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VIAJE APOSTÓLICO A RÍO DE JANEIRO
CON OCASIÓN DE LA XXVIII JORNADA MUNDIAL
DE LA JUVENTUD

CONFERENCIA DE PRENSA DEL SANTO PADRE FRANCISCO
DURANTE EL VUELO DE REGRESO A ROMA

Domingo 28 de julio de 2013

 

Padre Lombardi:

Queridos amigos, tenemos la alegría de tener con nosotros en este viaje de vuelta al Santo Padre Francisco; y ha sido tan amable de concedernos un amplio espacio de tiempo para hacer con nosotros balance del viaje y responder con total libertad a las preguntas que le hagan. Le doy la palabra para una pequeña introducción, y después comenzamos con la lista de los que se han inscrito para hablar, escogiéndolos un poco de los distintos grupos nacionales y lingüísticos. A Usted, Santidad, la palabra para comenzar:

Papa Francisco: Buenas tardes, y muchas gracias. Estoy contento. Ha sido un viaje hermoso; espiritualmente me ha hecho bien. Estoy cansado, bastante, pero con el corazón alegre, y estoy bien, bien, me ha hecho bien espiritualmente. Encontrar a la gente hace bien, porque el Señor obra en cada uno de nosotros, trabaja el corazón, y la riqueza del Señor es tanta que siempre podemos recibir muchas cosas hermosas de los demás. Y esto me hace bien. Esto, como primer balance. Diré además que la bondad, el corazón del pueblo brasileño es grande; es verdad, es grande. Es un pueblo tan amable, un pueblo que ama la fiesta, que incluso en el sufrimiento siempre encuentra un camino para descubrir el bien en cualquier parte. Y esto está bien, es un pueblo alegre, el pueblo ha sufrido mucho. Es contagiosa la alegría de los brasileños, es contagiosa. Y tiene un gran corazón, este pueblo.

Además, debo hablar también de los organizadores, tanto de nuestra parte, como de la parte de los brasileños; me he sentido como si estuviera ante un ordenador, ese ordenador encarnado… De verdad, estaba todo cronometrado ¿no? Pero hermoso. Sí, hemos tenido problemas con las hipótesis de seguridad; la seguridad de aquí, la seguridad de allí; no ha habido ni un incidente en todo Río de Janeiro en estos días, y todo era espontáneo. Con menos seguridad, he podido estar con la gente, abrazarla, saludarla, sin coches blindados: es la seguridad de fiarse de un pueblo. Es verdad que siempre está el peligro de que haya un loco. Eh, sí, que haya un loco que haga algo, pero también está el Señor. Crear un espacio blindado entre el obispo y el pueblo es una locura, y yo prefiero esta otra locura: fuera, y correr el riesgo de la otra locura. Prefiero esta locura: fuera. La cercanía hace bien a todos.

Además, la organización de la Jornada, no de algo en concreto, sino todo: la parte artística, la parte religiosa, la parte catequética, la parte litúrgica... Ha sido muy hermoso. Ellos tienen capacidad para expresarse en el arte. Ayer, por ejemplo, hicieron cosas preciosas, preciosas.

Luego, Aparecida; Aparecida, para mí es una experiencia religiosa, fuerte. Recuerdo la Quinta Conferencia. He ido allí para rezar, para rezar. Me hiera gustado ir solo, casi de incógnito, pero había una multitud impresionante. Y no es posible, lo sabía antes de venir. Y hemos rezado, nosotros.

También ustedes: su trabajo ha sido, me dicen —yo no he leído los periódicos en estos días, no tenía tiempo, no he visto la televisión, nada –, ha sido un trabajo bueno, bueno, bueno. Gracias, gracias por la colaboración, gracias por haber hecho esto.            Luego el número, el número de jóvenes. Hoy, yo no lo puedo creer, pero hoy el Gobernador hablaba de tres millones. No puedo creerlo. Desde el altar —eso es verdad—, no sé si ustedes, algunos de ustedes han estado en el altar, desde el altar hasta el final, toda la playa estaba llena, hasta la curva: más de cuatro kilómetros. ¡Tantos jóvenes! Y dicen, me ha dicho Mons. Tempesta, que eran de 178 países, ¡178! También el Vicepresidente me ha dicho este número, esto es seguro. Es importante. Fuerte.

Padre Lombardi:

Gracias. Ahora damos la palabra en primer lugar a Juan de Lara, que es de EFE, y es español, y es el último viaje que hace con nosotros; por tanto, estamos contentos de darle esta posibilidad.

Juan de Lara:

Santidad, buenas noches. En nombre de todos los compañeros le queremos agradecer estos días que nos ha regalado en Río de Janeiro, el trabajo que ha hecho y el esfuerzo que ha supuesto; y también en nombre de todos los periodistas españoles, le queremos agradecer las plegarias y los rezos por las víctimas del accidente ferroviario de Santiago de Compostela. Muchísimas gracias. Y la primera pregunta no tiene mucho que ver con el viaje, pero aprovechamos la ocasión de que nos da esta posibilidad y quería preguntarle: Santidad, en estos cuatro meses de pontificado, hemos visto que ha creado varias comisiones para reformar la Curia vaticana. Quisiera preguntarle: ¿Qué tipo de reforma tiene en mente, contempla la posibilidad de suprimir el IOR, el llamado Banco del Vaticano? Gracias.

Papa Francisco:

Los pasos que fui dando en estos cuatro meses y medio, vienen de dos vertientes: el contenido de lo que había que hacer, todo, viene de la vertiente de las congregaciones generales que tuvimos los cardenales. Fueron cosas que los cardenales pedimos al que iba a ser el nuevo Papa. Yo me acuerdo que pedía muchas cosas, pensando en otro. O sea, pedíamos, hay que hacer esto… por ejemplo, la comisión de ocho cardenales. Sabemos que es importante tener una consulta outsider, no las consultas que se tienen, sino outsider. Y esto va en la línea —aquí hago como una abstracción, pensando, pero para explicarlo—, en la línea, cada vez de la maduración de la relación entre sinodalidad y primado. O sea, estos ocho cardenales favorecen la sinodalidad, ayudan a que los diversos episcopados del mundo se vayan expresando en el mismo gobierno de la Iglesia. Hay muchas propuestas que se hicieron, que todavía no están puestas en práctica, como la reforma de la Secretaría del Sínodo, en la metodología; como la comisión post-sinodal que tenga carácter permanente de consulta; como los consistorios cardenalicios con temáticas no tanto formales —como, por ejemplo, la canonización—, sino también temáticas, etc. Bueno, la vertiente de los contenidos viene de ahí.

La segunda vertiente es la oportunidad. Les confieso, a mí no me costó, al mes de pontificado, armar la comisión de los ocho cardenales, que es una cosa… La parte económica yo pensaba tratarla el año que viene, porque no es lo más importante que había que tocar. Sin embargo, la agenda se cambió debido a circunstancias que ustedes conocen, que son de dominio público y que aparecieron problemas y que había que enfrentarlos. El primero, el problema del IOR, o sea, cómo encaminarlo, cómo delinearlo, cómo reformularlo, cómo sanear lo que haya que sanear, y ahí está la primera comisión de referencia, ése es el nombre. Ustedes conocen el quirógrafo, lo que se pide, los integrantes y todo. Después tuvimos la reunión de la comisión de los quince cardenales que se ocupan de los aspectos económicos de la Santa Sede. Son de todas partes del mundo. Y ahí, preparando esa reunión, se vio la necesidad de hacer una misma comisión de referencia para toda la economía de la Santa Sede. O sea, que se tocó el problema económico fuera de agenda, pero estas cosas suceden cuando en el oficio de gobierno ¿cierto?, uno va por aquí, pero le patean un golazo de allá y lo tiene que atajar, ¿no es cierto? Entonces, la vida es así y, eso es lo lindo de la vida también. Repito, la pregunta que me hacía del IOR... Perdón, estoy hablando en castellano. Perdón… me venía la respuesta en castellano.

En referencia a la pregunta que me hacía del IOR, no sé cómo terminará el IOR; algunos dicen que tal vez es mejor que sea un banco, otros que sea un fondo de ayuda, otros dicen que hay que cerrarlo. Bien. Se oyen estas voces. No sé, me fío del trabajo de las personas del IOR, que están trabajando en esto, también de la comisión. El Presidente del IOR sigue siendo el mismo de antes; en cambio, el Director y el Vicepresidente han presentado su dimisión. Pero esto, yo no sabría decirle cómo terminará esta historia, y esto es hermoso también, porque se intenta, se busca: somos humanos, en esto debemos encontrar lo mejor. Pero, eso sí: las características del IOR —sea banco, sea fondo de ayuda, sea lo que sea— transparencia y honestidad. Esto debe ser así. Gracias.

Padre Lombardi:

Muchas gracias, Santidad. Ahora pasamos a una persona de los representantes del grupo italiano, y tenemos uno que usted conoce bien: Andrea Tornielli, que hace una pregunta en nombre del grupo italiano.

Andrea Tornielli:

Santo Padre, tendría una pregunta tal vez un poco indiscreta: ha dado la vuelta al mundo una fotografía en la que usted sube la escalerilla del avión cuando veníamos, llevando una cartera negra, y se han escrito artículos en todo el mundo que han comentado esta novedad: Sí, del Papa que sube… no se había visto, digamos, que el Papa subiese con su equipaje de mano. Se han hecho incluso hipótesis sobre lo que contenía la cartera negra. Mis preguntas son: una, por qué ha llevado usted su cartera negra y no la ha llevado un colaborador, y dos, si nos puede decir qué había dentro. Gracias.

Papa Francisco:

No estaba la llave de la bomba atómica. La llevaba porque siempre lo he hecho así: cuando viajo, la llevo. Y dentro, pues tengo la maquinilla de afeitar, el breviario, la agenda, un libro para leer... Me he traído uno sobre santa Teresita, de la que soy muy devoto. Siempre he llevado una cartera cuando viajo, es normal. Tenemos que ser normales. No sé, me resulta un poco extraño lo que usted me dice, que haya dado la vuelta al mundo esa foto. Hemos de habituarnos a ser normales. La normalidad de la vida. No sé, Andrea, si te he respondido.

Padre Lombardi:

Ahora damos la palabra a una representante de la lengua portuguesa, Aura Miguel, que es de Radio Renascença.

Aura Miguel:

Santidad, quisiera preguntarle por qué pide tan insistentemente que se rece por usted. No es normal, habitual, escuchar a un Papa pedir tanto que recen por él.

Papa Francisco:

Siempre lo he pedido. Cuando era sacerdote lo pedía, aunque no tan frecuentemente; comencé a pedirlo con cierta frecuencia en la tarea de obispo, porque siento que si el Señor no ayuda en este trabajo de ayudar al Pueblo de Dios a ir adelante, uno no puede… De verdad, me considero limitado, con muchos problemas, incluso pecador —lo saben—, y tengo que pedir esto. Me sale de dentro. También a la Virgen le pido que rece por mí al Señor. Es una costumbre, pero una costumbre que me sale del corazón y también de la necesidad que tengo por mi tarea. Siento que debo pedirlo… No sé, es así.

Padre Lombardi:

Ahora pasamos al grupo de lengua inglesa, y damos la palabra a nuestro colega Pullella de Reuters, que está aquí delante.

Philip Pullella:

Santidad, gracias por su disponibilidad, en nombre del grupo inglés. El colega Juan de Lara ya ha hecho la pregunta que nosotros queríamos hacer; así pues, prosigo un poco en esa línea, pero sólo un poco: usted, a propósito del intento de hacer estos cambios, me acuerdo que dijo al grupo de América Latina que hay muchos santos que trabajan en el Vaticano, pero también hay personas que no son tan santas, ¿no? ¿Ha encontrado resistencia a este deseo suyo de cambiar las cosas en el Vaticano? ¿Ha encontrado resistencia? La segunda pregunta es: usted vive muy austeramente, se ha quedado en Santa Marta, etc. ¿Usted quiere que sus colaboradores, incluidos los cardenales, sigan su ejemplo, y vivan en comunidad, o es algo sólo para usted?

Papa Francisco: 

Los cambios… Los cambios vienen también de dos vertientes: lo que los cardenales hemos pedido, y lo que viene de mi personalidad. Usted hablaba del hecho que yo me haya quedado en Santa Marta: pero es que yo no podría vivir solo en el Palacio, y no es lujoso. El apartamento pontificio no es tan lujoso. Es amplio, es grande, pero no es lujoso. Yo no puedo vivir solo o con un pequeño grupito. Necesito gente, estar con la gente, hablar con la gente… Y por eso cuando los chicos de las escuelas de los jesuitas me preguntaron: “¿Por qué? ¿Por austeridad? ¿Por pobreza?”. No, no: por motivos psiquiátricos, simplemente, porque psicológicamente no puedo. Cada uno tiene que llevar adelante su vida, con su modo de vivir, de ser. Los cardenales que trabajan en la Curia no viven como ricos ni con opulencia: viven en un pequeño apartamento, son austeros, ellos son austeros. Los que conozco, esos apartamentos que el APSA da a los cardenales. Además, me parece que hay otra cosa que quisiera decir. Cada uno vive como el Señor le pide vivir. La austeridad —una austeridad general—, creo que es necesaria para todos los que trabajamos al servicio de la Iglesia. Hay tantos matices en la austeridad… cada uno debe buscar su camino.

Respecto a los santos, ciertamente los hay, santos: cardenales, sacerdotes, obispos, religiosas, laicos; gente que reza, gente que trabaja mucho, e incluso que va con los pobres, sin hacerse ver. Yo sé de algunos que se preocupan de dar de comer a los pobres o después, en su tiempo libre, van a ejercer su ministerio en una iglesia o en otra… Son sacerdotes. Hay santos en la Curia. Y también alguno que no es tan santo, y éstos son los que hacen más ruido. Saben que hace más ruido un árbol que cae que un bosque que crece. Y esto a mí me duele, cuando hay estas cosas. Pero son algunos los que dan escándalo, algunos. Tenemos a este monseñor en la cárcel, creo que sigue en la cárcel; no ha ido a la cárcel por parecerse a la beata Imelda precisamente, no era un beato. Estos escándalos, éstos, hacen daño. Una cosa —esto no lo he dicho nunca, pero me he dado cuenta—, creo que en la Curia ha descendido el nivel que tenía hace tiempo, con los viejos curiales… el perfil del viejo curial, fiel, que hacía su trabajo. Tenemos necesidad de estas personas. Creo… las hay, pero no son tantas como antes. El perfil del viejo curial: yo lo diría así. Debemos tener más de éstos.

¿Si encuentro resistencia? Si hay resistencia, todavía no la he visto. Es verdad que no he hecho tantas cosas, pero se puede decir que, sí, he encontrado ayuda, y también he encontrado gente leal. Por ejemplo, a mí me gusta cuando una persona me dice: “Yo no estoy de acuerdo”, y esto lo he encontrado. “Esto no lo veo, no estoy de acuerdo: yo se lo digo, usted verá”. Éste es un verdadero colaborador. Esto lo he encontrado en la Curia. Esto es bueno. Pero cuando hay esos que dicen: “Ah, qué bonito, qué bonito, qué bonito”, y después dicen lo contrario en otro sitio… Todavía no me he dado cuenta. Puede que sí, que haya algunos, pero no me he dado cuenta. Resistencia: en cuatro meses no se puede encontrar mucha…

Padre Lombardi:

Ahora pasamos a una brasileña; me parece justo: Patricia Zorzan. También se puede acercar Izoard y así después tenemos un francés.

Patricia Zorzan:

Hablando en nombre de los brasileños. La sociedad ha cambiado, los jóvenes han cambiado, y vemos en Brasil muchos jóvenes. Usted no ha hablado sobre el aborto, el matrimonio entre personas del mismo sexo. En Brasil han aprobado una ley que amplía el derecho al aborto y ha permitido el matrimonio entre personas del mismo sexo. ¿Por qué no ha hablado sobre esto?

Papa Francisco:

La Iglesia se ha expresado ya perfectamente sobre eso. No era necesario volver sobre eso, como tampoco hablé sobre la estafa o la mentira, u otras cosas, en las cuales la Iglesia tiene una doctrina clara.

Patricia Zorzan:

Pero es un asunto que interesa a los jóvenes…

Papa Francisco:

Sí, pero no era necesario hablar de eso, sino de las cosas positivas que abren camino a los chicos, ¿no es cierto? Además, los jóvenes saben perfectamente cuál es la postura de la Iglesia.

Patricia Zorzan:

¿Cuál es la postura de Su Santidad? ¿Puede hablarnos?

Papa Francisco:

La de la Iglesia. Soy hijo de la Iglesia.

Padre Lombardi:

Volvamos al grupo español: Darío Menor Torres… Ah, perdón, Izoard, que ya le habíamos llamado, así tenemos uno del grupo francés. Y después Darío Menor.

Antoine-Marie Izoard:

Buenos días, Santidad. En nombre de los colegas de lengua francesa en el vuelo —somos 9 en este vuelo—. Para un Papa que no quiere dar entrevistas, verdaderamente le estamos agradecidos. Usted desde el 13 de marzo se presenta como Obispo de Roma, con una grandísima y fortísima insistencia. Y quisiéramos entender cuál es el sentido profundo de esta insistencia, si más que de colegialidad se trata, tal vez, de ecumenismo, de ser primus inter pares de la Iglesia. Gracias.

Papa Francisco:

Sí, en esto no se debe ir más allá de lo que se dice. El Papa es obispo, Obispo de Roma, y porque es Obispo de Roma es Sucesor de Pedro, Vicario de Cristo. Hay más títulos, pero el primero es “Obispo de Roma”, y de ahí viene todo. Hablar, pensar que esto quiera decir ser primus inter pares, no, no es consecuencia una cosa de la otra. Simplemente, es el primer título del Papa: Obispo de Roma. Pero están también los otros… Creo que usted ha dicho algo de ecumenismo: creo que esto favorece un poco el ecumenismo. Pero, solamente eso...

Padre Lombardi:

Ahora, Darío Menor de La Razón, de España

Darío Menor Torres:

Una pregunta sobre sus sentimientos. Comentó hace una semana de aquel niño que le preguntó que cómo se sentía, si alguno se podía imaginar cómo se podía ser Papa y si lo podía desear. Decía que había que estar loco para ello. Después de su primera experiencia multitudinaria como han sido estos días en Río, si nos puede contar cómo se siente siendo Papa, si es muy duro, si es feliz siéndolo y si, además, también de alguna manera, ha acrecentado su fe o, por el contrario, ha tenido alguna duda. Gracias.

Papa Francisco:

Hacer la tarea de obispo es hermoso, es hermoso. El problema es cuando uno busca este trabajo; eso no es tan hermoso, esto no es del Señor. Pero cuando el Señor llama a un sacerdote a que sea obispo, esto es hermoso. Está siempre el peligro de creerse un poco superiores a los demás, de no ser como los demás, un poco príncipe. Son peligros y pecados. Pero la tarea de obispo es hermosa: es ayudar a los hermanos a ir adelante. El obispo delante de los fieles, para marcar el camino; el obispo en medio de los fieles, para favorecer la comunión; y el obispo detrás de los fieles, porque los fieles muchas veces tienen el olfato del camino. El obispo debe ser así. La pregunta decía si me gustaba. A mí me gusta ser obispo, me gusta. En Buenos Aires era muy feliz, muy feliz. He sido feliz, es cierto. El Señor me ha ayudado en esto. He sido feliz como sacerdote, y he sido feliz como obispo. En este sentido digo que me gusta.

Pregunta de otros:

¿Y ser Papa?

Papa Francisco:

También, también. Cuando el Señor te pone allí, si tú haces lo que el Señor quiere, eres feliz. Éste es mi sentir, es lo que siento.

Padre Lombardi:

Ahora otro del grupo italiano: Salvatore Mazza de Avvenire.

Salvatore Mazza:

No consigo ni siquiera ponerme de pie. Perdone, no puedo ponerme de pie con todos los cables que tengo bajo los pies. Hemos visto en estos días, lo hemos visto lleno de energía incluso por la noche, ya tarde; le vemos ahora en el avión que se zarandea, y usted está tranquilamente de pie, sin apenas inmutarse. Quisiéramos preguntarle: Se habla mucho de los próximos viajes. Se habla de Asia, de Jerusalén, de Argentina. ¿Tiene ya un calendario más o menos definido para el próximo año, o todavía está todo por ver?

Papa Francisco:

Definido, definido, no hay nada. Pero puedo decir algo de lo que se está pensado. Perdón, está definido ir el 22 de septiembre a Cagliari. Después, el 4 de octubre a Asís. En mente, dentro de Italia, quisiera ir a estar con los míos, un día: ir en avión por la mañana y volver el mismo día, porque ellos, los pobrecillos, me llaman y tenemos una buena relación. Pero sólo un día. Fuera de Italia: el Patriarca Bartolomé I quiere organizar un encuentro para conmemorar los 50 años de Atenágoras y Pablo VI en Jerusalén. También el Gobierno israelí ha enviado una invitación especial para que vaya a Jerusalén. Creo que el Gobierno de la Autoridad Palestina también. Esto se está pensando: no se sabe bien si se irá o no. Por otra parte, no creo que haya posibilidad de volver a América Latina, porque el Papa latinoamericano, el primer viaje a América Latina. Adiós. Hay que esperar un poco. Creo que se podría ir a Asia, pero esto está todo en el aire. He recibido una invitación para ir a Sri Lanka y también a Filipinas. A Asia, hay que ir. Porque el Papa Benedicto no tuvo tiempo de ir a Asia, y es importante. Él fue a Australia, y a Europa, y a América, pero Asia… Ir a Argentina: en este momento creo que se puede esperar un poco, porque todos estos viajes tienen una cierta prioridad. Me gustaría ir a Constantinopla el 30 de septiembre, para visitar a Bartolomé I, pero no es posible, no es posible por mi agenda. Si nos encontramos, lo haremos en Jerusalén.

Pregunta de otros:

¿Fátima?

Papa Francisco:

Fátima, también hay una invitación a Fátima, es verdad, es verdad. Hay una invitación a para ir a Fátima.

Pregunta de otros:

¿30 de septiembre o 30 de noviembre?

Papa Francisco:

Noviembre, noviembre: San Andrés.

Padre Lombardi:

Bien. Volvamos a Estados Unidos, y llamemos a Hada Messia, de la CNN, para que le haga una pregunta.

Hada Messia:

Hola... Usted mantiene el equilibrio mejor que yo... No, no: está bien, está bien. Mi pregunta es: cuando se encontró con los jóvenes argentinos, un poco bromeando, tal vez también en serio, les dijo que usted también se siente alguna vez enjaulado: quisiéramos saber a qué se refería exactamente...

Papa Francisco:

Usted sabe cuántas veces he tenido ganas de ir por las calles de Roma, porque a mí me gustaba, en Buenos Aires, ir por la calle, me gustaba mucho. En este sentido, me siento un poco enjaulado. Pero, esto debo decirlo porque son muy buenos estos de la Gendarmería vaticana, son buenos, buenos, buenos, y les estoy agradecido. Ahora me dejan hacer algo más. Creo... su deber es custodiar la seguridad. Enjaulado, en ese sentido. Me gustaría ir por la calle, pero entiendo que no es posible: lo entiendo. En ese sentido lo dije. Porque mi costumbre era —como decimos nosotros, de Buenos Aires—, yo era un sacerdote callejero...

Padre Lombardi:

Ahora llamamos de nuevo a un brasileño: está Marcio Campos, y pido también a Guénois que se acerque para el próximo turno, por los franceses.

Papa Francisco:

Yo preguntaba el tiempo, porque deben servir la cena, ¿pero ustedes no tienen hambre?

Respuesta general:

No, no...

Marcio Campos:

Santidad, Santo Padre. Quiero decirle que cuando tenga nostalgia de Brasil, del alegre pueblo brasileño, se abrace a la bandera que le he entregado. Quisiera expresar también mi agradecimiento a mis colegas de los diarios Folha de São Paulo, Estado, Globo y Veja por permitirme representarlos con esta pregunta. Santo Padre, es muy difícil acompañar a un Papa, muy difícil. Estamos todos cansados, usted está bien y nosotros estamos cansados. En Brasil, la Iglesia católica ha perdido fieles en estos últimos años. El Movimiento de la Renovación Carismática, ¿es una baza para evitar que los fieles se vayan a las iglesias pentecostales? Muchas gracias por su presencia y por estar con nosotros.

Papa Francisco:

Es muy cierto lo que dice sobre el descenso del número de fieles; es cierto, es cierto. Ahí están las estadísticas. Hemos hablado con los obispos brasileños del problema, en una reunión que tuvimos ayer. Usted preguntaba por el Movimiento de la Renovación Carismática. Les digo una cosa. Hace años, al final de los años setenta, inicio de los ochenta, yo no los podía ver. Una vez, hablando con ellos, dije esta frase: “Éstos confunden una celebración litúrgica con una escuela de samba”. Esto fue lo que dije. Me he arrepentido. Después los he conocido mejor. Es también cierto que el movimiento, con buenos asesores, ha hecho un buen camino. Y ahora creo que este movimiento, en general, hace mucho bien a la Iglesia. En Buenos Aires, yo les reunía frecuentemente y una vez al año celebraba la Misa con todos ellos en la catedral. Les he apoyado siempre, cuando me he convertido, cuando he visto el bien que hacían. Porque en este momento de la Iglesia ?y aquí amplío un poco la respuesta? creo que los movimientos son necesarios. Los movimientos son una gracia del Espíritu. “¿Pero cómo se puede sostener un movimiento que es tan libre?”. También la Iglesia es libre. El Espíritu Santo hace lo que quiere. Además, Él hace el trabajo de la armonía, pero creo que los movimientos son una gracia: aquellos movimientos que tienen el espíritu de la Iglesia. Por eso creo que el Movimiento de la Renovación Carismática no sólo sirve para evitar que algunos pasen a las confesiones pentecostales: no es eso. Sirve a la misma Iglesia. Nos renueva. Y cada uno busca su propio movimiento según su propio carisma, donde lo lleva el Espíritu.

Pregunta de otros:

Papa Francisco:

Estoy cansado, estoy cansado.

Padre Lombardi:

Ahora Guénois de Le Figaro por el grupo francés.

Jean-Marie Guénois:

Santo Padre, una pregunta junto con mi colega de La Croix: Ha dicho que la Iglesia sin la mujer pierde fecundidad ¿Qué medidas concretas tomará? Por ejemplo, ¿el diaconado femenino o una mujer responsable de un dicasterio? Y una pequeñísima pregunta técnica. Usted dice que está cansado. ¿Tiene una acomodación especial para la vuelta? Gracias, Santidad.

Papa Francisco:

Empecemos por lo último. Este avión no tiene dispositivos especiales. Yo estoy delante, en una hermosa butaca, común, pero común, como la que tienen todos aquí. Hice escribir una carta y llamar por teléfono para advertir de que yo no quería ningún dispositivo especial en el avión, ¿está claro?

Segundo, la mujer. Una Iglesia sin mujeres es como un Colegio apostólico sin María. El papel de la mujer en la Iglesia no es solamente la maternidad, la mamá de la familia, sino que es más fuerte; es precisamente el icono de la Virgen, de María, la que ayuda a crecer a la Iglesia. Pero dense cuenta de que la Virgen es más importante que los Apóstoles. Es más importante. La Iglesia es femenina: es Iglesia, es esposa, es madre. Pero la mujer en la Iglesia no sólo debe… no sé cómo se dice en italiano… el papel de la mujer en la Iglesia no se puede limitar al de mamá, al de trabajadora, limitado… ¡No! Es otra cosa. Los Papas… Pablo VI escribió una cosa hermosísima sobre las mujeres, pero creo que se debe ir más allá en la explicitación de este papel y carisma de la mujer. No se puede entender una Iglesia sin mujeres, pero mujeres activas en la Iglesia, con su estilo, que llevan adelante. Pienso un ejemplo que no tiene nada que ver con la Iglesia, sino que es un ejemplo histórico, en América Latina, en Paraguay. Para mí, la mujer de Paraguay es la mujer más gloriosa de América Latina. ¿Tú eres paraguayo? Después de la guerra, quedaron ocho mujeres por cada hombre, y estas mujeres tomaron una decisión un poco difícil, la decisión de tener hijos para salvar la patria, la cultura, la fe y la lengua. En la Iglesia, se debe pensar en la mujer desde este punto de vista: de decisiones arriesgadas, pero como mujeres. Esto se debe explicitar más. Creo que nosotros no hemos hecho todavía una teología profunda de la mujer, en la Iglesia. Solamente puede hacer esto, puede hacer aquello, ahora hace de monaguilla, ahora lee la lectura, es la presidenta de Caritas… Pero, hay algo más. Es necesario hacer una profunda teología de la mujer. Esto es lo que yo pienso.

Padre Lombardi:

Del grupo español, tenemos a Pablo Ordaz, de El País:

Pablo Ordaz:

Queríamos saber su relación de trabajo, no tanto amistosa, de colaboración con Benedicto XVI. No ha habido antes una circunstancia así, y si tiene contactos frecuentes, y le está ayudando en esa carga. Muchas gracias.

Papa Francisco:

Creo que la última vez que hubo dos Papas, o tres Papas, no se hablaban entre ellos, estaban peleando a ver quién era el verdadero. Tres llegaron a haber en el Cisma de Occidente. Hay algo que…

Hay algo que caracteriza mi relación con Benedicto: yo le quiero mucho. Siempre le he querido. Para mí es un hombre de Dios, un hombre humilde, un hombre que reza. Me alegré mucho cuando fue elegido Papa. También cuando dimitió fue un ejemplo de grandeza. Un grande. Sólo un grande hace esto. Un hombre de Dios y un hombre de oración. Ahora reside en el Vaticano, y algunos me dicen: ¿Pero cómo puede ser esto? ¡Dos Papas en el Vaticano! Pero, ¿no te estorba? ¿No te hace la revolución en contra? Todas esas cosas me dicen, ¿no? He encontrado una frase para responder a esto: “Es como tener el abuelo en casa”, pero un abuelo sabio. Cuando en una familia el abuelo está en la casa, es venerado, querido, escuchado. ¡Es un hombre prudente! No se mete en nada. Yo le he dicho muchas veces: “Santidad, usted reciba, haga su vida, venga con nosotros”. Vino a la inauguración y a la bendición de la estatua de San Miguel. Esa frase lo dice todo. Para mí es como tener al abuelo en casa: mi papá. Si tuviese una dificultad o algo que no entiendo, le llamaría; pero dígame, ¿puedo hacerlo, eso? Y cuando he ido para hablar de aquel grave problema, el de Vatileaks, él me ha dicho todo con sencillez… al servicio. Es algo que no sé si ustedes saben, creo que sí, pero no estoy seguro: cuando nos habló en el discurso de despedida, el 28 de febrero, nos dijo: “Entre ustedes está el próximo Papa, yo le prometo obediencia”. Es un grande, es un grande.

Padre Lombardi:

Ahora damos la palabra de nuevo a una brasileña, Ana Fereira; y que se acerque también Gianguido Vecchi, de los italianos.

Ana Ferreira:

Santo Padre, buenas noches. Gracias. Quisiera decir muchas veces “gracias”: gracias por haber llevado tanta alegría a Brasil, y gracias también por responder a nuestras preguntas. A los periodistas nos gusta mucho hacer preguntas. Quisiera saber por qué habló ayer a los obispos brasileños de la participación de las mujeres en nuestra Iglesia. Quisiera entenderlo mejor: ¿Cómo debe ser nuestra participación, como mujeres, en la Iglesia? ¿Qué piensa usted sobre la ordenación de las mujeres? ¿Cuál debe ser nuestro puesto en la Iglesia?

Papa Francisco:

Quisiera explicar un poco lo que he dicho sobre la participación de las mujeres en la Iglesia: no se puede limitar al hecho de que hagan de monaguillas, sean presidentas de Caritas, catequistas… ¡No! Debe haber algo más, pero más en profundidad, incluso más de místico, es lo que he dicho sobre la teología de la mujer. Y en referencia a la ordenación de las mujeres, la Iglesia se ha pronunciado y ha dicho: “No”. Lo ha dicho Juan Pablo II, pero con una formulación definitiva. Ésa está cerrada, esa puerta, pero sobre esto quiero decirle algo. Ya lo he dicho, pero lo repito. La Virgen María era más importante que los Apóstoles, los obispos, los diáconos y los sacerdotes. La mujer, en la Iglesia, es más importante que los obispos y los sacerdotes; el cómo es lo que debemos intentar explicitar mejor, porque creo que falta una explicitación teológica de esto. Gracias.

Padre Lombardi:

Gianguido Vecchi, del Corriere della Sera; ruego que se acerquen a continuación la señora Pigozzi y Nicole.

Gianguido Vecchi:

Santo Padre, en este viaje ha hablado varias veces también de la misericordia. A propósito del acceso a los sacramentos de los divorciados vueltos a casar, ¿hay posibilidad de que cambie algo la disciplina de la Iglesia? ¿Que estos sacramentos sean una ocasión para acercar a estas personas, en vez de una barrera que los separa de los otros fieles?

Papa Francisco: 

Éste es un tema que se pregunta siempre. La misericordia es más grande que el caso que usted platea. Creo que éste es el tiempo de la misericordia. Este cambio de época, junto a tantos problemas de la Iglesia ?como el testimonio impropio de algunos sacerdotes, los problemas de corrupción en la Iglesia, el problema del clericalismo, por poner un ejemplo ?, ha dejado a muchos heridos, tantos heridos. Y la Iglesia es Madre: debe ir a curar a los heridos, con misericordia. Si el Señor no se cansa de perdonar, nosotros no tenemos otra elección que ésta: lo primero, curar a los heridos. Es mamá, la Iglesia, y debe seguir por el camino de la misericordia. Y tratar con misericordia a todos. Pero, pienso, cuando el hijo pródigo volvió a casa, el papá no le dijo: “Pero, tú, escucha, siéntate, ¿qué has hecho con el dinero?”. No, ha hecho fiesta. Después, tal vez, cuando el hijo ha querido hablar, ha hablado. La Iglesia debe hacer lo mismo. Cuando hay alguno…, no sólo hay que esperarlo: ¡vayan a buscarlo! Ésta es la misericordia. Y creo que esto es un kairós: este tiempo es un kairós de misericordia. Esta primera intuición la tuvo Juan Pablo II cuando comenzó, con Faustina Kowalska, la Divina Misericordia… Él tenía algo, había intuido que era una necesidad de esta época.

Con referencia al problema de la comunión a las personas en segunda unión, porque los divorciados pueden hacer la comunión, no hay problema, pero cuando viven en una segunda unión, no pueden. Creo que es necesario verlo desde el conjunto de la pastoral matrimonial. Y por eso es un problema. Pero también ?hago un paréntesis? los ortodoxos tienen una praxis diferente. Ellos siguen la teología de la economía, como dicen ellos, y dan una segunda oportunidad, lo permiten. Pero creo que este problema ?cierro el paréntesis? se debe estudiar en el marco de la pastoral matrimonial. Y por eso, dos cosas; primera: uno de los temas a consultar con estos ocho del consejo de los cardenales, cuando nos reunamos con ellos los días 1, 2 y 3 de octubre, es cómo se puede avanzar en la pastoral matrimonial, y este problema saldrá allí. Y, otra cosa: hace quince días, estuvo conmigo el Secretario del Sínodo de los Obispos para el tema del próximo Sínodo. Era un tema antropológico, pero hablando y hablando, yendo y viniendo, hemos visto este tema antropológico: la fe como ayuda a la planificación de la persona, pero en la familia, y tratar por tanto sobre la pastoral matrimonial. Estamos en camino hacia una pastoral matrimonial más profunda. Y esto es un problema que afecta a todos, porque hay tantos implicados, ¿no? Por ejemplo, les digo uno solamente: el cardinal Quarracino, mi predecesor, decía que para él la mitad de los matrimonios eran nulos. Pero ¿por qué lo decía? Porque se casan sin madurez, se casan sin darse cuenta que es para toda la vida, o se casan porque socialmente se deben casar. Y en esto entra también la pastoral matrimonial. Y también el problema judicial de la nulidad de los matrimonios, esto se debe revisar, porque los Tribunales eclesiásticos no bastan para esto. Es complejo, el problema de la pastoral matrimonial. Gracias.

Padre Lombardi:

Gracias. Ahora tenemos a la señora Pigozzi de Paris Match, también del grupo francés…

Carolina Pigozzi:

Buenas tardes, Santo Padre. Quisiera saber si usted, desde que es Papa, se siente todavía jesuita…

Papa Francisco:

Es una pregunta teológica, porque los jesuitas hacen voto de obedecer al Papa. Pero si el Papa es jesuita, tal vez debe hacer voto de obedecer al General de los jesuitas… No sé cómo se resuelve esto… Yo me siento jesuita en mi espiritualidad; en la espiritualidad de los Ejercicios, la espiritualidad que llevo en el corazón. Y tan es así que dentro de tres días iré a celebrar con los jesuitas la fiesta de san Ignacio: diré la Misa por la mañana. No he cambiado de espiritualidad, no. Francisco, franciscano: no. Me siento jesuita y pienso como jesuita. No hipócritamente, sino que pienso como jesuita. Gracias a usted.

Padre Lombardi:

Si aguanta todavía, hay alguna pregunta más. Ahora, Nicole Winfield, de Associated Press.

Nicole Winfield:

Santidad, gracias de nuevo por haber venido “entre los leones”. Santidad, después de cuatro meses de pontificado, quisiera pedirle que hiciera un pequeño balance. Nos puede decir qué ha sido lo mejor de ser Papa, una anécdota, y qué lo peor, y qué es lo que más le ha sorprendido en este periodo.

Papa Francisco:

Pues no sé cómo responder a esto, de verdad. Cosas graves, cosas graves no ha habido. Cosas hermosas sí, por ejemplo, el encuentro con los obispos italianos fue muy hermoso, muy hermoso. Como obispo de la capital de Italia, con ellos me he sentido en mi casa. Y esto ha sido hermoso, pero no sé si esto ha sido lo mejor.

Una cosa dolorosa, pero que ha entrado bastante en mi corazón, fue la visita a Lampedusa. Porque eso es para llorar, me hizo bien. Cuando llegan en estas barcas, los abandonan a algunas millas de la costa y ellos deben, con la barca, llegar solos. Y esto me hace sufrir porque pienso que estas personas son víctimas de un sistema socio-económico mundial.

Pero lo peor ?con perdón? es que me vino una ciática ?de verdad? que tuve el primer mes, porque para hacer las entrevistas me hacían sentarme en un sillón, y esto me hizo daño. Es una ciática dolorosísima, dolorosísima. No se la deseo a nadie. Pero estas cosas, hablar con la gente, el encuentro con los seminaristas y las religiosas ha sido hermosísimo, ha sido hermosísimo. También el encuentro con los alumnos de los colegios de los jesuitas ha sido hermosísimo, cosas buenas.

Pregunta de otros:

¿Qué ha sido lo que más le ha sorprendido?

Papa Francisco:

Las personas, las personas, las personas buenas que he encontrado. He encontrado tantas personas buenas en el Vaticano. He pensado qué decir, pero esto es cierto. Hago justicia diciendo esto: tantas personas buenas. Muchas personas buenas, muchas personas buenas, pero buenas, buenas, buenas.

Elisabetta Piqué:

Papa Francisco, ante todo en nombre de los 50 mil argentinos que encontré ahí y me decían: “Vas a viajar con el Papa. Por favor decíle que fue fantástico, estupendo. Preguntále, cuándo va a viajar”. Pero ya dijo que no va a viajar… Entonces le voy a hacer una pregunta más difícil: ¿Se asustó cuando vio el informe “Vatileaks”?

Papa Francisco:

No. Te voy a contar una anécdota sobre el informe “Vatileaks”. Cuando fui a ver al Papa Benedicto, después de rezar en la capilla, fuimos a su estudio y vi una caja grande y un sobre grueso. Benedicto me dijo, me decía: “En esta caja grande están todas las declaraciones, lo que han dicho los testigos, todas están ahí. Pero el resumen y el juicio final está en este sobre. Y aquí se dice ta-ta-ta”. Tenía todo en la cabeza. Pero ¡qué inteligencia! Todo de memoria, todo. Pero no, no me he asustado, no. No, no. Pero es un problema grave, ¿eh? Pero no me he asustado.

Sergio Rubín:

Santidad, dos cositas. La primera es ésta: Usted ha insistido mucho en detener la pérdida de fieles. En Brasil ha sido muy fuerte. Tiene la esperanza de que este viaje contribuya a que mucha gente vuelva a la Iglesia, se sienta más cercana. Y la segunda, la más familiar: a usted le gustaba mucho la Argentina, y llevaba muy en el corazón a Buenos Aires. Los argentinos se preguntan si usted no extraña esa Buenos Aires, que recorría en colectivo, en micro, iba por las calles. Muchas gracias.

Papa Francisco:

Creo que un viaje papal siempre hace bien. Y creo que a Brasil le hará bien, pero no sólo la presencia del Papa, sino lo que se ha hecho en la Jornada de la Juventud. Ellos se han movilizado y harán mucho bien, seguramente ayudarán mucho a la Iglesia. Pero estos fieles que se han marchado, muchos no son felices porque sienten que pertenecen a la Iglesia. Creo que esto será positivo, no sólo por el viaje, sino sobre todo por la Jornada; la Jornada ha sido un acontecimiento maravilloso. Y de Buenos Aires, sí, a veces me falta. Y eso se siente. Pero con serenidad, es una pérdida serena, es una pérdida serena. Pero creo que usted, Sergio, me conoce mejor que los demás. Usted puede responder a esta pregunta. ¡Con el libro que ha escrito!

Padre Lombardi:

Tenemos el ruso y después estaba Valentina, que es la decana y quería cerrar ella.

Alexey Bukalov:  

Buenas noches, Santo Padre. Santo Padre, volviendo al ecumenismo: hoy los ortodoxos celebran los 1025 años de cristianismo; hay grandes celebraciones en muchas capitales. Si quisiera hacer un comentario sobre este hecho, me alegraría. Gracias.

Papa Francisco:

En las Iglesias ortodoxas se ha conservado esa primigenia liturgia, tan hermosa. Nosotros hemos perdido un poco el sentido de la adoración. Ellos lo conservan, alaban a Dios, adoran a Dios, cantan, el tiempo no cuenta. El centro es Dios, y con ocasión de la pregunta que usted me hace, quisiera decir que esto es una riqueza. Una vez, hablando de la Iglesia occidental, de Europa occidental, sobre todo de la Iglesia más evolucionada, me dijeron esta frase: “Lux ex oriente, ex occidente luxus”. El consumismo, el bienestar, nos han hecho mucho daño. Sin embargo, ustedes conservan esta belleza de Dios en el centro, como referencia. Cuando se lee a Dostoievski ?creo que es para todos un autor que se debe leer y releer, porque tiene una sabiduría?, se percibe cuál es el alma rusa, el alma oriental. Es algo que nos hará mucho bien. Tenemos necesidad de esta renovación, de este aire fresco de Oriente, de esta luz del Oriente. Juan Pablo II lo escribió en su Carta. Pero muchas veces el luxux de Occidente nos hace perder el horizonte. No lo sé, esto se me ocurre. Gracias.

Padre Lombardi:

Y ahora cerramos con Valentina que, así como había comenzado en el viaje de ida, ahora cierra en el viaje de vuelta.

Valentina Alazraki:

Santidad, gracias por haber mantenido la promesa de responder a nuestras preguntas a la vuelta…

Papa Francisco:

Les atrasé la cena…

Valentina Alazraki:

No importa, no importa… La pregunta sería, bueno, de parte de todos los mexicanos. ¿Cuándo va a Guadalupe?, pero ésa es de los mexicanos. La mía sería: Usted va a canonizar a dos grandes Papas, Juan XXIII y Juan Pablo II. Quisiera saber cuál es, según usted, el modelo de santidad que se desprende del uno y del otro, y el impacto que han tenido en la Iglesia y en usted.

Papa Francisco:

Juan XXIII es un poco la figura del “cura de pueblo”, el sacerdote que quiere a cada uno de los fieles, que sabe cuidar a los fieles, y esto lo ha hecho como obispo, como nuncio. ¡Cuántos certificados de bautismo falsos hizo en Turquía para los judíos! Es un valiente, un cura de pueblo bueno, con un sentido del humor muy grande, muy grande, y una gran santidad. Cuando era nuncio, algunos no le querían en el Vaticano, y cuando iba a llevar alguna cosa o a solicitar algo, en algunas oficinas le hacían esperar. Nunca se quejó: rezaba el Rosario, leía el Breviario, nunca. Manso, humilde, también se preocupaba por los pobres. Cuando el Cardenal Casaroli volvió de una misión ?creo en Hungría o en la Checoslovaquia de aquel tiempo, no recuerdo cuál de las dos?, fue a explicarle cómo le había ido la misión, en aquella época de la diplomacia de los “pequeños pasos”. Y tuvieron la audiencia ?20 días después murió Juan XXIII? y cuando Casaroli ya se iba, lo detuvo: “Ah, Eminencia ?no, no era Eminencia?, Excelencia, una pregunta: ¿Usted sigue yendo donde aquellos jóvenes?”. Porque Casaroli solía ir a la Prisión de Menores de Casal del Marmo y jugaba con ellos. Y Casaroli le dijo: “Sí, sí”. “No los deje nunca”. Esto a un diplomático, que volvía de hacer un recorrido de diplomacia, un viaje tan absorbente, Juan XXIII le dijo: “No abandone nunca a los chicos”. Es un grande, un grande. Además, lo del Concilio: es un hombre dócil a la voz de Dios, porque eso le vino del Espíritu Santo, le vino y él fue dócil. Pío XII pensaba hacerlo, pero las circunstancias no estaban maduras para hacerlo. Creo que él [Juan XXIII] no pensó en las circunstancias: lo sintió y lo hizo. Un hombre que se dejaba guiar por el Señor.

De Juan Pablo II se me ocurre decir que fue “el gran misionero de la Iglesia”: es un misionero, es un misionero, un hombre que ha llevado el Evangelio por todas partes. Lo saben mejor que yo. ¿Cuántos viajes hizo? Y él iba. Sentía este fuego de llevar adelante la Palabra del Señor. Es un Pablo, un san Pablo, es un hombre así; esto para mí es grande. Y hacer la ceremonia de canonización de los dos juntos creo que es un mensaje para la Iglesia: éstos son dos magníficos, son magníficos, son dos magníficos. También está en curso la causa de Pablo VI y de Papa Luciani: estas dos están en curso.

Y todavía algo que creo que he dicho, pero no sé si aquí o en otra parte: la fecha de la canonización. Se pensaba en el 8 de diciembre de este año, pero hay un gran problema; los que vienen de Polonia, los pobres, porque los que tienen recursos pueden venir en avión, pero los que vienen, los pobres, vienen en autobús y ya en diciembre las carreteras tienen hielo y creo que se debe reconsiderar la fecha. He hablado con el Cardenal Dziwisz y me ha sugerido dos posibilidades: o Cristo Rey de este año, o el Domingo de la Misericordia del próximo. Creo que hay poco tiempo para Cristo Rey de este año, porque el Consistorio será el 30 de septiembre y queda poco tiempo para final de octubre, pero no lo sé. Tengo que hablar con el Cardenal Amato sobre esto. Creo que el 8 de diciembre no será.

Pregunta:

Pero, ¿serán canonizados juntos?

Papa Francisco:

Juntos, los dos juntos, sí.

Padre Lombardi:

Gracias, Santidad. ¿Quién queda todavía? ¿Ilze? Ya han pasado todos, incluso más de los que se habían apuntado antes en la lista…

Ilze Scamparini:

Quisiera pedirle permiso para hacer una pregunta un poco delicada: hay otra imagen que también ha dado la vuelta al mundo, que ha sido la de Mons. Ricca y las noticias sobre su intimidad. Quisiera saber, Santidad, ¿qué pretende hacer en esta cuestión? ¿Cómo afrontar esta cuestión y cómo Su Santidad pretende afrontar toda la cuestión del lobby gay?

Papa Francisco:

Lo de Mons. Ricca: He hecho lo que el Derecho Canónico manda hacer, que es la investigatio previa. Y en esta investigatio no hay nada de lo que le acusan, no hemos encontrado nada de eso. Ésa es la respuesta. Pero quisiera añadir otra cosa sobre esto: Yo veo que muchas veces en la Iglesia, independientemente de este caso, pero también en este caso, se van a buscar “pecados de juventud”, por ejemplo, y se publican. No los delitos, ¡eh!, los delitos son otra cosa: el abuso de menores es un delito. No, los pecados. Pero si una persona, laica o sacerdote o religiosa, ha cometido un pecado y después se convierte, el Señor perdona, y cuando el Señor perdona, el Señor olvida y esto para nuestra vida es importante. Cuando vamos a confesarnos y decimos de verdad: “He pecado en esto”, el Señor olvida y nosotros no tenemos derecho a no olvidar, porque corremos el riesgo de que el Señor no se olvide de nuestros pecados. Es un peligro éste. Esto es importante: una teología del pecado. Muchas veces pienso en san Pedro: cometió uno de los peores pecados, renegar de Cristo, y con este pecado lo hicieron Papa. Tenemos que pensarlo bien. Pero, volviendo a su pregunta más concreta, en este caso, he realizado la investigatio previa y no hemos encontrado. Ésta es la primera pregunta.

Además, usted hablaba del lobby gay. Bien, se escribe mucho del lobby gay. Todavía no he encontrado quién me enseñe un carnet de identidad que diga “gay” en el Vaticano. Dicen que los hay. Creo que cuando uno se encuentra con una persona así, debe distinguir el hecho de ser una persona gay, del hecho de hacer un lobby, porque ningún lobby es bueno. Son malos. Si una persona es gay y busca al Señor y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgarla? El Catecismo de la Iglesia Católica explica esto de una manera muy hermosa; dice... Un momento, cómo se dice… y dice: “No se debe marginar a estas personas por eso, deben ser integradas en la sociedad”. El problema no es tener esta tendencia; no, debemos ser hermanos, porque éste es uno, pero si hay otro, otro. El problema es hacer el lobby de esta tendencia: lobby de avaros, lobby de políticos, lobby de los masones, tantos lobby. Éste es el problema más grave para mí. Y le agradezco mucho la pregunta. Muchas gracias.

Padre Lombardi:

Gracias. Me parece que mejor no hubiera podido ser. Incluso hemos abusado del Papa que había dicho que estaba ya un poco cansado y le deseamos que ahora pueda descansar un poco.

Papa Francisco:

Gracias a ustedes, y buenas tader, buen viaje y que descansen.

 



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