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CARTA DEL SANTO PADRE PABLO VI
A S.E. MONS. CASIMIRO MORCILLO,
ARZOBISPO DE MADRID-ALCAL
Á

 

Al venerable Hermano Casimiro Morcillo
Arzobispo de Madrid-Alcalá

Tuviste a bien informarnos de que el próximo día 30 se va a celebrar solemnemente el 50° aniversario de la Consagración de España al Sagrado Corazón de Jesús y, accediendo a los deseos que Nos manifestaste, Nos complacemos en enviar Nuestras expresiones de bendición y aliento.

Tan piadosa conmemoración debe ayudar a investigar y entender las riquezas y exigencias del Amor radicado en el Corazón de Cristo. Ese histórico monumento que se alza en el centro de la geografía nacional, recuerda que Jesús nos amó y se entregó por nosotros e invita a que cada cristiano, hechura de caridad divina, sepa corresponder amando al Señor y a los hombres: «si de esta manera nos amó Dios, también nosotros debemos amarnos los unos a los otros» (1 Io. 4, 11).

Ardientemente anhelamos que los destellos emitidos en el «Cerro de los Ángeles» iluminen y guien a los católicos españoles en su vida de fe robusta y dinámica, impregnada de caridad, porque el que quiere a su hermano está en la luz y el que lo aborrece, en tinieblas, sin saber donde va (cfr. 1 Io. 2, 10-11). El amor de Cristo hacia nosotros ha de rebosar desde nosotros a los demás, extendiéndose prácticamente en la esfera de las relaciones sociales para transformar cada vez más la convivencia en familia fraternal, mancomunada en origen, redención y destino idénticos, donde siempre se respete la dignidad humana y cristiana de cada uno, sus legítimas aspiraciones y sus derechos inalienables.

Vivir y aplicar con realidades el mandamiento supremo del amor a Dios p al prójimo es exigencia primordial de una consagración al Corazón de Jesús, consciente y consecuente; es también el principio, la fuerza, el método y el secreto para superar contrastes y resolver problemas en el ámbito personal, familiar y social: «cuanto quisiereis que os hagan a vosotros los hombres, hacédselo vosotros a los demás» (Matth. 7, 12).

Mientras pedimos al Señor que se intensifique en toda la comunidad católica de la dilectísima España su reinado de santidad y de gracia, de justicia, de amor y de paz, otorgamos a ti, venerable Hermano, y a cuantos participen en la ceremonia, una especial Bendición Apostólica.

Vaticano, 26 de Mayo de 1969.

PAULUS PP. VI

 



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