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PALABRAS DEL SANTO PADRE FRANCISCO
A LOS  FIELES DE LA INDIA LLEGADOS PARA LA CANONIZACIÓN
DE KURIAKOSE ELÍAS CHAVARA Y EUFRASIA ELUVATHINGAL

Basílica Vaticana
Lunes 24 de noviembre de 2014

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Queridos hermanos y hermanas:

Me complace unirme a vuestra acción de gracias al Señor por la canonización de dos nuevos santos de la India, provenientes de Kerala. Y aprovecho la ocasión para agradecer a la Iglesia en India, y para agradecer a la Iglesia en Kerala toda la fuerza apostólica, el testimonio de fe que tenéis. ¡Muchas gracias! ¡Continuad así! Kerala es una tierra muy fértil de vocaciones consagradas y sacerdotales. Adelante así, trabajando con vuestro testimonio. Doy las gracias al cardenal George Alencherry, a los obispos, sacerdotes y personas consagradas y a todos vosotros, queridos fieles de rito siro-malabar. Agradezco también la presencia del cardenal del rito siro-malankar: ¡gracias! ¿Sabéis que vuestro cardenal siro-malankar es el más joven del Colegio cardenalicio?

Vosotros habéis acudido a Roma tan numerosos por esta especial circunstancia y habéis podido vivir jornadas de fe y de comunión eclesial, rezando también ante las tumbas de los Apóstoles. Que estos momentos de fiesta e intensa espiritualidad puedan ayudaros a contemplar las obras maravillosas que realiza el Señor a través de la vida y obra de los nuevos santos.

El padre Kuriakose Elías Chavara y la hermana Eufrasia Eluvathingal, religiosa en el instituto femenino que ella fundó, recuerdan a cada uno de nosotros que el amor a Dios es la fuente, la meta y el apoyo de toda santidad, mientras que el amor al prójimo es la más límpida manifestación del amor al Señor. En efecto, el padre Kuriakose Elías fue un religioso activo y contemplativo que entregó su vida generosamente por la Iglesia siro-malabar, trabajando bajo el lema «santificación de sí mismo y salvación de los demás». Mientras que la hermana Eufrasia vivió en profunda unión con Dios, de tal manera que su vida de santidad sirvió de ejemplo y estimulo a la gente, que le dio el sobrenombre de «madre orante». Para las religiosas esto: ¡que sean hermanas orantes!

Queridos hermanos y hermanas, que estos nuevos santos os ayuden a tomar en consideración su lección de vida evangélica. Seguid sus huellas e imitadles, especialmente, el amor a Jesús Eucaristía y a la Iglesia, para progresar siempre por la senda de la santidad. Con este deseo, que acompaño con la oración, renuevo a todos vosotros y a vuestros seres queridos la bendición apostólica. ¡Gracias!

  


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