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DISCURSO DE SU SANTIDAD PABLO VI
AL EMBAJADOR DE LA REPÚBLICA DE CHINA
ANTE LA SANTA SEDE *

Martes 22 de abril de 1969

 

Señor Embajador:

Recibimos con gran satisfacción las Cartas Credenciales que le acreditan ante nosotros como Embajador de la República de China. Agradecemos a Vuestra Excelencia las amables palabras que recuerdan las estrechas y amistosas relaciones –fundadas en la mutua estima y en el respeto de los más elevados valores de la integridad moral y espiritual– que, durante siglos, han existido entre esta Sede Apostólica y el amado pueblo chino.

Confiando que su misión contribuirá grandemente a estrechar y enriquecer tales relaciones, testimoniamos gustosamente a Vuestra Excelencia nuestro constante deseo de secundar y favorecer sus esfuerzos en la medida de lo posible.

La República que Vd. tan dignamente representa ha dado un admirable ejemplo de equilibrado progreso, cuyos resultados son evidentes en los más variados campos. Al mismo tiempo ha sostenido, defendido e incrementado incesantemente los antiguos tesoros de la civilización y de la cultura chinas. Recordaremos únicamente la hermosa unidad de que goza la vida familiar, el respeto hacia los padres y ancianos y la alta consideración en que son tenidas la educación, las letras, la sabiduría y la libertad. Los católicos de China deberán prestar siempre su apoyo y su generosa colaboración para preservar estos valores, que también la Iglesia tiene en gran estima. La Iglesia Católica defiende y defenderá siempre no sólo los principios religiosos, sino también todos estos valores morales, espirituales y culturales que son patrimonio común de toda la Humanidad y que no pueden ser violados sin perjudicar toda la civilización humana.

Suplicando a Vuestra Excelencia que haga partícipe de nuestra cordial gratitud y de nuestros deseos sinceros a su Excelencia el Señor Presidente de la República de China, invocamos las bendiciones y los favores del cielo sobre él, sobre la República de China, sobre Vd. y sobre su nueva misión.


*L'Osservatore Romano, edición en lengua española, n.17 p.6.

 



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