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DISCURSO DEL SANTO PADRE FRANCISCO
A LAS PARTICIPANTES EN EL CAPÍTULO GENERAL DE LAS HERMANITAS DE JESÚS 

Sala del Consistorio
Lunes, 2 de octubre de 2023

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Queridas Hermanas, ¡buenos días!

Os doy la bienvenida a todas vosotros y dirijo un saludo especial a la hermana Eugeniya-Kubwimana de Jesús, recién elegida responsable general y a sus asistentes, que inician su servicio a la guía de la Fraternidad. Y un caluroso agradecimiento a la hermana Dolors Francesca di Gesù, responsable general saliente, y a sus asistentes, por el trabajo realizado en el mandato que ha concluido. A mí no me gusta mucho hablar de “responsables”, porque si uno es responsable, parece que los otros son irresponsables, ¡y esto no está bien!

Estáis celebrando el duodécimo Capítulo General que, además de ser electivo, es una ocasión importante para reflexionar juntas y madurar elecciones significativas. En vuestros orígenes está la experiencia carismática de san Carlos de Foucauld, retomada, cerca de veinte años después de su muerte, por Magdeleine Hutin y Anne Cadoret: una fuerte experiencia de búsqueda de Dios, de testimonio del Evangelio y de amor por la vida escondida. Estas me parecen tres líneas guía útiles sobre las que reflexionaréis brevemente, también a la luz del pasaje evangélico que habéis elegido para guiar el camino capitular: el encuentro de Jesús con la Samaritana (cfr Jn  4,5-42).

La primera línea es la búsqueda de Dios. Es la más importante. El Maestro os espera en el pozo de su Palabra, agua viva que sacia la sed de nuestros deseos. Es hermoso cultivar la escucha estando a sus pies en adoración, como hacía Frère Charles, que no conocía nada más dulce que las horas pasadas delante del Tabernáculo, diciendo que «más se bebe de esta dulzura y más sed se tiene» (Pensamientos y Máximas ). Así los corazones se abren a los caminos de Dios, que no hace violencia a las personas, sino que inspira pensamientos y sentimientos creativos de adhesión, de disponibilidad y de servicio. Como a la Samaritana, Jesús os ofrece su amor, y os corresponde a vosotras aceptar el desafío, dejando de lado las abultadas ánforas de la autorreferencialidad y de la costumbre, de las soluciones descontadas y también de un cierto pesimismo que el enemigo de Dios y del hombre trata siempre de insinuar, especialmente en quien ha hecho de la propia vida un don. Pero a la luz de su Palabra podréis discernir los deseos de Jesús, y luego partir de nuevo hacia los pueblos y ciudades a los que seréis enviadas, más libres y ligeras, vacías de vosotras mismas y llenas de Él, como en el “logotipo” artístico de Capítulo que una de vosotras ha creado.

Llegamos así a la segunda línea guía, que os caracteriza desde los orígenes: el testimonio del Evangelio, el hacer don a los otros con las palabras, con las obras de caridad y con la presencia fraterna, orante y adorante de vuestras pequeñas comunidades internacionales. Decía San Carlos de Foucauld: «Todo nuestro ser debe gritar el Evangelio desde los techos. Toda nuestra persona debe transpirar a Jesús… toda nuestra vida debe gritar que nosotros pertenecemos a Jesús, debe presentar la imagen de la vida evangélica» (Meditaciones sobre los Santos Evangelios ). También en esto es valiosa la imagen de la mujer de Samaria, que fue a compartir la alegría de haber encontrado a Cristo con sus conciudadanos, diciéndoles: «Venid a ver» (Jn  4,29). San Carlos escribía: «Pensad mucho en los otros, rezad mucho por los otros. Dedicarse a la salvación del prójimo con los medios en vuestro poder, la oración, la bondad, el ejemplo, es el mejor medio para demostrar al Esposo divino que vosotros lo amáis». Y añadía: «No basta dar a quien pide: es necesario dar a quien necesita» (Escritos Espirituales ). Ocuparse de los otros y de las otras, dar a quien necesita sin esperar que pida: estos son los signos del amor por el Esposo, rasgos característicos de vuestra cercanía cariñosa a los últimos, en los cuales Él está presente. Una cercanía tan valiosa en una sociedad como la nuestra donde, a pesar de la abundancia de medios, en vez de multiplicarse las obras de bien, parecen endurecerse y cerrarse los corazones. La cercanía es espontánea, esto es lo que cuenta, nace de la espontaneidad del corazón. Cercanía, proximidad. Vuestra proximidad delicada sea un desafío manso a la indiferencia - hoy estamos en una cultura de la indiferencia -, un testimonio de fraternidad, un dulce grito que recuerda al mundo, como escribía el “Hermano universal”, que «todos… el más pobre, el más repugnante, un recién nacido, un anciano decrépito, el ser humano menos inteligente, el más abyecto, un idiota, un loco, un pecador, el más grande pecador…es un hijo de Dios, un hijo del Altísimo» (Escritos  espirituales ). Este es el corazón del testimonio: «ser caritativos, mansos, humildes con todos los hombres: esto es lo que hemos aprendido de Jesús. No ser militantes con nadie» (Carta Joseph Hours , 3 maggio 1912).

Llegamos de esta manera a la tercera línea guía: el amor por la vida escondida. Es el camino de la Encarnación, el camino de Nazaret, el indicado por Dios con su despojarse y hacerse pequeño para compartir la vida de los pequeños. «Quiero – decía el padre – pasar desconocido sobre la tierra como un viajero de la noche, pobremente, trabajando, humildemente, dulcemente… imitando en todo a Jesús en su vida en Nazaret y, llegada la hora, en su Vía Crucis y en su muerte» (Escritos espirituales ). El camino del escondimiento es el camino de Dios. Esto es hermoso, es importante. Vosotras no sois monjas para hacer publicidad. Cuanto más escondidas, más divinas. Seguid cultivando este camino, es una profecía poderosa para nuestro tiempo, contaminado por el aparentar y las apariencias. Para que para este cuidado del aparentar y de las apariencias nosotros vivimos una cultura del “maquillaje”: todos se maquillan, las mujeres es normal que lo hagan, pero todos, todos se maquillan, para aparentar mejor de lo somos, y esto no es del Señor. Queridas hermanas, es verdad, hay momentos difíciles y problemas serios para afrontar, como la carencia de vocaciones, el cierre de algunas casas, la creciente edad media de las religiosas, pero también es verdad que, fieles a la inspiración del hermano Carlos, vosotras sois para Dios instrumentos valiosos para sembrar en el mundo pequeñas perlas de ternura evangélica, que es vuestra especialidad, la ternura evangélica. Y el Señor seguirá haciéndolo, en la medida en la que os mantendréis sencillas y generosas, enamoradas de Cristo y de los pobres. Esto a su tiempo dará fruto, no lo dudéis.

Quisiera también dar las gracias por el trabajo silencioso que hacéis en la diócesis de Roma, ¡gracias! Y después en cada audiencia general está vuestra presencia, en la persona de la enfant terrible , sor Geneviève, que siempre lleva a alguien para acercarlo al Papa, ¡y esto hace bien! La presencia con los más marginados. ¡Gracias!

Yo os doy las gracias y os bendigo; y vosotros, por favor, seguid rezando por mí, de verdad, porque este trabajo no es fácil, es más, ¡es un poco “molesto”!

 

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L'Osservatore Romano, Edición semanal en lengua española, Año LX, número 41, Viernes, 13 de octubre de 2023, p. 8.



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