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ALOCUCIÓN DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II
EN LA ENTREGA DEL "PREMIO INTERNACIONAL PABLO VI"

Sábado 5 de julio de 2003

Señoras y señores:

1. Me alegra encontrarme con vosotros, con ocasión de la entrega del premio conferido en memoria de mi venerado predecesor el siervo de Dios Pablo VI.

Doy mi sincera bienvenida a todos los presentes. Saludo con afecto a los señores cardenales Giovanni Battista Re y Paul Poupard, al obispo de Brescia, monseñor Giulio Sanguineti, y a los demás prelados aquí reunidos. Extiendo mi cordial saludo a las autoridades civiles que representan a las instituciones públicas brescianas, así como a los responsables del Instituto Pablo VI, comenzando por su presidente, el doctor Giuseppe Camadini, al que agradezco las palabras con las que ha interpretado los sentimientos de todos. Renuevo mi aprecio por las iniciativas promovidas por esta benemérita institución, que contribuye a mantener viva en la Iglesia y en el corazón de los hombres de buena voluntad la gratitud hacia ese gran Papa.

2. Este encuentro se inserta entre dos importantes celebraciones:  el cuadragésimo aniversario de la elección al pontificado del siervo de Dios Pablo VI y el vigésimo quinto aniversario de su muerte.

Su recuerdo está más vivo y arraigado que nunca en el corazón de la gente. Pablo VI sintió profundamente las inquietudes y las esperanzas de su tiempo, y se esforzó por comprender las experiencias de sus contemporáneos, iluminándolas con la luz del mensaje cristiano. Les señaló el manantial de la verdad en Cristo, el único Redentor, fuente de la verdadera alegría y de la auténtica paz.

Que el ejemplo de este celoso pastor de la Iglesia universal anime y estimule cada vez más a los creyentes a ser testigos de esperanza en el alba del tercer milenio.

3. El prestigioso premio, que precisamente en su nombre se concede cada cinco años a una personalidad o institución que se haya distinguido de modo significativo en el ámbito de la cultura de inspiración religiosa, representa un indudable reconocimiento al perenne interés que suscita la personalidad del Papa Montini. Hasta ahora había sido otorgado a estudiosos de los campos de la teología, la música, el ecumenismo y la promoción de los derechos humanos. Este año se adjudica al profesor Paul Ricoeur, conocido investigador francés, a quien dirijo un saludo cordial y respetuoso, agradeciéndole las amables y profundas palabras que acaba de dirigirme. Se le conoce también por su aportación generosa al diálogo ecuménico entre católicos y reformados. Su investigación muestra cuán fecunda es la relación entre la filosofía y la teología, entre la fe y la cultura; relación que, como recordé en la encíclica Fides et ratio, debe instaurarse y "estar marcada por la circularidad. Para la teología, el punto de partida y la fuente original debe ser siempre la palabra de Dios. (...) Ya que la palabra de Dios es verdad, favorecerá su mejor comprensión la búsqueda humana de la verdad, o sea el filosofar" (n. 73).

4. Por tanto, resulta muy oportuna la decisión del Instituto Pablo VI de rendir homenaje a un filósofo, que es al mismo tiempo un hombre de fe, comprometido en la defensa de los valores humanos y cristianos.

A la vez que felicito vivamente al profesor Paul Ricoeur, aseguro a cada uno de los presentes mi oración, para que correspondáis al proyecto que Dios tiene para vosotros y para el Instituto Pablo VI.

5. Dirijo un saludo deferente también a los miembros de la fundación "Centesimus annus, pro Pontifice", reunidos con ocasión de su encuentro anual, bajo la presidencia del conde Lorenzo Rossi de Montelera, al que saludo cordialmente. Extiendo mi saludo a los prelados, a los miembros del consejo de administración y a los participantes en el congreso.

A la vez que agradezco el apoyo concreto ofrecido a la Santa Sede, pido al Señor por cada uno de ellos, por su actividad y por todos sus seres queridos.

6. Con estos sentimientos, a la vez que expreso a cada uno de los presentes en esta audiencia mi deseo de un fecundo compromiso en su campo de trabajo, a todos imparto con afecto mi bendición.

 



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