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DISCURSO DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II
A LOS MIEMBROS DE LA ASOCIACIÓN DE LA PRENSA EXTRANJERA


Viernes 6 de febrero de 1981

 

Ilustres miembros de la Asociación de la Prensa Extranjera de Italia:

1. Me produce especial alegría acoger en vosotros a los representantes cualificados de la prensa extranjera que trabajan en Roma. Os doy las gracias por este encuentro familiar y expreso mi aprecio en particular a vuestro presidente por haber sido el intermediario de esta audiencia y haberla iniciado con sus corteses palabras. Aprovecho esta ocasión para manifestar una vez más mi complacencia a todos los miembros de la Asociación que tanto por el carácter internacional de sus componentes, como por el espíritu de colaboración que la distingue —y esto es lo que más cuenta—, constituye un ejemplo de trabajo bien organizado en vuestra actividad de informadores y formadores de la opinión pública.

2. A vosotros, agentes de la comunicación social procedentes de tantos países y culturas diferentes, deseo proponeros estas palabras de la Sagrada Escritura: "Agua fresca en la boca del sediento es la buena nueva que viene de lejanas tierras" (Prov 25, 25). En estas palabras inspiradas, la "buena información tiene para el hombre en camino la misma importancia que una vena de agua que sacia en tierra árida. Siendo éste el peso especifico de vuestra aportación, es fácil imaginar que su realización es compleja y ardua, especialmente cuando se trata de hacer comprender mejor a los lectores la vida, la vocación, el testimonio y la obra de la Iglesia de Roma y de su Obispo, Sucesor de Pedro y Pastor de la Iglesia universal. Comprendo la dificultad que encontráis al dar a conocer y explicar en vuestros órganos de información la actividad y realidad de la Iglesia, que es ante todo misterio de fe (cf. Lumen gentium, 1).

3. Precisamente para ayudaros en este esfuerzo, la próxima Jornada mundial de las Comunicaciones Sociales se propone proclamar el valor insustituible de la "libertad responsable" en el ejercicio de esta actividad vuestra tan sumamente delicada; el tema de dicha Jornada mundial es, pues, el siguiente: "Las comunicaciones sociales al servicio de la libertad responsable de la humanidad". Pues solamente en la libertad y por medio de la libertad responsable, podréis cumplir vuestra misión de observadores e informadores, y desempeñarla bajo forma de "buena noticia para países lejanos". Sea, pues, vuestro "leit-motiv" "informar mejor para ser más responsables y más libres". La información es medio por el que toda persona asume libremente mayor responsabilidad respecto de los destinos de la humanidad. Sin una "buena información" no hay ejercicio de la responsabilidad, pues la libertad responsable de la humanidad depende de la comprensión exacta y de la coordinación nueva de la información en el mundo entero. La aspiración que brota de estas consideraciones es que las "buenas noticias" lleguen a circular por todos los "países lejanos" sin excepción ni limitaciones de ningún género y sin interpretaciones unilaterales.

4. No siendo posible aquí entrar a fondo en el tema ni tratarlo de forma exhaustiva, me limito a recordar una expresión de mi venerado predecesor Pío XII a los editores y escritores: "No hay duda de que el primer postulado de tal libertad es tener acceso a la verdad" (Discursos y Radiomensajes de Su Santidad Pío XII, vol. VIII, pág. 171). Libertad para la verdad, libertad en la unidad y libertad en la caridad: éstos son los móviles más dinámicos e intensos de esta libertad. Pero como ya he dicho en otras ocasiones, deseo invitaros a no ver en esta libertad un sinónimo de licencia hasta el extremo de reivindicar "el derecho al mal moral" (cf. AAS 72, 1980, págs. 81-82); sino que os exhorto, por el contrario, a haceros abogados y defensores a nivel internacional de esta libertad que necesitamos los hombres de hoy y que la Iglesia tanto necesita para ser ella misma. Lo que os dijo el Papa Pablo VI en la audiencia ahora mencionada por vuestro presidente, os lo repito yo con fuerza: "Procurad defender siempre y en todas partes los derechos justos y la libertad verdadera de las personas, sin hacer discriminaciones parciales, como desgraciadamente ocurre a propósito de los regímenes políticos en cuestión o de las opciones personales que nos hacen sensibles únicamente para con las víctimas cuyas ideas o convicciones compartimos... No permanezcáis mudos cuando la dignidad y el honor de la persona humana se vean amenazados por la violencia, por la explotación económica, por la relajación de costumbres, de la que nuestra sociedad permisiva con tanta frecuencia ofrece un triste espectáculo" (Enseñanzas de Pablo VI al Pueblo de Dios, 1976, página 194).

5. Ilustres señores: Sed siempre dignos de esta misión que acredita tan noblemente el servicio que prestáis. Vuestros lectores tienen derecho a fiarse de vosotros, de vuestro sentido de responsabilidad, de la fidelidad plena a cuanto honra vuestra profesión: objetividad, lealtad y ponderación inteligente al presentar las noticias, sin perder nunca de vista las posibles repercusiones en vuestros destinatarios y las exigencias del auténtico bien de la sociedad.

Por mi parte ruego al Señor que os ayude a proseguir perfectamente, con valentía y sentido de responsabilidad, vuestro trabajo que deseo confortar ahora con una bendición especial en señal y augurio de afecto y de comprensión y apoyo espirituales.

 



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