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MENSAJE DEL PAPA JUAN PABLO II
EN VÍSPERAS DE SU PEREGRINACIÓN APOSTÓLICA A COLOMBIA

Lunes 30 de junio de 1986

 

Señores cardenales,
queridos hermanos en el Episcopado,
amadísimos hermanos y hermanas de Colombia:

Al aproximarse ya el día tan deseado, en el que tendré el gozo de iniciar mi visita pastoral a vuestra noble nación, deseo enviaros a todos desde Roma, centro de la catolicidad, mi afectuoso saludo: “Que la gracia y la paz sean con vosotros de parte de Dios Padre y de nuestro Señor Jesucristo” .

El cuarto centenario de la Renovación de la venerada imagen de la Virgen del Rosario de Chiquinquirá constituye la ocasión propicia para que el Papa tome nuevamente el cayado de Peregrino de Evangelización para ir al encuentro de los hijos e hijas de un país de hondas raíces cristianas y cuna de altos valores históricos, morales y culturales que honran a todo el continente latinoamericano.

Agradezco cordialmente ya desde ahora a las Autoridades y al Episcopado de Colombia la amable invitación que me hicieran en su día. Con la gracia de Dios, espero poder llegar a vuestro querido país el próximo 1 de julio para compartir con vosotros unas jornadas en las que, obedeciendo al mandato del Señor, el Sucesor de Pedro confirme a sus hermanos en la fe , haga más viva vuestra caridad e impulse la “nueva evangelización”, sembrando palabras de paz y esperanza que orienten la marcha de los hombres hacia los “cielos nuevos” y la “tierra nueva” .

Durante los días que estaré entre vosotros, tendré ocasión de recorrer una parte importante de la extensa geografía colombiana. Iré al Santuario Nacional de la Virgen de Chiquinquirá y visitaré Bogotá, Tumaco, Popayán, Cali, Chinchiná, Medellín, Armero, Bucaramanga, Cartagena y Barranquilla. Siento no poder ir en persona a otras ciudades y lugares en donde, como muestra de filial devoción al Pastor de la Iglesia universal, han deseado mi presencia; quiero, sin embargo, manifestar mi reconocimiento a las autoridades eclesiásticas y civiles, y a los queridos fieles por sus amables invitaciones. Realizaré esta visita apostólica teniendo en mi corazón a todos los colombianos. Mi viaje será una peregrinación mariana al Santuario de la Virgen Patrona de Colombia, y una peregrinación evangelizadora al santuario de cada hombre, al santuario de todo el Pueblo de Dios. Es mi deseo encontrarme y dialogar con representantes de los diversos sectores de la sociedad y con gentes de todas las regiones, desde la Guajira hasta la Amazona, desde las costas del Pacifico hasta los Llanos orientales.

Veo complacido el generoso afán y el ardiente entusiasmo con que, bajo la guía de vuestros Pastores, os estáis preparando para que este encuentro con el Papa produzca abundantes frutos espirituales y os infunda valor cristiano para superar las pruebas de la hora presente. Deseo expresar a todos, autoridades y ciudadanos, clero y fieles en general, mi sincero aprecio por la generosa colaboración que están prestando y por las fervientes oraciones, para que las jornadas ya cercanas de mi visita resulten intensas celebraciones de fe que se hagan vida en una más profunda comunión eclesial y refuercen los lazos de fraternidad y la voluntad de pacífica convivencia entre todos los amados hijos colombianos, sin distinción de origen o posición social.

A Nuestra Señora de Chiquinquirá, en este ano Mariano Nacional, encomiendo mi peregrinación apostólica por los caminos de Colombia y, mientras elevo mi plegaria al Altísimo para que infunda vivos deseos de reconciliación, amor fraterno y paz verdadera en el corazón de todos, os bendigo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amen.



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