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ALOCUCIÓN DEL PAPA JUAN PABLO II
A LOS ARZOBISPOS METROPOLITANOS QUE RECIBIERON EL PALIO


Lunes 1 de julio de 2002

 

Venerados arzobispos; 
amadísimos hermanos y hermanas:
 

1. Me alegra mucho acogeros y renovaros mi cordial saludo. Después de la celebración del sábado pasado, solemnidad de San Pedro y San Pablo, durante la cual, según la tradición, os entregué el sagrado palio a vosotros, arzobispos metropolitanos nombrados en el último año, esta audiencia nos permite volvernos a encontrar en una dimensión más familiar.

Al dirigir hoy mi mirada a vosotros, procedentes de comunidades diocesanas de los cinco continentes, puedo admirar también la familia de la Iglesia.

2. Saludo con afecto al patriarca de Venecia y al arzobispo de Catania, juntamente con los numerosos hermanos, amigos y fieles que han querido acompañarlos en esta singular peregrinación. Ojalá que vuestras diócesis se distingan siempre por un intenso y efectivo espíritu de comunión.

Dirijo un saludo cordial a los peregrinos de lengua francesa que han venido para acompañar a los arzobispos durante la recepción del palio, en particular a los fieles de las diócesis de Gagnoa, en Costa de Marfil, de Saint-Boniface, en Canadá, y de Burdeos, en Francia. Que este signo, dado a vuestros obispos, os ayude a vivir cada vez más en comunión con toda la Iglesia.

Saludo cordialmente a los arzobispos metropolitanos de lengua inglesa y a los peregrinos que los acompañan:  de Newark, Madang, Visakhapatnam, Cardiff, Adelaide, Kumasi, Nueva Orleans, Glasgow, Calcuta y Kingston. Vuestra presencia es un signo elocuente de la universalidad de la Iglesia y un fuerte testimonio de la comunión a través de la cual la Iglesia vive y cumple su misión salvífica.

Queridos amigos, que vuestra peregrinación a las tumbas de san Pedro y san Pablo os confirme en la fe católica que nos viene de los Apóstoles. A vosotros, y a las Iglesias locales que representáis, os ofrezco la seguridad de mis oraciones y de mi afecto en el Señor.

Saludo con afecto a los nuevos arzobispos de las archidiócesis de Burgos y Oviedo en España, Asunción en Paraguay, y Calabazo y Cumaná en Venezuela, así como también a sus familiares y amigos. Al tiempo que os expreso mi cordial felicitación por este día de la recepción del palio, deseo que, revestidos de este ornamento, señal de un particular vínculo de comunión con la Sede de Pedro, podáis ser testigos vivos de la fe y portadores de la esperanza en Cristo resucitado en las Iglesias particulares que os han sido confiadas.

Saludo también con afecto a los nuevos arzobispos brasileños, con sus familiares y amigos, de las archidiócesis de Río de Janeiro, Juiz de Fora, Florianópolis, Goiânia, Vitória da Conquista y de Feira de Santana. Juntamente con mi felicitación por esta fecha, os expreso mi deseo de que, revestidos de este ornamento, signo de un vínculo particular de comunión con la Sede de Pedro, sirváis de estímulo a la fe y a la esperanza en Cristo resucitado en las Iglesias particulares que os han sido confiadas.

Me alegra saludar a monseñor Tadeusz Kondrusiewicz, arzobispo de la Madre de Dios en Moscú, y al grupo de familiares, amigos y fieles reunidos en torno a él. La Virgen Theotókos alcance a cada uno, y en particular a la comunidad católica rusa, las gracias deseadas.

Saludo cordialmente a los peregrinos venidos de Poznan, que acompañan a su arzobispo Stanislaw Gadecki, con ocasión de la entrega del palio, signo de la unión con el Sucesor de Pedro. Os pido que estéis siempre fielmente junto a él y lo sostengáis con vuestra oración. Que Dios os bendiga.

3. "Plebs adunata de unitate Patris et Filii et Spiritus Sancti":  esto es la Iglesia, según la antigua definición de san Cipriano (De Orat. Dom. 23:  PL 4, 553), citada por el concilio Vaticano II (cf. Lumen gentium, 5).

Venerados hermanos en el episcopado, sed siempre servidores apasionados de la unidad de la Iglesia. Y vosotros, queridos hermanos y hermanas, colaborad siempre con ellos, para que toda comunidad eclesial viva y actúe con un solo corazón y una sola alma.

A la vez que invoco sobre los pastores y sobre su ministerio la constante protección de María santísima, Madre de la Iglesia, a todos renuevo con gran afecto mi bendición.



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