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MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO
CON OCASIÓN DEL BICENTENARIO DE LA MUERTE DEL SIERVO DE DIOS PIO VII

 

Al querido hermano
Mons. Douglas REGATTIERI
Obispo de Cesena-Sarsina

El significativo aniversario del bicentenario de la muerte del siervo de Dios Papa VII, es para mí una feliz ocasión para dirigir un cordial saludo a usted, querido hermano, y a toda la comunidad civil y eclesial cesenaticense-sarsinate, que recuerda con reconocimiento un ilustre hijo, pastor valiente, defensor atento de la Iglesia. A los que forman parte de las numerosas iniciativas que caracterizan “el año chiaramontiano” deseo hacer llegar mi paterna cercanía junto a mis mejores deseos.

Al releer la vida de este venerado predecesor, personalidad de profunda fe, mansedumbre, humanidad y misericordia, que se destacó por competencia y prudencia frente a quien impedía la Libertas Ecclesiae, florecen sentimientos de gratitud y admiración por la herencia espiritual dejada y la franqueza evangélica con la que sostuvo las difíciles pruebas durante los veintitrés años de pontificado. A pesar de las turbulencias políticas y sociales que han marcado ese siglo, él, abandonándose confiado en la voluntad de Dios, acogió la humillación del exilio con ejemplar docilidad, ofreciendo todo al Señor por el bien de la Iglesia.

El Papa Chiaramonti fue un hombre de inteligencia con visión de futuro, que se forjó primero en la abadía benedictina de Cesena y sucesivamente en la de San Pablo extramuros en Roma, adquiriendo así una vasta preparación teológica puesta después a disposición del mundo académico. Asimismo, además de la contrastada cultura de le acompañaba, unida a las evidentes virtudes que poseía, desde joven fue llamado a ser obispo en dos diócesis diferentes. Como pastor destacó por su carisma y bondad de alma; de hecho, durante los años de su ministerio episcopal no dudó en esforzarse personalmente por cuidar del pueblo, comprometiéndose con dedicación a aliviar los numerosos sufrimientos de quienes se encontraban afligidos por condiciones precarias.

Ciertamente, si consideramos el periodo histórico en el que vivió el Papa Pío VII, no podemos dejar de señalar la gran sabiduría con la que supo hacerse “embajador de paz” con los que ejercían el poder temporal. Delante de un escenario político controvertido y de una acción engañosa que amenazaba la salus animarum, él, con la tranquilidad de quien confía siempre en la intervención providente de Dios, hizo todo lo posible para no fracasar en su misión de "custodio y guía del rebaño" y, a pesar de las restricciones impuestas, continuó sin temor alguno anunciando la fuerza consoladora del Evangelio de Cristo, según el espíritu de las Bienaventuranzas que llama hijos de Dios a los que trabajan por la paz (cfr. Mt  5,9).

Querido hermano, entrego a los fieles de esta diócesis la tarea de dar a conocer de forma adecuada la vida y obra pastoral de este apreciado sucesor del apóstol Pedro, vuestro amado conciudadano, para que pueda suscitar la misma pasión al servicio del prójimo y de la edificación de una sociedad armoniosa, e indicar la paz como camino de esperanza, de diálogo respetuoso y de cristiana reconciliación. Mientras os encomiendo a la materna protección de la Virgen María, invocando la intercesión del Siervo de Dios Papa Pío VII, con gusto os bendigo a cada uno, y os pido, por favor, que no os olvidéis de rezar por mí.

Fraternalmente,

Roma, San Juan de Letrán, 21 de septiembre 2023
Fiesta de S. Mateo Apóstol y Evangelista

Francisco

 

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L'Osservatore Romano, Edición semanal en lengua española, Año LX, número 42, Viernes, 20 de octubre de 2023, p. 3.

 



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