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VIAJE APÓSTOLICO DEL SANTO PADRE FRANCISCO
A TURQUÍA

(28-30 DE NOVIEMBRE DE 2014)

CONFERENCIA DE PRENSA DEL SANTO PADRE DURANTE EL VUELO DE REGRESO A ROMA

Domingo 30 de noviembre de 2014

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(Padre Lombardi)

Santidad, muchas gracias por estar con nosotros, muchas gracias por este saludo tan cordial y amable que usted ha querido dirigirnos a todos, a cada uno de nosotros. Ahora pasamos a la segunda parte, cultural, esa con preguntas. Tenemos algunas personas que se han apuntado en lista y, en primer lugar ponemos a las dos colegas turcas, que están naturalmente interesadas, porque esperamos que las preguntas sean sobre el viaje. Es un viaje en el que se han hecho muchas cosas, por tanto, podemos profundizar sobre numerosos aspectos. Así que invito a Yasemin para que se acerque y haga la primera pregunta. Yasemin es de la televisión turca, ya ha hecho el viaje aquí con el Papa Benedicto, y se ha hecho experta en viajes de los Papas en Turquía.

(Yasemin Taskin)

Buenas noches, Santidad. Mi pregunta es ciertamente sobre el viaje. El Presidente Erdogan ha hablado de «islamofobia». Usted, naturalmente, se ha centrado más en una actual cristianofobia en Medio Oriente, en lo que sucede a los cristianos, a las minorías. Considerando también la llamada al diálogo interreligioso, ¿qué más se puede hacer? ¿Basta el diálogo interreligioso? ¿Se puede ir más allá? Y, en su opinión, ¿qué deben hacer los líderes mundiales? Se lo pregunto porque usted no es sólo el líder espiritual de los católicos, sino que se ha convertido ya en un líder moral global y, por tanto, también en este sentido me gustaría saber concretamente lo que se puede hacer, si se puede ir más lejos...

(Papa Francisco)

Me ha hecho preguntas que dan para escribir un libro... Quisiera decir algo sobre el diálogo interreligioso, la islamofobia y la cristianofobia: estas tres cosas.

Sobre la Islamofobia, es cierto que ante estos actos terroristas, no sólo en esta zona sino también en África, hay una reacción y se dice: «Si este es el Islam, me enfado con él». Y muchos, muchos musulmanes se sienten ofendidos, y dicen: «No, nosotros no somos así. El Corán es un libro de la paz, es un libro profético de paz. Esto no es el Islam». Yo entiendo esto, y creo que – al menos yo lo creo, sinceramente – no podemos decir que todos los musulmanes son terroristas: no se puede decir. Como no se puede decir que todos los cristianos son fundamentalistas, porque también nosotros los tenemos, en todas las religiones existen estos pequeños grupos. Yo le dije al presidente [Erdogan]: «Sería bueno que todos los líderes islámicos – sean líderes políticos, religiosos o académicos – hablaran claramente y condenasen esos actos, porque esto ayudaría a la mayoría del pueblo islámico a decir “no”; pero que lo oyera verdaderamente de la boca de sus líderes: el líder religioso, el líder académico, tantos intelectuales y líderes políticos». Esta fue mi respuesta. Porque todos necesitamos una condena mundial, también por parte de los islámicos, que tienen esa identidad, y que digan: «Nosotros no somos esos. El Corán no es esto». Este es el primer punto.

Cristianofobia: Es cierto. No quiero usar palabras un poco endulzadas, no. A los cristianos nos echan del Medio Oriente. A veces, como hemos visto en Irak, en la zona de Mosul, deben marcharse y dejarlo todo, o pagar una tasa, que luego no sirve... Y otras veces nos expulsan con guante blanco. Por ejemplo, una pareja en un Estado, el marido vive aquí, ella vive allí... No, que el marido venga a vivir con la mujer. No, no, que la mujer salga y deje libre la casa. Esto sucede en algunos países. Es como si quisieran que ya no haya cristianos, que no quede nada de cristiano. En esa zona sucede así. Es cierto, es un efecto del terrorismo, en el primer caso, pero cuando se hace diplomáticamente, con guante blanco, es porque hay algo más detrás, y esto no es bueno.

Y, en tercer lugar, el diálogo interreligioso. He tenido quizás la conversación más hermosa, la más hermosa en este sentido, con el Presidente de Asuntos Religiosos y su equipo. Ya cuando llegó el nuevo embajador de Turquía, hace un mes y medio, para entregar las Cartas Credenciales, vi a un hombre excepcional, un hombre de profunda religiosidad. Y también el Presidente de esta oficina era de la misma escuela. Y ellos dijeron algo hermoso: «Parece que ahora el diálogo interreligioso ha llegado a su fin. Hemos de dar un salto cualitativo, para que el diálogo interreligioso no se limite a cosas del tipo: ¿Cómo piensan ustedes esto?... Nosotros, esto... Tenemos que dar un salto cualitativo, tenemos que dialogar entre personas religiosas de diferentes pertenencias». Y esto es hermoso, porque son el hombre y la mujer que se encuentran con un hombre y una mujer e intercambian sus experiencias: no se habla sólo de teología, se habla de experiencia religiosa. Y esto sería un buen paso adelante. Me ha gustado mucho este encuentro. Es de alta calidad.

Volviendo a los dos primeros aspectos, sobre todo al de la islamofobia, siempre hay que distinguir entre lo que es la propuesta de una religión y el uso concreto que hace de ella un determinado gobierno. Tal vez dice: «Soy musulmán, soy judío, soy cristiano». Pero usted no gobierna su país como musulmán, ni como judío, ni como cristiano. Hay un abismo. Es preciso hacer esta distinción, pues muchas veces se utiliza el nombre, pero la realidad no es esa de la religión. No sé si he contestado.

(Yasemin Taskin)

Gracias, Santidad.

(Padre Lombardi)

Ha respondido muy ampliamente. Ahora, Esma [Cakir] quiere venir, es la segunda señora turca en este viaje. Es de la Agencia de información.

(Esma Cakir)

Buenas tardes, Santidad. ¿Cuál es el significado de aquel momento de oración tan intenso que ha tenido en la mezquita? ¿Ha sido para usted, Santo Padre, una manera de dirigirse a Dios? ¿Qué desea, en particular, compartir con nosotros?

(Papa Francisco)

He ido allí, a Turquía, he ido como peregrino, no como turista. Y he ido precisamente con el motivo principal de la fiesta de hoy: he ido justamente para compartirla con el Patriarca Bartolomé, un motivo religioso. Pero luego, cuando fui a la mezquita, no podía decir: «No, ahora soy un turista». No, todo era religioso. Y vi aquella maravilla. El muftí me explicaba bien las cosas, con tanta dulzura, y también con el Corán, donde se habla de María y Juan el Bautista, me explicaba todo... En aquel momento sentí la necesidad de orar. Y le dije: «¿Rezamos un poco?». «Sí, sí», dijo él». Y oré por Turquía, por la paz, por el muftí... por todos..., por mí, que lo necesito... Recé de verdad. Y recé sobre todo por la paz. Dije: «Señor, terminemos con la guerra». Así, fue un momento de oración sincera.

(Padre Lombardi)

Ahora pedimos a nuestro ortodoxo del equipo, Alexey Bukalov, uno de nuestros veteranos, que ha hecho tantos viajes: es ruso y ortodoxo. Y ha pedido hacer una pregunta, dado que ha sido una visita en la que han sido fundamentales las relaciones con los ortodoxos.

(Alexey Bukalov)

Gracias. Gracias, Padre Lombardi. Santidad, agradeciéndole todo lo que hace por el mundo ortodoxo, quisiera saber: Después de esta visita y de este extraordinario encuentro con el Patriarca de Constantinopla, ¿qué prospectivas hay de contactos con el Patriarcado de Moscú? Gracias.

(Papa Francisco)

El mes pasado, con motivo del Sínodo, vino como delegado del Patriarca Kirill, Hilarión. Quiso hablar conmigo, no como delegado al Sínodo, sino como Presidente de la Comisión para el diálogo ortodoxo-católico. Hablamos un poco.

Primero me referiré a toda la Ortodoxia, y luego «llegaré» a Moscú. Creo que con la Ortodoxia estamos en camino. Ellos tienen los sacramentos, la sucesión apostólica... estamos en camino. ¿Qué debemos esperar? ¿Que los teólogos se pongan de acuerdo? Nunca llegará ese día, se lo aseguro, soy escéptico. Los teólogos trabajan bien, pero me acuerdo de lo que se contaba sobre lo que Atenágoras había dicho a Pablo VI: «Nosotros vamos adelante solos y metamos a todos los teólogos en una isla, ¡que piensen! Creía que esto no era cierto, pero Bartolomé me ha dicho: «No, es verdad, lo dijo así». No se puede esperar: la unidad es un camino, un camino que se debe hacer, que se debe hacer juntos. Y este es el ecumenismo espiritual: orar juntos, trabajar juntos, tantas obras de caridad, tanto trabajo como hay... Enseñar juntos. Ir adelante juntos. Este es el ecumenismo espiritual. Luego está el ecumenismo de la sangre, cuando matan a los cristianos; tenemos tantos mártires, empezando por los de Uganda, canonizados hace 50 años: la mitad eran anglicanos, otra mitad católicos; pero aquellos [que los mataron] no decían: «Tú eres católico... Tú eres anglicano...». No: «Tú eres cristiano», y la sangre se mezcla. Este es el ecumenismo de la sangre. Nuestros mártires nos están gritando: «¡Somos uno! Ya tenemos la unidad, en el espíritu y también en la sangre». No sé si he contado aquí aquella anécdota de Hamburgo, el párroco de Hamburgo... ¿La he contado? Cuando yo estaba en Alemania tuve que ir a Hamburgo para hacer un bautismo. Y el párroco llevaba la causa de canonización de un sacerdote que había sido guillotinado por los nazis porque daba catequesis a los niños. A un cierto punto, al hacer ese estudio, descubrió que detrás de él, había un ministro luterano en la lista detrás de él, condenado a la guillotina por la misma razón. La sangre de los dos se había mezclado. Y este párroco fue al obispo y le dijo: «Yo no sigo con esta causa sólo para el sacerdote: o por los dos o por ninguno». Este es el ecumenismo de la sangre, que nos ayuda mucho, nos dice mucho. Y creo que debemos ir con valentía por este camino. Sí, compartir cátedras universitarias, ya se hace, pero adelante, vamos...

Voy a decir una cosa que tal vez alguno no puede entender, pero ... Las Iglesias orientales católicas tienen derecho a existir, es cierto. Pero uniatismo es una palabra de otra época. Hoy no se puede hablar así. Se debe encontrar otra vía.

Ahora, «aterricemos» en Moscú. Con el Patriarca Kirill... le he hecho saber, y él también está de acuerdo, el deseo de encontrarnos. Le dije: «Yo voy donde quiera. Usted me llama y yo voy»; y también él tenía el mismo deseo. Pero en los últimos tiempos, con el problema de la guerra, el pobre hombre tiene tantos problemas allí, que el viaje y el encuentro con el Papa han pasado a segundo plano. Pero ambos queremos encontrarnos y queremos seguir adelante. Hilarión ha propuesto, para una reunión de estudio que tiene esta Comisión, en la que preside la delegación de la Iglesia ortodoxa rusa, profundizar la cuestión del Primado, porque hay que seguir adelante con aquella petición de Juan Pablo II: «Ayúdenme a encontrar una forma de Primado en la que podamos estar de acuerdo». Esto es lo que puedo decirle.

(Alexey Bukalov)

Gracias, Santidad.

(Papa Francisco)

Gracias a usted.

(Padre Lombardi)

Muchas gracias. Ahora llamamos a Mimmo Muolo, por el grupo italiano, periodista de «Avvenire».

(Mimmo Muolo)

Buenas tardes, Santidad.

(Papa Francisco)

¿Estás bien?

(Mimmo Muolo)

Bien, gracias. Santidad, me siento honrado de hacerle esta pregunta en nombre de los periodistas italianos. Me llamó la atención una frase que dijo esta mañana durante la Divina Liturgia: «Quiero asegurar a cada uno de ustedes que, para alcanzar el anhelado objetivo de la plena unidad, la Iglesia Católica no pretende imponer ninguna exigencia». Quisiera que explicase más esta frase, si es posible, y si se refería precisamente al problema del Primado, al que acaba aludir.

(Papa Francisco)

Esa no es una exigencia: es un acuerdo, porque también lo quieren ellos; es un acuerdo para encontrar una forma que sea más conforme con la de los primeros siglos. Una vez leí algo que me hizo pensar. Entre paréntesis, lo que siento más profundamente en este camino de la unidad es la homilía de ayer, sobre el Espíritu Santo. Sólo el camino del Espíritu Santo es el correcto, porque él es sorpresa, él nos hará ver dónde está el punto; es creativo... El problema – esto es tal vez una autocrítica, pero es más o menos lo que he dicho en las congregaciones generales antes del Cónclave – es que la Iglesia tiene el defecto, el hábito pecaminoso, de mirarse demasiado a sí misma, como si creyera tener su propia luz. Pero mira: la Iglesia no tiene luz propia. Debe mirar a Jesucristo. Los primeros Padres llamaban a la Iglesia «mysterium lunae», el misterio de la luna, ¿por qué? Porque da luz, pero no la propia, sino la que viene del sol. Y cuando la Iglesia se mira demasiado a sí misma, surgen las divisiones. Y esto es lo que ha pasado después del primer milenio. Hoy hablábamos en la mesa de un momento, de un lugar – no recuerdo cuál –, donde fue un cardenal a dar la excomunión del Papa al Patriarca: en aquel momento, la Iglesia se miró a sí misma. No ha mirado a Jesucristo. Y creo que todos estos problemas que surgen entre nosotros, entre los cristianos – hablo al menos de nuestra Iglesia Católica – se producen cuando se mira a sí misma, se convierte en autorreferencial. Hoy Bartolomé ha utilizado una palabra que no es «autorreferencial», pero se asemejaba bastante, muy bella. No la recuerdo ahora, pero muy hermosa, muy hermosa [el término, traducido al español, era «introversión»]. Ellos aceptan el Primado: en la Letanía de hoy han rezado por el «Pastor y Primado». ¿Cómo decían? «Ποιμένα καί Πρόεδρον», «El que preside...». Lo reconocen, lo han dicho hoy delante de mí. Pero, para la forma del Primado, tenemos que ir un poco al primer milenio para inspirarnos. No digo que la Iglesia se haya equivocado, no. Ha hecho su camino histórico. Pero ahora, el camino histórico de la Iglesia es el que pidió san Juan Pablo II: «Ayúdenme a encontrar un punto de acuerdo a la luz del primer milenio». El punto clave es este. Cuando se refleja en sí misma, la Iglesia renuncia a ser Iglesia para convertirse en una «ONG teológica».

(Padre Lombardi)

Gracias, Santidad. Ahora invitamos a nuestra amiga Irene Hernández Velasco, que es de «El Mundo», y que está en su último viaje, porque después se transfiere a París. A ella, pues, la palabra.

(Irene Hernández Velasco)

Gracias Santidad. Yo quería preguntarle sobre la histórica inclinación de ayer ante el Patriarca de Constantinopla. Me gustaría saber sobre todo cómo piensa hacer frente a las críticas de los que tal vez no entienden estos gestos de apertura, especialmente aquellos del ámbito un poco ultraconservador, que siempre miran con cierta sospecha estos gestos suyos de apertura.

(Papa Francisco)

Me atrevo a decir que esto no es sólo un problema nuestro, sino que también es un problema de ellos [los ortodoxos]. Tienen el problema de algunos monjes, algunos monasterios, que van por ese camino. Por ejemplo, un problema que se discute desde el tiempo del beato Pablo VI es la fecha de la Pascua. Y no nos ponemos de acuerdo. Porque hacerla en la fecha de la primera luna después del 14 de Nisán corre el peligro de que, con los años, va hacia adelante, hacia delante, y tendríamos el riesgo – nuestros nietos – de celebrarla en agosto. Y debemos buscar. El beato Pablo VI propuso una fecha fija, concordada: un domingo de abril. Bartolomé ha sido valiente, por ejemplo, en dos casos; recuerdo uno, pero hay otro. En Finlandia, dijo a la pequeña comunidad ortodoxa: «Celebren la Pascua con los luteranos, en la fecha de los luteranos», para que en un país de minoría cristiana no haya dos Pascuas. Pero también los católicos orientales. Una vez los escuché en la mesa, en la Via della Scrofa. Se preparaba la Pascua en la Iglesia Católica, y había un católico oriental que decía: «¡Oh, no, nuestro Cristo resucita un mes más tarde! Tu Cristo ¿resucita hoy?». Y el otro: «Tu Cristo es mi Cristo». La fecha de la Pascua es importante. Hay resistencia a esto, por su parte y por la nuestra. Estos grupos conservadores... Debemos ser respetuosos con ellos y no cansarnos de explicar, de catequizar, de dialogar, sin insultar, sin afearlos, sin denigrar. Porque no se puede descartar a una persona diciendo: «Este es un conservador». No. Este es un hijo de Dios como yo. Pero venga usted, hablemos. Si él no quiere hablar es problema suyo, pero yo tengo respeto. Paciencia, mansedumbre y diálogo.

(Padre Lombardi)

Gracias, Santidad. E invitamos a Patricia Thomas, de la AP, que pregunta en nombre del grupo americano. Es una gran viajera con el Papa, representa al pool de las televisiones americanas.

(Patricia Thomas)

¡Hola! Si me permite, quisiera hacerle una pregunta sobre el Sínodo. Durante el Sínodo ha habido un poco de polémica sobre el lenguaje, sobre cómo debería tratar la Iglesia a los homosexuales. El primer documento hablaba de acoger a los gay, y se expresó muy positivamente sobre ellos. ¿Está de acuerdo con este lenguaje?

(Papa Francisco)

En primer lugar voy a decir una cosa: Me gustaría que el tema principal de sus noticias fuera este viaje. Pero responderé, responderé, esté tranquila. Pero que esto no sea tal vez lo más éclatant: la gente necesita estar informada sobre el viaje. Pero responderé. El Sínodo es un camino, es un recorrido. Primero. Segundo: el Sínodo no es un parlamento. Es un espacio protegido para que pueda hablar el Espíritu Santo. Todos los días se tenía aquel briefing con el padre Lombardi y otros padres sinodales, que informaban sobre lo que se había dicho aquel día. Había algunas cosas contrastantes. Después, al final de estas intervenciones se hizo aquel borrador, que es la primera relatio. Esta fue luego el documento de trabajo para los grupos lingüísticos que han trabajado sobre ella, y sucesivamente dieron sus aportaciones, que se han hecho públicas: estaban en manos de todos los periodistas. Es decir, cómo este grupo lingüístico – inglés, español, francés, italiano – veía cada una de las diferentes partes de ella [primera relación]. Entre ellas, aquel pasaje que usted dice. Finalmente, todo volvió a la comisión redactora y esta comisión ha tratado de incluir todas las enmiendas. Permanece lo que es sustancial, pero todo tiene que reducirse, todo, todo. Y todo lo que quedó de sustancial está en la relación final. Pero la cosa no acaba ahí: también esta es una redacción provisional, porque se ha convertido en los «Lineamenta» para el próximo Sínodo. Este documento se ha enviado a las Conferencias Episcopales, que deberán discutirlo, enviar sus enmiendas; luego se hace otro «Instrumentum laboris» y, más tarde, otro Sínodo hará las suyas. Es un camino. Por eso no se puede tomar una opinión de una persona o un borrador. Debemos ver el Sínodo en su totalidad. Tampoco estoy de acuerdo – pero esta es una opinión mía, no quiero imponerla –, no estoy de acuerdo en que se diga: «Hoy este padre ha dicho esto, hoy este padre ha dicho aquello». No, se informe sobre lo que se ha dicho, pero no sobre quién lo ha dicho, porque – repito – no es un parlamento; el Sínodo, es un espacio eclesial protegido, y esta protección es para que el Espíritu Santo pueda actuar. Esta es mi respuesta.

(Padre Lombardi)

Gracias, Santidad. Ahora pasamos la palabra a Antoine-Marie Izoard, del grupo francés.

(Antoine-Marie Izoard)

Santidad, quisiera decir en primer lugar que las familias de Francia, los fieles, le están esperando con tanta alegría.

Usted ha conseguido pasar poco tiempo con los refugiados, esta tarde. Entonces, ¿por qué no ha sido posible durante este viaje visitar un campamento? Y también, ¿piensa que puede decirnos gentilmente si espera poder ir pronto a Irak?

(Francisco)

Sí. Yo quería ir a un campamento, y el Dr. Gasbarri hizo todos los cálculos, hizo de todo, pero hacía falta un día más, y no era posible. No era posible por muchas razones, no sólo personales. Pedí entonces a los Salesianos que trabajan con los niños refugiados, que los trajeran. Y he estado con ellos antes de ir a visitar al Arzobispo armenio, enfermo en el hospital y luego, al final, al aeropuerto. Y he tenido un diálogo con ellos. Y aquí aprovecho la oportunidad para dar las gracias al gobierno turco: es generoso, es generoso. He olvidado el número de refugiados que tiene...

(Alberto Gasbarri)

Hay alrededor de un millón en todo el país.

(Papa Francisco)

¡Un millón! Pero usted sabe lo que significa un millón de personas que te vienen y hay que pensar en su salud, su alimentación, en dar una cama, una casa... Ha sido generoso. Y quiero agradecérselo públicamente. Y, ¿la otra pregunta?

(Antoine-Marie Izoard)

Irak.

(Papa Francisco)

Sí. Quiero ir a Irak. He hablado con el Patriarca Sako, he enviado al Cardenal Filoni, y por el momento no es posible. No es que yo no quiera ir. Es que, si en este momento fuera allí, esto crearía un problema bastante serio para las autoridades, de seguridad... Me gustaría mucho y lo quiero. Gracias.

(Padre Lombardi)

Todavía tenemos dos preguntas para terminar el giro que habíamos previsto. Thomas Jansen, por el grupo alemán, e Hiroshi Isida, el japonés. Invito a Thomas a venir.

(Thomas Jansen)

Santo Padre, hace unos días visitó el Parlamento Europeo en Estrasburgo, ¿habló también con el presidente Erdogan sobre la Unión Europea y la entrada de Turquía?

(Papa Francisco)

No, de este tema no hemos hablado con Erdogan. Es curioso: hablamos de muchas cosas, pero de esto no hemos hablado.

(Padre Lombardi)

Entonces, Hiroshi Ishida; vamos así a Asia.

(Hiroshi Ishida)

Santidad, tengo el placer de hacer la pregunta en nombre de los periodistas japoneses. Para mí, este viaje será el último en que podré seguirle, porque en enero volveré a Japón. Pero le esperaré con alegría el próximo año en Nagasaki con los fieles. Así que le preguntaré acerca de la «tercera guerra mundial» y las armas nucleares. Usted, durante la ceremonia que tuvo lugar en septiembre en Redipuglia, dijo que la tercera guerra mundial probablemente ya se combate «por partes» en todo el mundo. El próximo año será el 70 aniversario del final de la Segunda Guerra Mundial, así como de la tragedia de la bomba atómica en Hiroshima y Nagasaki. En el mundo hay todavía muchas armas nucleares. ¿Qué piensa de la tragedia de Hiroshima y Nagasaki, y cómo cree que nosotros, los seres humanos, deberíamos comportarnos con este tipo de armas nucleares y con la amenaza de la radiación? Gracias.

(Papa Francisco)

Debo decir dos cosas.

Primero: es una opinión personal, pero estoy convencido de que estamos viviendo una tercera guerra mundial por partes, por capítulos, por doquier. Detrás de esto hay enemistades, problemas políticos, problemas económicos – no sólo, sino que hay muchos, para salvar este sistema en el que el dios dinero está en el centro, y no la persona humana – y comerciales. El tráfico de armas es terrible, es uno de los negocios más fuertes en este momento. Y por eso creo que se multiplica esta realidad, porque se dan las armas. Pienso al año pasado, en septiembre, cuando se dijo que Siria tenía armas químicas. No creo que Siria fuera capaz de producir armas químicas. ¿Quién se las ha vendido? ¿Tal vez algunos de los mismos que la acusaban de tenerlas? No lo sé. Pero en este negocio de las armas hay mucho misterio.

Segundo: La energía atómica. Es cierto: el ejemplo de Hiroshima y Nagasaki... La humanidad no ha aprendido, no ha aprendido. Es incapaz de aprender lo elemental en este tema. Dios nos ha dado el mundo creado para que nosotros hiciéramos de esta «in-cultura» primordial una «cultura». Podemos llevarla adelante. Y el hombre lo ha hecho, y ha llegado también a la energía nuclear, que puede servir para muchas cosas, pero la utiliza también para destruir la creación, la humanidad. Y esto se convierte en una segunda forma de «in-cultura»: aquella in-cultura primordial que el hombre tenía que transformar en cultura se convierte en otra in-cultura, la segunda. Y esta es una in-cultura – no quiero decir el fin del mundo –, pero una in-cultura terminal. Entonces se deberá recomenzar de nuevo, y es terrible cómo esas dos ciudades han tenido que recomenzar de la nada.

(Padre Lombardi)

Vamos a hacer una última pregunta con Giansoldati, que se había inscrito por el grupo italiano y después concluimos.

(Franca Giansoldati)

Santidad, acaba de terminar este viaje a Turquía. No he oído nada sobre los armenios. El próximo año será el centenario del genocidio de los armenios y el gobierno turco tiene una posición negacionista. Quisiera saber qué piensa de esto. Y ha hablado antes del martirio de sangre, que recuerda directamente lo que ocurrió aquí y que ha costado la vida a un millón y medio de personas.

(Papa Francisco)

Gracias. Hoy fui al hospital a visitar al arzobispo armenio que está allí, enfermo desde hace tiempo, mucho tiempo. En este viaje he tenido contactos con los armenios. El año pasado el gobierno turco ha tenido un gesto: el entonces primer ministro Erdogan escribió una carta sobre el recuerdo de este episodio; una carta que algunos consideraron demasiado débil, pero que era – a mi juicio – un gesto, no sé si grande o pequeño, de tender una mano. Y esto es siempre positivo. Y puedo tender una mano, extendiéndola más o menos, esperando a ver qué me dice el otro para no meterme en apuros. Esto fue lo que hizo entonces el primer ministro. Una cosa que me preocupa mucho es la frontera turco-armenia: si se pudiera abrir esa frontera, sería algo muy hermoso. Sé que hay problemas geopolíticos en la zona que no facilitan la apertura de esa frontera. Pero debemos orar por la reconciliación de los pueblos. También sé que hay buena voluntad por ambas partes – así lo creo –, y tenemos que ayudar para que esto se consiga. Para el próximo año se han previsto muchos actos conmemorativos de este centenario, pero esperamos que se llegue por un camino de pequeños gestos, de pequeños pasos de acercamiento. Esto es lo que yo diría en este momento. Gracias.

(Padre Lombardi)

Muchas gracias, Santidad. Gracias por esta amplia conferencia, por esta conversación sumamente serena, que, debo decir, nos ha dado a todos una gran alegría y una gran paz. Para concluir, quisiera preguntarle sólo si dice unas palabras de saludo para la KTO, que es la televisión católica francesa, que celebra sus 15 años de vida.

(Papa Francisco)

La KTO... Un cordial saludo, un afectuoso saludo y mis mejores deseos de que vaya adelante para ayudar a entender bien lo que sucede en el mundo. Felicidades, y que el Señor los bendiga.

Y les agradezco su amabilidad, y por favor, no se olviden de rezar por mí. Lo necesito. Gracias.

(Padre Lombardi)

Muchas gracias a usted, Santidad, de verdad, por este regalo.

 

 



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