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ALOCUCIÓN DEL SANTO PADRE JUAN XXIII
A LA AGRUPACIÓN POLIFÓNICA
DEL CUERPO DE POLICÍA DE COLONIA

Domingo 16 de septiembre de 1962

 

Os saludamos con particular afecto, queridos hijos de Colonia. El pertenecer a la Asociación Polifónica de la Policía hace singular y ejemplar el doble servicio que prestáis al orden público y al arte. ¡Bien venidos !

Con sólo pronunciar el nombre de Colonia en seguida viene a la imaginación, como celestial visión, el espectáculo incomparable de vuestra catedral, conocida y admirada en todo el mundo, Nos la visitamos el 27 de diciembre de 1921, y celebramos la misa en el altar de los Reyes Magos, en la fiesta del Evangelista San Juan, y podemos deciros, llenos de emoción, que aún ahora y siempre nos emocionamos al recordarlo.

Nos congratulamos de una manera especial con vosotros, que tan bien sabéis representar la tradición musical de vuestra patria. Las florecientes asociaciones polifónicas que vienen multiplicándose por todas partes son testimonio del soplo de la espiritualidad que anima a las jóvenes generaciones. Sí, a pesar de las nubes que continúan oscureciendo el horizonte, deseamos decir y repetir que crecen los motivos para confiar en los hombres y en los pueblos, en la medida que éstos, como nos parece que está sucediendo, se dediquen con renovado fervor a la contemplación y a la práctica de las leyes armoniosas que Dios ha puesto como base de la sociedad y como prenda de una convivencia pacífica y digna.

Es notable la contribución que las asociaciones polifónicas, admirablemente coordinadas con otras de diversas características, pueden dar a la cultura, y por esto mismo a la civilización en sus más puras expresiones dando a conocer el patrimonio musical, sagrado y profano, de origen popular y de las edades áureas de la música.

¡Qué tranquilidad de ánimo engendra el canto! Y aquí está el punto de contacto en que vuestra misión se encuentra con la misión que la Iglesia está llamada a realizar, y de la que va a dar en estos momentos una prueba al mundo, que la divina Providencia querrá hacer valer en los tiempos presentes; una prueba que podrá extender sus frutos a los tiempos venideros.

Al llegar a Roma habéis respirado un clima de vigilia, pues estamos a las puertas del Concilio Ecuménico Vaticano II, el cual puede encontrar también su definición en el noble servicio de vuestra asociación. De hecho, el Concilio elevará al cielo y difundirá sobre la tierra, como poderosa sinfonía, todo lo que puede descubrir a la mente humana el camino de la verdad, lo que atraiga los ánimos a la conquista de la virtud e infunda en los pueblos el anhelo por el trabajo armonioso y por la paz beneficiosa para todos.

La Bendición Apostólica que de lodo corazón derramamos sobre cada uno de vosotros y sobre vuestra asociación, es extensiva, llena de dulces consuelos, para vuestras familias y para vuestra querida patria. Así sea.

 


*  Discorsi-Messaggi-Colloqui del Santo Padre Giovanni XXIII, vol. IV, pp. 529-530.

 

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