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DISCURSO DEL PAPA PABLO VI
AL EMBAJADOR DE ZAMBIA ANTE LA SANTA SEDE

Jueves 22 de abril de 1971

 

Señor Embajador:

Nos alegra mucho recibir a Vuestra Excelencia en el momento de presentarnos las Cartas Credenciales que le acreditan como Representante de Zambia ante la Santa Sede, y acogemos el amable mensaje de saludo de vuestro Presidente, Kenneth David Kaunda, y de vuestro pueblo.

Seguimos con interés y apreciamos mucho las buenas intenciones y los nobles esfuerzos de Zambia en los numerosos proyectos que patrocina y emprende a través de todo el país para mejorarlo y desarrollarlo socialmente.

Que la paz, la comprensión y la tolerancia sigan siendo las aspiraciones del pueblo de Zambia. Estas aspiraciones son el cimiento del progreso humano y la base de un respeto pleno y total a los derechos del hombre y a sus obligaciones; porque no puede haber derechos sin obligaciones.

Sólo en el contexto de los derechos y obligaciones del hombre se puede conseguir una sociedad ordenada y feliz. El hombre encuentra el secreto de la felicidad fundamental cuando mantiene un perfecto equilibrio entre el ejercicio de sus derechos y el cumplimiento de sus obligaciones ante los demás hombres y ante su Creador. Nos consuela mucho saber que estos principios se reconocen en Zambia, donde la Iglesia es cordialmente comprendida por las autoridades civiles. Le aseguramos que la Iglesia católica estará siempre dispuesta a ayudar con su experiencia y sus medios religiosos y culturales al progreso de esta sociedad humana ideal, que se basa en las aspiraciones de la justicia social, de la paz y de la caridad fraterna, animadas por la presencia del Espíritu de Dios.

Le rogamos que transmita a su Presidente y al pueblo de Zambia, por los que sentimos especial afecto, nuestro sincero agradecimiento por sus buenos de seos; salúdelos calurosamente de nuestra parte, y dígales que continuamente los recordamos y pedimos por ellos. Que vuestro querido país sea agraciado siempre con las ricas y abundantes bendiciones del Todopoderoso.

Asegurarnos a Vuestra Excelencia que encontrará la colaboración plena de la Santa Sede en la consolidación y estrechamiento de estas felices relaciones que ya existen entre ella y la Republica de Zambia, y deseamos de corazón que cumpláis con todo éxito vuestra misión.


*L'Osservatore Romano, edición en lengua española,  n.18 p.8.

 



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