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CARTA DEL PAPA PABLO VI
AL CARDENAL RAÚL FRANCISCO PRIMATESTA
PARA LA XVI ASAMBLEA FEDERAL
DE LA ACCIÓN CATÓLICA ARGENTINA

 

A Nuestro Venerable Hermano
el Cardenal Raúl Francisco Primatesta
Presidente de la Conferencia Episcopal Argentina

Con ánimo complaciente hemos sabido que está para celebrarse en Buenos Aires la XVIª Asamblea Federal de la Acción Católica Argentina. A Vuestra Eminencia, a los Hermanos en el Episcopado, a los amadísimos sacerdotes y seglares que participan en ella vaya la expresión de nuestro paterno y afectuoso saludo en el Señor.

Queremos ante todo congratularnos por esta iniciativa eclesial tan cuidadosamente preparada, en la que confluyen ahora múltiples experiencias e inquietudes, propósitos y esperanzas; problemas y aspiraciones, sin duda de palpitante actualidad, que os reclaman, como a miembros vivos de la Iglesia, al compromiso de la fe, respondiendo con decisión y seriedad a la llamada divina a transformar los corazones y el mundo mediante una existencia renovada constantemente a través de la comunión con los hermanos.

Sí, esta conexión que podemos definir íntima entre fe y vida se hace imprescindible para quien, enrolado en las filas del apostolado, ha aceptado como quehacer propio ser testigo del Evangelio, goloso de llevar la verdad de Cristo, en estrecha comunión con la Jerarquía, a todos los ámbitos de la sociedad. No nos cansaríamos nunca de insistiros en la necesidad de mantener el contacto con el Maestro a través de la oración, de la participación en la liturgia, del estudio asiduo de la Sagrada Escritura para llenaros de su presencia y, por medio de la constante revisión de vida, miraros en el espejo de las actitudes del mismo Cristo.

Sabemos ciertamente que estáis adentrados en este espíritu de generosa fidelidad al Señor; por eso vemos con suma confianza que os aprestáis ahora a emprender una tarea específica en el campo de la evangelización, esto es, a «plantar la Iglesia», a llevar a cabo la obra iniciada por el Salvador. En las páginas del reciente Concilio y también en nuestra Exhortación «Evangelii Nuntiandi» encontrareis perfilados muchos matices que deseamos orienten y contribuyan a formular vuestros programas de actividades inmediatas.

Tenéis ante vosotros un campo inmenso donde arraigar vuestra capacidad de ser «para los demás», atentos siempre a escrutar lugares, situaciones y tiempos en que la presencia del cristiano comprometido con el Evangelio puede no sólo purificar estructuras y afanes temporales, sino también servir de guía, hacer fructificar y dar consistencia a realizaciones que favorecen el desarrollo integral de la sociedad.

Lejos pues de ajustarse enteramente a actividades de índole exclusivamente temporal, enmarcadas en el contexto social, el apóstol en cuanto tal, consciente de su vocación espiritual y responsable de la propia identidad como seglar, mira sobre todo a establecer un clima religioso y de consenso fraterno, de verdadero diálogo, poniendo de su parte un talante abierto a las esperanzas de justicia y de paz que el mundo reclama.

Conociendo los abundantes frutos que la Acción Católica Argentina ha sabido dar en el pasado, renovamos hoy nuestra confianza de que los dé todavía mayores en el futuro. Para ello exhortamos a todos sus dirigentes, consiliarios y miembros a trabajar unidos por perfeccionar la formación y los métodos, con el fin de hacer más fecundas las propias tareas y poder dar razón de la esperanza por la cual vivimos. Deseamos igualmente que nuestros Hermanos en el Episcopado y también los sacerdotes vean en la Acción Católica una colaboradora indispensable del ministerio, como signo y prenda de la presencia viva del laicado en la comunicación de la gracia redentora del Señor.

Encomendamos estos votos a la protección de Nuestra Señora de Luján e impartimos de corazón a todos los queridísimos hijos de la Iglesia en Argentina una especial Bendición Apostólica.

Vaticano, 12 de Junio de 1977.

PAULUS PP. VI

 



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