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RADIOMENSAJE DE SU SANTIDAD JUAN XXIII
CON MOTIVO DEL XXV ANIVERSARIO DE LA EMISORA «CARITAS»
DE PARAGUAY
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Viernes 25 de noviembre de 1960

 

Amadísimos fieles del Paraguay :

Las Bodas de Plata de la Emisora «Caritas» Nos brindan la oportunidad de enviar a los católicos todos del Paraguay un saludo paterno, y a los Padres Franciscanos de Asunción una palabra de felicitación y de aliento.

Nos es bien conocida la eficiencia y la buena labor de apostolado y de elevación cultural, desarrollada por Radio «Caritas» en los cinco lustros pasados. Secundando el mandato evangélico Quod in aure auditis, praedicate super tecta (Mt 10,27), las ondas de vuestra Emisora dan alas a la palabra de Dios para recorrer la nación entera, penetrando en la intimidad de los hogares como portadora del mensaje del Altísimo. Congratulaciones a cuantos dirigís Radio «Caritas» o en la misma colaboráis. ¡ Animo y adelante ! Laudate Dominum de coelis, laudate eum in excelsis, os diremos con el Salmista (Sal 148, 1). Alabad al Señor en los Cielos, alabadle desde las alturas. Que esta Emisora, siempre al servicio de la Jerarquía y de la causa católica, continúe siendo instrumento de alabanza al Creador, y vehículo de amor y de luz, de paz y de alegría para cuantos la oigan.

Dulce y consolador para Nos es también el poder expresaron en este momento todo el afecto que, en las entrañas de Cristo (cf. Flp 1, 8), profesamos a esa querida nación. Como Padre Vuestro Nos sentimos con vosotros ufanos de vuestras glorias y tomamos parte igual en vuestros gozos que en vuestras tristezas. Amamos al Paraguay que se honra con la memoria de San Francisco Solano, de cuya muerte conmemoráis el trescientos cincuenta aniversario. Es honor insigne de Asunción el Beato Roque González, aquel heroico misionero cuyo corazón —la más significativa y preciada reliquia suya— lo tenéis ya entre vosotros. ¿Quién duda de que la Virgen de Caacupé ocupa un puesto preferente en el corazón de cada paraguayo? A Ella y a vuestros Santos Protectores suplicamos que os asistan en la defensa de vuestro patrimonio católico, a fin de que, en la fidelidad y obediencia a vuestros legítimos Pastores, nada haya que temer para la unidad de la fe que señala la ruta luminosa de vuestra historia.

Y si Nos pedís unas consignas, permitid que os digamos en paterna confidencia, lo que constituye un ardiente anhelo de Nuestro corazón en el deseo de que vuestro catolicismo florezca cada día más lozano y vigoroso. Estamos ciertos de que haréis todo lo posible por conservar íntegra la santidad del hogar, en el respeto de la ley de Dios para la constitución de la familia cristiana. Dais un gran consuelo a este humilde Vicario de Cristo que ahora os habla, cuando os esforzáis por que la formación religiosa de vuestros niños, iniciada con una catequesis metódica y organizada, se prolongue y complete en la edad adulta con un cultivo ulterior y una instrucción adecuada a sus exigencias y al grado de cultura en los demás ramos del saber. De los hogares y escuelas, en que se vive con sincera generosidad el evangelio, esperamos, como fruto espontáneo, la abundancia de vocaciones sacerdotales y religiosas tan necesarias en ese hermoso país.

Que Dios bendiga a vuestro pueblo y os conceda para siempre la paz y concordia en el espíritu de la justicia y de la caridad cristianas.

Ayeruré tupasy Caacupé to meé peéme ñandeyára pytyvó.

A la Virgen de Caacupé rogamos que del Señor os obtenga su ayuda.

En prenda de estas gracias, mientras invocamos sobre vosotros el nombre Santísimo de Jesús, os damos de todo corazón la Bendición Apostólica.


* AAS 52 (1960) 982-984; Discorsi, messaggi, colloqui, vol. III, págs. 52-54.



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