voces que transmitís, dondequiera se vean las imágenes que captáis, dondequiera se lean las palabras que referís, allá está vuestro prójimo. Allá hay una persona que debéis amar, por cuyo bienestar total debéis trabajar, y a veces también sacrificar vuestro sueño y vuestra comida. Vosotros sois los instrumentos a través de los cuales aquella persona. y millones de personas, alcanza una experiencia más vasta y se le ayuda a ser un miembro más activo de la comunidad mundial, verdadero prójimo para los otros.

Vuestra profesión, por su naturaleza, os hace servidores, servidores voluntarios de la comunidad. Muchos miembros de esa comunidad podrán diferir de vosotros en opiniones de orden político o económico, en convicciones de orden religioso o moral. Como buenos comunicadores, vosotros les debéis servir lo mismo, con amor y de acuerdo con la verdad; más todavía, con amor por la verdad. Como buenos comunicadores, debéis construir puentes que unan y no muros que dividan. Como buenos comunicadores, debéis trabajar con la convicción de que el amor y el servicio al prójimo son el deber más importante de vuestra vida.

Todas vuestras solicitudes, por tanto, serán para el bien de la comunidad. Vosotros la alimentaréis con la verdad. Le iluminaréis la conciencia y le serviréis de constructores de paz. Mostraréis a la comunidad ideales que le hagan tender hacia un modelo de vida y un comportamiento digno de su potencialidad y de su dignidad humana.

Vosotros inspiraréis a la comunidad, encenderéis sus ideales, estimularéis su imaginación —si fuese necesario la provocaréis— para que pueda dar lo mejor de sí misma, lo mejor como hombres, lo mejor como cristianos. No cederéis a ninguna seducción, ni os plegaréis ante amenazas que tiendan a desviaros de la total integridad en el cumplimiento de vuestro servicio profesional hacia aquellos que son no sólo vuestro prójimo, sino vuestros hermanos y hermanas en la familia de Dios, Padre de todos nosotros.

Os consideráis realistas obstinados, y yo comprendo bien las realidades contra las que debéis combatir. Pero ésta es la palabra del Papa para vosotros. No es cosa de poco lo que os pide, no es un desafío indiferente el que os deja. El os desafía a construir, aquí, en la comunidad irlandesa y en la comunidad mundial, el reino de Dios, reino de amor y de paz.

Os agradezco sinceramente el trabajo que estáis haciendo durante mi visita. Os pido llevéis mi agradecimiento y mi afecto a vuestras familias, mientras para vosotros y para ellas formulo esta hermosa plegaria irlandesa: “Que Dios te tenga en la palma de su mano. Que Dios te mantenga a ti y a tus seres queridos en su paz”.

 



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