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MENSAJE DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II
A LA ASOCIACIÓN DE SCOUTS Y GUÍAS CATÓLICOS DE ITALIA (AGESCI)

 

Amadísimos scouts y guías de la AGESCI: 

1. Sigue aún vivo en mí el recuerdo de la visita que tuve la alegría de realizar, en las llanuras de Pezza, en los Abruzos, durante el verano de 1986, a los participantes en vuestra Ruta nacional. Este año habéis querido proponer una nueva y gran experiencia comunitaria, el campo nacional, que tendrá lugar simultáneamente en cuatro localidades, en las provincias de Avellino, Cagliari, Perusa y Turín. Esta vez, lamentablemente, no puedo aceptar vuestra gratísima invitación a visitaros. Sin embargo, deseo aseguraros que os recuerdo con afecto y estoy cerca de vosotros con la oración, para que cada uno, joven o adulto, viva plenamente las jornadas del "campo".

Hace cerca de tres meses recibí en audiencia a un numeroso grupo de dirigentes y responsables de vuestra asociación, y les reafirmé la confianza y la estima de la Iglesia por los contenidos y el método de la propuesta educativa de la asociación. Ahora, mientras pienso en los miles de miembros que en esos espléndidos paisajes instalaréis las tiendas de campaña, quisiera recordar uno de los temas formativos que más os interesan, es decir, la importancia que debe revestir la profundización continua de la fe, valorizando el amor y el respeto a la naturaleza; se trata de una tarea que hoy se impone con urgencia a todos, pero que los scouts viven desde siempre, impulsados no por un vago "ecologismo", sino por el sentido de responsabilidad que deriva de la fe. En efecto, la salvaguardia de la creación es un aspecto fundamental del compromiso de los cristianos en el mundo.

2. Donde todo habla del Creador y de su sabiduría, desde las majestuosas montañas hasta los encantadores valles llenos de flores, aprendéis a contemplar la belleza de Dios, y vuestra alma, por decirlo así, "respira", abriéndose a la alabanza, al silencio y a la contemplación del misterio divino.

De este modo, el "campo" en el que estáis participando, además de constituir unas vacaciones llenas de aventuras, se convierte en un encuentro con Dios, consigo mismo y con los demás; un encuentro favorecido por una profunda revisión de vida a la luz de la palabra de Dios y de los principios de vuestro proyecto formativo.

Cuando Jesús llevó consigo a Pedro, Santiago y Juan al monte Tabor, ciertamente pudo admirar con ellos el panorama de Galilea que se disfruta desde allí. Pero, obviamente, no era ese su objetivo principal. Quería hacer partícipes a sus discípulos de su oración y mostrarles su rostro glorioso, para prepararlos a afrontar la dura prueba de la pasión. Con las debidas proporciones, ¿no es este también el sentido de los "campos" que la AGESCI propone a sus miembros? Se trata de momentos fuertes, en los que, con la ayuda del ambiente natural, haréis una significativa experiencia de Dios, de Jesús y de la comunión fraterna. Todo ello os prepara para la vida, para fundar vuestros proyectos más importantes en la fe y para superar las crisis con la luz y la fuerza que vienen de lo alto.

3. Queridos scouts, el camino del escultismo de la AGESCI pretende formar la personalidad de los muchachos, de los jóvenes y de los adultos según el modelo evangélico. Es una escuela de vida, en la que se aprende un "estilo" que, si se asimila bien, se conserva durante toda la vida. Este estilo se resume en la palabra "servicio". Y si esto vale para todo joven que participa en la experiencia escultista, independientemente de su fe, con mayor razón vale para vosotros, que os llamáis y queréis ser realmente "católicos". Vuestro servicio deberá ser aún más generoso y desinteresado, conforme al modelo del de Jesús, que dijo:  "Mayor felicidad hay en dar que en recibir" (Hch 20, 35).

Amadísimos scouts y guías, os aseguro mi presencia espiritual, avalada por la oración, para que María, Virgen fiel, os proteja y acompañe.

Con estos pensamientos y sentimientos, os bendigo de corazón a vosotros, a vuestros responsables y a toda la familia de la AGESCI.

Castelgandolfo, 28 de julio de 2003

JUAN PABLO II



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