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 DISCURSO DEL PAPA PABLO VI
A UN GRUPO DE REPRESENTANTES
DE LA RADIO-TELEVISIÓN ITALIANA DE SUIZA


Miércoles 18 de enero de 1978

 

Nos complace encontrarnos con este distinguido grupo de responsables de la radio-televisión suiza italiana, que tiene la sede en Lugano. Ilustres señores, vuestra presencia en Roma, invitados por nuestra Comisión para las Comunicaciones Sociales, muestra ante todo el interés de la Santa Sede por la importancia que la radio y la televisión pueden llegar a tener en la vida espiritual, moral y religiosa del hombre moderno; y manifiesta asimismo la convicción que vuestra empresa de televisión tiene; es necesario abrirse al aporte del fermento religioso si se quiere ser testimonio de los valores culturales auténticos y duraderos en la sociedad contemporánea. El Concilio Vaticano II obliga a "prestar apoyo eficaz a las emisiones radiofónicas y televisivas de alto nivel moral, y ante todo a las que sean apropiadas para las familias" (Inter mirifica, 14; cf. también 19). Reiteramos la disponibilidad de la Iglesia a ofrecer la propia aportación en los tiempos y modos oportunos, aprovechamos gustoso este encuentro para exhortaros a utilizar los medios técnicos a disposición, tan potentes y maravillosos, y sobre todo los recursos de vuestra sensibilidad humana y vuestra creatividad artística, inspiradas en los sugestivos reclamos del Evangelio, con el fin de responder a la noble tarea educativa que os está confiada. Esto es lo que esperan de vosotros la Iglesia y también vuestros oyentes. Sabemos que sois sensibles a esta llamada. Sabemos que sois conscientes de las posibilidades de la radio y la televisión para lograr mayor crecimiento cultural de los ciudadanos a fin de superar las barreras e incomprensiones que todavía subsisten entre las generaciones, las clases sociales y las naciones. No es posible establecer de modo duradero estos valores sin la contribución de la vida religiosa; de aquí la importancia de las transmisiones religiosas. Os pedirnos ayuda especial para que las informaciones acerca de la Iglesia y de sus enseñanzas reflejen siempre la verdad, y para que se preparen con particular esmero las transmisiones litúrgicas, observando las normas establecidas al respecto y no dejando de pedir colaboración a personas competentes puestas a vuestra disposición. No se nos ocultan las dificultades de vuestra profesión, o mejor diríamos, de vuestra vocación; precisamente por ello elevamos nuestra invocación y súplica a Dios para que sea generoso en daros ayuda confortadora, al mismo tiempo que bendecimos de corazón a vuestras personas, vuestras familias y vuestra importante actividad.

 

 



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